Petición

789 42 44
                                    

Probablemente no había nada más irritante en el mundo que desayunar escuchando la desagradable lluvia de indagaciones que le hacían mientras su interés por eso o la comida frente a ella, se esfumaba como el humo del hirviente té de jazmín y miel que se encontraba recién servido en la taza de porcelana frente a ella, y es que ni el ardor aquellos ojos ámbar podía lograr que la chica de cabellos de otoño les diese un merecido descanso después de obligarlos a estar en vela toda la noche entre crudas lagrimas e insomnio que aunque quisiera no podía detener al estar cruelmente obligada a pensar.

Si, a pensar y darle vueltas al asunto que tanto la acongojaba y la tenía sumergida en una inestabilidad emocional que la dejaba plantada en la misma situación sin encontrarle solución a su problema ¿Cómo mandar a la mierda a todos ellos? Comenzando con Dina y Zeke para terminar con su madre y padre respectivamente, puesto que deshacerse de los Fritz era el más sencillo de sus objetivos, por con ello estaría sometiendo a sus padres a pagar por sus delitos que en su mente aun joven e imprudente, parecía ser lo mejor.

Petra ignoraba a su madre quien nerviosa e histérica no dejaba de cuestionar que era lo que Dina le había dicho la tarde anterior en aquel despacho, y por qué sus aires de triunfo al despedirse de ella habían sido tan obvios, aquella mujer imaginaba que tal vez se había mofado de lo que sabía para corromper a Petra y dejarlos a ellos en mal pero no lograba entender por qué demonios les hacía todo eso con el fin de molestar a la niña de la casa, si lo que deseaba era la presidencia del país, hablándolo en privado con Peter Ral hubiese sido más digno que meterle chismes a su niña ¿Acaso su madre era tan estúpida como para no ver con claridad que todo giraba en torno a Petra y la relación con aquel despreciable ser?

-Vamos niña, dime algo que me tienes en suspenso ¿Acaso Dina te dijo más mentiras de nosotros?- Aquella mujer cambió de silla acercándose más a Petra mientras le sonreía ansiosa por escucharle al menos una mínima respuesta a alguna de sus múltiples preguntas.

La jovencita de cabellos de caramelo, se puso de pie y le dedicó una irada vacía a su madre, quien estaba por decirle que aquella falta de respeto no era apropiada, pero se tragó sus palabras ante el tono tan seco con el que su hija hilaba algunas palabras.

-Aquí la única mentirosa eres tú...- Petra lanzó la servilleta sobre la comida que no quiso siquiera mirar, para caminar hacia la salida, ya que se le hacía tarde, al menos en el colegio intentaría respirar un poco de aire fresco, la pobre necesitaba salir de inmediato de la mansión Ral, y mientras abría la puerta el coche, se daba cuenta de que Reiner no sería su chofer ese día, y que tampoco lo había visto en las últimas horas, mismas que sentía eternas.

Sin más, al entrar al auto, cerró la perta para dejar caer su cabeza con suavidad contra el vidrio de la ventada, cansada y notablemente irritada, su madre la vio partir a través del cristal de aquel ventanal etilo francés, aun con la molesta duda por saber que había ocurrido dentro de aquel despacho la noche anterior, y aunque Petra parecía indispuesta, la haría hablar puesto que ya encontraría los medios para ello.

El molesto azabache llegaba al instituto después de una mañana de quejas por parte de su madre e Isabel, una le pedía o más bien exigía que llevara a Petra más seguido a la casa y la otra no dejaba de repetirle cuanto disgusto le causaba la relación que mantenía con Nifa, como si todo aquello se pudiese solucionar con tan solo chasquear los dedos, de ser así de simple, en esos momentos estaría en la cama de Petra y no encontrándose con Nifa en el pasillo y sentir el tremendo deseo de mandarla por un caño.

-Amorcito mío, quita esa cara... Te ves más gruñón de lo normal sabes, y es que últimamente te noto muy tenso. Si quieres esta tarde podemos estudiar en mi casa, juro que me portaré muy bien y...- Nifa tuvo que tragarse una mirada de odio y desprecio, quedarse con las palabras en la boca pues Levi le dio la espalda, sabía que a pesar de tenerlo en sus manos ella nunca lograría dominarlo y hacerlo suyo como lo deseaba, someterlo a punta de chantajes era divertido, pero ganarse su desprecio hacían crecer en ella aquel odio por Petra y la maldita situación.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 24, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La pervertida de ojos color miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora