Prólogo

731 91 181
                                    

— ¿Qué ves aquí? — de nuevo con las manchitas de mierda

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

— ¿Qué ves aquí? — de nuevo con las manchitas de mierda

— Una berenjena muerta

— ¿Y aquí? — me mostró la siguiente

— ¡Una puta berenjena pudriendose por dejar la verduleria!

— Gerard — suspiró mi terapeuta — me dijiste que ya habías superado a tu ex — miró incrédulo

— Superadisimo — sonreí mostrando mis dientes

Esa cita con mi terapeuta fue la última y fue hace casi ocho meses, dos días antes de emprender mi viaje con Bert a un retiro espiritual para limpiar nuestras energías.

El Padre de Bert había fallecido, entonces con su herencia decidió invitarme al Tíbet. La tienda en la que trabajaba aún existía, Bert se hacía cargo de ella a la distancia.

— Se llamará Tibert — me aseguró en el avión — me voy a conquistar a los monjes tibetanos y me van a adorar — me sonrió —, ya sabes, soy un encanto — se acomodó en el asiento y cerró los ojos

— Claro, te besaran el culo triste que tienes — asintió

— Cariño, si el secreto de tener un buen culo es ser pasiva, entonces déjame con esta tristeza — reímos

Bert no tardó mucho en mostrar su intensidad. En cuando las azafatas dieron los consejos de seguridad y avisaron que el vuelo iba a despegar, Bert se levantó arduamente gritando que no podían despegar, le tenía pánico a las alturas. El color azul de sus ojos se había perdido en el extasis de sus pupilas, estaba loco, con un tic nervioso en su párpado y todo.

— ¡No! ¡Olvida el viaje espiritual! — gritó — ¡Yo me bajo de esta mierda! Me uno a los Antares de la Luz que me queda más cerca — insistió

— Bert, ese tipo está preso — reí — ya, siéntate

— Señor, le pido respeto por los demás pasajeros — pidió una azafata — su amigo me dijo que no se había tomado sus medicamentos — le ofreció un vaso de agua — tenga

— ¿Qué medicamentos? — me miró — Gerard, olvídalo — negó frenético —

— Ni una mierda

Me aventure a tomarlo por los hombros y meterle dos pastillas de clonazepam en la boca, le tapé la nariz y le tiré el agua, casi toda le cayó en la cara, la otra seguramente le ayudó a pasar las pastillas. Dos horas después estaba durmiendo como un bebé.

— Retiró espiritual, voy por ti — le dí un par de golpes a la rodilla de Bert y observé por la ventana — ¿Qué se sentirá que te folle un monje?

Estuve casi cinco meses completos en el Tíbet, fue la experiencia más magnífica y sanadora. Bert ya estaba pensando en usar túnicas naranjas y largas, también pensó en cortarse el cabello, quedar pelón, y se había puesto una pegatina roja en la frente, le dije que eso era de la India pero insistió en usarla.

Estaba realmente estudiasmado por todo esto y vaya, yo igual.

En una de las salidas turísticas Bert corrió hacía un grupo de turistas, insistiendo que Pedrito Engel estaba entre ellos. Y fue cierto, comenzó a llorar, gritar, lo abrazó y le exigió que leyera su mano, Pedrito le dijo que él no hacía esas cosas. También le insistía que esto era cosa del destino, que tenían una conexión astral tan grande que los planetas se habían aliniado para encontrarse en el Tibert, oh... Sí, porqué no tardó mucho en bautizar este hermoso lugar e insistirle a Pedrito que él sería el próximo monje elegido.

Les saque una foto.

Pedrito salió así porqué nos estaba cobrando por la foto

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

Pedrito salió así porqué nos estaba cobrando por la foto.

¿Ese es tu ídolo?

Mi regreso a casa fue extraño, volvía a estar solo porqué mi querido mejor amigo, decidió quedarse por aquellos lugares quien sabe cuanto tiempo.

Frank se había ido hace un poco más de un año, la verdad es que ya no dolía tanto, sólo un poquito.

Al principio veía mis historias y a veces comentaba mis fotos, yo tenía tantas ganas de matarlo pero para mi no existía.

¿Quién es Frank?

Un día, sólo por mera curiosidad decidí entrar a su perfil, pero me había bloqueado ¡El muy hijo de puta me había bloqueado! Era un imbecil y yo, un espía demasiado hábil.

Recuerdo que cuando Lindsey terminó con Jessicka creamos una cuenta ficticia y ¿Adivinen? Sí.

Ahora podía ver el perfil de Frank sin problemas, pero tranquilos, ya estaba superado.

Un par de semanas después conocí por Grindr a Gabe. La descripción de su perfil me pareció bastante interesante y tentadora, se notaba que era un chico bastante culto.

Descripción: 25 cm

¿Quién podía con algo así? Resultó ser  el hombre perfecto; tierno, completamente tatuado, amante de los animales y vegano. Oh... Y con 25 cm.

¡JAMÁS HABÍA CONOCIDO A UN HOMBRE ASÍ!

A los dos meses de conocernos, Gabe se vino a vivir a mi departamento, me regaló un perrito siberiano de ojos hermosos, y era especial, no crecía, osea era enano.

Le puse Frankie.

¿En qué estaba ahora? Después de una larga y cansadora sesión de sexo, me estaba sobando el culo y poniéndome hielo sobre el cojín del sofá para sentarme, Gabe estaba cocinando sus cosas raras, estaba sólo en bóxer, mostrando sus tatuajes y tentandome a olvidar mi dolor de trasero. Pero no, no por hoy.

Debía entregar un proyecto para una escuela, tenía motivar a los chicos a estudiar artes ¿Cómo los motivaria? Soy una copia de Bowie, un cliché de artista y gay, todo lo que podía espantar a los mocosos. Pero debía poner de mi parte, después de todo trabajar en una escuela pública podía ser el trabajo más decente para un artista plástico fuera de Nueva York.

Lo terrible es que me decían tío y no Miss.

— Chanchito — así me decía de cariño, yo lo odiaba — ¿Puedes cambiarle el agua a Frankie? — me preguntó mirándome desde la cocina

— Sí — me levanté del sofá con cuidado — mierda — acaricié mi trasero, escuché una carcajada  — Claro, ríete lo que quieras, un día te va a tocar — recogí mis pantalones para ponermelos

— Eres demasiado pasiva para eso — caminó hacía mí — y no te abroches los pantalones — me dio un guiño

Rodé mis ojos y caminé hasta el balcón, Frankie dormía tranquilamente. Abrí la botella de agua que estaba al lado de él y puse agua en un plato metálico con su nombre.

Salté del susto al escuchar un portazo, miré hacía abajo.

Era un camión de mudanzas.

Departamento 504 [×Frerard×]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu