Capítulo 10: Frenesí

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La experta en armas dio dos ligeros toques en la gran puerta de roble esperando que aquella voz le diera acceso a la habitación, una vez puesto un pie en el lugar se detuvo ligeramente al ver una espalda conocida enfrente suya, titubeó ligeramente mientras un sentimiento amargo se instalaba en su interior, pero continuó su camino hasta posicionarse enfrente del escritorio.

‒Tsunade-sama.

La rubia le sonrió ligeramente y se levantó de su silla para buscar unos papeles entre el las torres que abundaban en el escritorio e ignoraba.

‒Aquí esta, necesito que vayan a la aldea de las fuentes termales‒ hojeó la carpeta de la misión‒ Nos llegaron reportes de que cosas extrañas están pasando muy cerca en los límites del lugar, han desaparecido personas y luego de este informe perdimos comunicación con la aldea. Es una misión de recolección de información, para la evaluación de la situación. Si esta en sus manos acabar con tal inconveniente, adelante, sino esperaremos noticias en 48 horas para confirmación de envió de refuerzos.‒ Los observó detenidamente. ‒ Partirán de inmediato.

Ambos confirmaron y salieron de la oficina del Hokage, aunque cada quien se fue por su lado. Cualquier par debió ponerse de acuerdo para saber donde encontrarse y en cuanto tiempo, menos ellos. Lo sabían por tanto tiempo juntos. Aunque el no entablar algún contacto físico era por otra razón.

Una vez que empacó todo lo que pudiese necesitar en la misión se encaminó saltando por los techos de las casas a la entrada de la aldea, encontrando a su compañero apoyado en las grandes puertas de la aldea y con una sola mirada salieron de la aldea.

El ambiente entre ambos era sumamente pesado, intenso e incómodo.

Mientras se desplazaban entre los arboles, dada la urgencia de la misión. Tenten observó a su compañero en algunas ocasiones, intentando pensar o descifrar su sentir.

Estaba realmente furiosa, indignada y anonadada de las recientes acciones que había realizado el Hyūga. Aquel que cuidaba cada acción, movimiento, palabra y pensamiento de su persona hasta el más mínimo detalle. Había perdido el control por completo, y ella se sentía sumamente frustrada de no poder comprender que acontecía en él, que había sido calificado como genio. Sintió su wakizashi entre su ropa. Solía llevarla siempre con ella desde que se la dieron para tener un arma secreta cuando las cosas se pusieran difíciles y le había servido en varias ocasiones y disfrutaba en demasía los cortes certeros que realizaba y con tanta elegancia. Todo eso despertó varias ideas y pensamientos en su cabeza.

Intentó pensar cuando había comenzado tal cosa, desde hace un tiempo que las cosas habían sido distinta entre ellos, desde meses atrás cuando él le había regalado la katana que tanto había anhelado. Aquella ocasión no fue solamente la acción de obsequiársela, sino de escucharla cuando ella lo decía y tomarse la molestia de buscarla. Esa vez lo había sentido de cerca cuando lo abrazó y juraba que iba a salirse su corazón ante tal acción. Su aroma masculino filtrándose por su nariz, fue demasiado para ella. El día en el karaoke no podía recordarlo adecuadamente, pero algo había sucedido, solamente tenía imagenes difusas, de ellos bailando aunque realmente se decía a ella misma que era un sueño bastante bueno, por que jamás, bajo ninguna circunstancia el genio bailaría con ella ¿cierto?

 Aunque... la mirada del genio hacía ella era más cálida. La misión de la isla de la luna había sido el detonante de pensar y suponer que el Hyūga podría estar interesado de alguna manera. La forma en la cual la observaba cuando le subía la cremallera del vestido. Por que si, Tenten había estado observando desde el espejo que tenía enfrente, aquella mirada malva tan intensa y cargada de tantas sensaciones que la fémina poco pudo determinar y más cuando el genio encontró su mirada en el espejo. Sus mejillas ardieron y su piel se estremeció demasiado al sentir sus dedos rozar su espalda. Iba a morir, realmente su corazón iba a pararse en cualquier momento y ella no iba a arrepentirse de la razón del infarto. Esa mirada que le sacó el aliento, sus ojos feroces, transmitían tanto calor. Y después al escucharlo tocar por primera vez, fue tan exquisito, perfecto y el sonido de las notas endulzaron sus orejas. Ella quiso decirle en ese momento. 

Gazes to the soul [Nejiten]Where stories live. Discover now