22. Hicimos un buen trabajo.

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Se sentía adormecido, el dolor constante en su cabeza se había apaciguado dejando rastros sombríos en su mente. Su corazón aún se henchía por el dolor, tan colmado de malos sentimientos que en lugar de dar respiros se sentía sollozar.

Era un extraño sentimiento que había sentido tantas veces en estos tiempos pero siempre lo sentía como la primera vez, tan abrumador y paralizante, dudaba alguna vez acostumbrarse a aquel desgarrador sentimiento, no quería hacerlo.

Se sentía tan agotado, a pesar de haber dormido toda la noche.

El día de ayer había sido tan frustrante y doloroso que no quería recordarlo.

Pero por más que lo deseara, las imágenes de aquel tipo sonriéndole descaradamente y burlándose cual cazador de su presa no salían de su mente.

-Mi cliente no acepta esta conciliación, y nos parece totalmente absurdo e incomprensible que se generara una citación más de conciliación cuando este caso no corresponde. Por lo tanto pedimos al área penal que abra el juicio sin más trabas -había dicho el abogado, sintiendo él mismo la indignación e impotencia de la situación.

El rubio sentía la amargura correr por todo su cuerpo, sintiéndose totalmente burlado por la justicia de su país, no podía creer que aún no se haya designado el primer juicio.

Había pasado un año, un jodido año y aún no se hacía justicia, las palabras “no hay pruebas”, “conciliación”, “niega” se habían quedado marcadas en su mente, generando una enorme repulsión dentro de él, las aborrecía.

Al igual que aborrecía todo lo que tenía que ver con aquel maldito, su voz, sus desagradables sonrisas, su sola y asquerosa presencia.

-Nos vemos otra vez… -susurró aquel tipo al salir de la central judicial, acercándose.

-Le pediré que no se acerqué a mi cliente -murmuró en un gruñido su abogado, quien lo había acompañado a la salida, en la espera de su hermano y NamJoon.

-Entiendo… -dijo con una sonrisa. -Entonces, nos vemos en la primera sesión, ¿verdad? -la carcajada final, estremeció su cuerpo, sus brazos sintiéndose temblar de rabia y miedo.

Podía lidiar con la rabia, miedo era algo que no quería sentir. Pero era un cobarde, él nunca había sido el valiente, ese era Taemin, y él ahora no estaba, por culpa de aquel miserable que ahora le sonreía.

Debía ser fuerte, se lo debía.

-Vete a la mierda -dijo firme, para luego avanzar hasta el auto de su hermano, siendo seguido por el abogado que trataba de protegerlo, ¿podría ser más lamentable?

-Hasta pronto… “bonito” -comentó en voz alta, al oír eso sus ojos se aguaron instantáneamente, y el dolor punzante se intensificó.

Con todo el enojo que sentía salió del auto y quiso ir a golpearlo, pero unos brazos en su cintura lo detuvieron.

-¡Te odio! -dijo en un fuerte sollozo, recibiendo otra sonrisa a cambio, aquel tipo tomó su carro y con parsimonia se marchó.

-Tranquilo Jimin, vamos, cálmate, sabes que si haces esto solo entorpecerás el caso, cálmate niño… -habló el abogado, quien desde que esto comenzó se había portado bien con él.

-Sí… -susurró sin aire dejándose caer nuevamente en el asiento.

Y eso había marcado el final, esperaba, ahora su abogado reuniría todas las pruebas que tenían, descontando las grabaciones de las cámaras del bar, las cuales habían desaparecido “misteriosamente”…

Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora