Capítulo 33

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Carrera a contra reloj

     No tenía ni idea de qué era lo que planeaba Hermione; en realidad ni siquiera sabía si tenía algún plan. 

     Harry y Umbridge salieron detrás de ella del despacho sin decir ni una palabra.

     -Maldita traidora -oí a Ginny en mi dirección.

     -Que mantengan la boca cerrada -les dije a los otros-. No me apetece oír a estos idiotas. 

     Ron estaba como su hermana, rojo de la ira. La mirada de Neville iba desde desconcertada hasta decidida, como si me quisiera pegar un puñetazo aunque no supiera exactamente porque. Luna seguía mirando tranquilamente por la ventana. 

     -¿A donde vas? -preguntó Draco cuando me levanté.

     -Voy a buscar algo para controlarlos. Tengo un par de pociones en mi habitación que me apetecería probar por primera vez en humanos -contesté-. Procurad que no hagan demasiadas tontería. 

     Salí del despacho, lo primero que hice al cerrar la puerta fue buscar la poción en mi tunica. Había calculado mal: no me quedaba ninguna botellita llena del calmante. Ya empezaba todo mal. Empecé a recorrer el castillo corriendo, ¿Dónde habrían podido llevar a Umbridge? Necesitaba comunicarles que todo era una trampa. A lo mejor podía borrarle la memoria a la directora o intentar cambiársela.

     Si me salía mal y se quedaba más idiota de lo que ya era, nadie lo notaría. 

     Me recorrí casi todo el castillo cuando algo me llamó la atención. Vi por la ventana como los prisioneros del despacho de Umbridge corrían hacia el bosque prohibido. Se habían escapado, y todos iban varita en mano.

     ¡Me cago en la monja que me cuidó!

     Salí corriendo, casi ahogándome y crucé el vestíbulo, la escalinata y los jardines. 

     -¡Nyx! -le dije-. Necesito que me lleves con Umbridge, Harry y Hermione. No podemos dejar que la vieja mate a algún alumno, ella sería capaz.

     Nyx me empezó a guiar, esquivando y aturdiendo varios animales que venían hacia a mi. No había tiempo que perder. Era posible que Hermione quisiera llevarla hacia Grawp, pero si lo veía la directora solamente serían más problemas.  

     Luego estaban el que de ahora en adelante llamaría el trío de plata junto con Ron. Éramos demasiados en el bosque... si los centauros se enteraban se iban a cabrear, y si Umbridge se topaba con ellos y no mantenía su boca cerrada sería aún peor. 

     Me caí, clavándome todas las piedras en mis rodillas. ¿Cómo podía ser tan patosa en estos momentos? Me levanté rápidamente y oí gran alboroto. 

     -¡JAGI!

     Era la voz de Grawp. ¿Jagi? O mierda estaba buscando a su hermano. 

     Seguí a Nyx lo más rápido posible, pero se detuvo y miró hacia arriba. ¿Por qué había seis alumnos montados en thestrals volando? 

     -Debe de ser una mala broma...

     Llegaba tarde, los otros ya estaban hiendo hacia el ministério.

     -¡Soy Dolores Umbridge! -gritaba una voz-. ¡Subsecretaría del ministro de la Magia y directora y Suma Inquisidora de Hogwarts! No os acerquéis bestias.

     ¿Cómo podía ser tan idiota?

     -Nyx, busca a Tenebrus y tráemelo -le ordené.

     Seguí las voces y el alboroto. Todo me llevaba a una especie de desnivel. Mirando hacia abajo, vi una docena de centauros acorralando a Umbridge, que los apuntaba con la varita con la espalda apoyada en la pared de roca en la que yo estaba.

Lilianne y la Orden del FénixWhere stories live. Discover now