¿Quiero saber?

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Únicamente Levi y sus pensamientos homicidas ignoraban que bajo aquellas sabanas se encontraba una pervertida y tierna chica, que cometió el único error de dormir la siesta en territorio peligroso, pues mientras ella jugaba en aquella cama e imaginaba que retozaba con Levi, el cansancio y las terribles secuelas de la noche anterior provocaron que Petra cediera de una vez ante Morfeo,  aferrada a una almohada y con las sabanas cubriéndola por completo, ella simplemente se dejó llevar por el aroma del azabache y con rapidez cerró sus cansados ojos color ámbar, para caer en un sueño igual de delicioso que sus propias practicas indecentes e inocentes.

El azabache no se detuvo a pensar demasiado, poco le importaba quien era aquel maldito bulto en su cama, del cual solo un poco de cabello negro se asomaba, sabia a la perfección que nadie en su familia se atrevería a gastarle una broma, por lo tanto tomo valor al igual que velocidad y se acercó hacia el armario, evitó hacer ruido pues no quería que su presa se espantara, con mucho cuidado sacó de este un bate de béisbol, sus intenciones eran claras y poco le importaban las consecuencias, además sabía que las leyes estarían de su lado, pues fácilmente le diría a las autoridades que actuó en defensa propia ante un degenerado, asesino o sucio indigente que invadió su casa para hacer quien sabe que cosas.

Los ojos del azabache se nublaron en el proceso, estaba a punto de masacrar con un bate a alguien y no sabía de quién demonios se trataba o si en el proceso lo mataría, pero en ese instante tenía tanta cólera dentro de él, que se dispuso a actuar fríamente, pero antes de comenzar, debía ver el rostro del intruso y en cuestión de minutos, se paró a un costado de la cama, tomo el bate fuertemente con su mano derecha y con su brazo libre tomo aquella sabana que cubría el objetivo.

Tal vez fue cuestión de principios o simplemente el joven Levi sentía lastima por lo que le haría a aquel sujeto, pero en el preciso momento en que, el azabache deslizaba aquella sabana, cerró los ojos con fuerza y con rapidez llevo ambas manos al bate de madera que con agilidad levantó y preparo para comenzar la embestida de golpes violentos sobre aquel cuerpo, pero,  nuevamente se detuvo a pensar solo unos cuantos y fugaces segundos, manteniendo sus ojos cerrados y todas sus células concentradas en lo que se aproximaba. Sangre sobre las sabanas, las paredes llenas de aquellas gotas carmesí tan difíciles de limpiar, los jodidos forenses revisando cada detalle de su habitación, el mierdero juzgado y los dolores de cabeza que eso le provocaría a su madre, mierda,  no sería nada agradable matar a ese sujeto, si lo pensaba una vez más, su delito seria aun peor que el del intruso... por lo tanto, respiró con pesadez y aflojo el agarre de su arma, con suavidad abrió los ojos y se dio cuenta del jodido error que iba a cometer, pues si no se hubiese detenido a tiempo, hubiera matado a golpes a una mujer, una semidesnuda y desconocida chica que dormía sobre su cama mientras aprisiona con sus brazos y piernas una almohada, su almohada favorita para ser exactos. 

La delicada criatura aun dormía apaciblemente y su suave respirar confirmaba que se encontraba profundamente inconsciente de lo que sucedía mas allá de su placentera siesta. El desconcertado  azabache dejo de sostener el bate con sus fuertes manos  y el sonido que este provoco al desplomarse sobre el suelo, nada más logro que la durmiente oji miel se removiera sobre aquel colchón, aun somnolienta comenzó a susurrar dulcemente y apretaba aún más la almohada, mientras gemía adormilada y levemente consciente del lugar en el que se encontraba.

-Le-Levi...

Aquel silencioso susurro que se escapó de los sensuales labios de la chica acompañado con un suspiro, fue suficiente para que el anonadado Levi reaccionara y se diera cuenta de lo imbécil que se veía frente a su cama observando a la maldita intrusa, aquella desvergonzada chica que estaba en ropa interior reveladora e inapropiada, restregándose en su cama y ¿gimiendo su nombre?  El azabache restregó su rostro un tanto avergonzado y en vez de molestarse y sacarla a patadas, estaba fantaseando con la desconocida pelinegra y eso era peligroso, pues incluso tuvo un destello de imaginación en el que se veía a él mismo acorralándola bajo su cuerpo mientras la embestía salvajemente. Aquellos pensamientos propios de un adolescente de su edad, le hicieron incluso acercarse a la chica de manera cautelosa, el curioso e incitado Levi apoyó sus rodillas en la cama y con lentitud se situó sobre la chica de aquella manera que encontró similar a otra de sus calurosas experiencias, ya antes había acorralado a una dormilona chica sobre un sofá y en ese momento la imagen de Petra se apoderó completamente de él y dudó en si seguir o no, pues no quería repartir una vez más la vergonzosa escena de quedarse a medias con una chica, ya que la tarde anterior dejo de follar con Nifa en el momento en que recordó a su peli naranja. .

La pervertida de ojos color miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora