Capítulo 26

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Visto y no visto

     En la próxima sesión de ED, Harry admitió a todos que había tenido una entrevista con Rita y toda la información sería publicada en el Quisquilloso.

     -Estoy impaciente por saber lo que opina la profesora Umbridge de tus revelaciones a la prensa -le dijo Dean, atemorizado, el lunes por la reunión 

     -Has hecho lo que tenías que hacer, Harry -terció Neville, que estaba sentado enfrente. Estaba muy pálido, pero añadió en voz baja-: Debió de ser... muy duro para ti hablar de todo eso, ¿verdad? 

     -Sí -musitó el chico-, pero la gente tiene que saber de qué es capaz Voldemort, ¿no? 

     -Claro; bueno, él y sus mortífagos -coincidió Neville asintiendo con la cabeza-. La gente debería saber...

     Neville dejó la frase inacabada y siguió con la clase.

     Al parecer, gracias a el ungüento que les di a los gemelos, habían podido acabar los Surtidos Saltaclases y ya podían eliminar esos granos. Me ofrecieron darme mi parte de las ganancias, y yo acepté con sumo gusto. Me dio la impresión de que estaban planeando algo grande, y necesitaban mi ayuda para algo.

     Los dos hermanos estaban un poco mal. Sin el quiddich, se sentían mal, y no tenían ganar ni de ir a ver el partido Gryffindor Hufflepuff. Ron no paraba ni una si lo miraban, pero Ginny era muy buena porque según Hermione se había colado en el cobertizo desde lo seis años y montaba en escoba cuando no la veían porque sus hermanos no la dejaban jugar.

     No me gustó ir a ver el partido, y como siempre, me obligaron a ir. Lo mejor que podía decirse de aquel partido era que fue corto; los espectadores de Gryffindor sólo tuvieron que soportar veintidós minutos de martirio. No resultaba fácil decidir qué había sido lo peor, pero creía que la palma se la disputaban la decimocuarta parada fallida de Ron, el momento en que Sloper no logró darle a la bludger y en cambio golpeó a Angelina en la boca con el bate, y el espectáculo que montó Kirke, que se puso a chillar y cayó de espaldas de su escoba, cuando Zacharias Smith salió zumbando hacia él con la quaffle. 

     El milagro fue que Gryffindor sólo perdió por diez puntos: Ginny consiguió atrapar la snitch cuando la bola estaba debajo de las narices de Summerby, el buscador de Hufflepuff, de modo que el resultado final fue de doscientos cuarenta a doscientos treinta. 

     -¡Buena jugada! -le dijo Harry a Ginny mientras íbamos de vuelta al castillo

     Todos los Gryffindor desfilaban con una atmósfera parecida a la de un funeral especialmente triste. 

     -He tenido suerte -replicó ella encogiéndose de hombros-. No era una snitch muy rápida, y Summerby está resfriado: ha estornudado y ha cerrado los ojos justo en el peor momento. Pero cuando tú vuelvas al equipo... 

     -Me han suspendido de por vida, Ginny. 

     -Te han suspendido mientras la profesora Umbridge siga en el colegio -lo corrigió ella-. No es lo mismo. En fin, cuando tú vuelvas, creo que me presentaré a las pruebas de cazador. Angelina y Alicia se marchan el año que viene, y de todos modos prefiero marcar goles a buscar. -Harry miró a Ron-. Angelina sigue sin dejarle renunciar -le explicó Ginny como si le hubiera leído el pensamiento a su amigo-. Dice que está segura de que lo lleva en la sangre. 

     Ron había salido del terreno de juego en medio de otro atronador coro de «A Weasley vamos a coronar» entonado con verdadero entusiasmo por los de Slytherin, que ya eran los favoritos para ganar la Copa de quidditch. Los gemelos se le acercaron. 

Lilianne y la Orden del FénixWhere stories live. Discover now