Capítulo 17: Fluctuación

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Caminaba de manos a una gran velocidad, mientras dejaba salir frases de animo que iban a juego con la persona a su lado. El sudor descendía como gotas aperladas de su rostro hasta llegar a su barbilla y caer al suelo. Sus manos moviéndose con gran agilidad y dominio a pesar de las pesas que sus piernas cargaban con normalidad y de las cuales estaba acostumbrado.

—¡Siento mis músculos arder con la llama de la juventud!

—Esa es la intención, entrenar en cada momento que se pueda Lee, ejercitando tu alma tanto como tu cuerpo.

Lee gritó en señal de aprobación y avanzaron un par de kilómetros más. Maito Gai se detuvo en ese momento y sus piernas hicieron contacto con el suelo luego de unas horas en el aire. Lee imitó su movimiento y ambas miradas oscuras se dirigieron al norte, viendo una columna de humo subir por la magnificencia de un cielo sin nubes.

Alumno y sensei se observaron unos segundos, asintieron para continuamente emprender a gran velocidad, una bastante envidiable, hasta las puertas de Konoha que estaban a una corta distancia. Cuando estaban acompañados debían limitarse en su velocidad, ahora estando solos y entre ellos tenían una imaginaria competencia de rapidez.

Las grandes puertas de Konoha los recibieron a la par que unos aliados eran lanzados por los aires. Una fuerte ráfaga de aire los recibió. Lee cubrió su rostro con su antebrazo y observó con detenimiento el panorama.

Konoha estaba bajo ataque.

Gai se acercó al ninja que se encontraba en pésimas condiciones para obtener información de este acontecimiento. Aunque no había mucho que decir. Enemigo no identificado se habia infiltrado a la aldea. Lee observó a Gai mirarlo un leve segundo para comunicarle su forma de actuar. Dividirse para evaluar la situación y arrasar con el enemigo. Rock Lee asintió y salieron disparados entre las calles.

Lee avanzó viendo a la gente ser evacuada hasta un lugar seguro. Ayudó a una mujer en la cual su pierna quedó atrapada entre los escombros. Lo retiró con cuidado y comprobó que podía caminar antes de acercarla hasta los ninjas que estaban guiando a la gente. Saltó hasta llegar a un techo alto encontrándose con el panorama más desalentador. Llamas por doquier, gente huyendo por su vida y gritos.

No entendía nada de lo que estaba sucediendo. Hace un par de semanas se habían ido a realizar una misión de escolta. La situación fue un tanto problemática, pero nada que ellos no pudieran controlar. Sus planes al regresar era ir a comer hasta reventar barbacoa y entrenar al día siguiente con Neji, para después ir a ver la tumba de Tenten. Algo que solía hacer con regularidad para contarle las nuevas noticias o el informe de su misión. Su presencia o la idea de que estuviera ahí escuchándolo lo tranquilizaba, ya que pensaba que ella estaba a su lado, que nunca se había ido. Como si nada hubiera cambiado en lo absoluto y el equipo Gai estuviera completo. Aunque eso no podía estar mas lejos de la realidad. Tenten no estaba y tenían que lidiar con lo que había quedado de Neji, una pequeña parte a la cual se aferraban.

Ese trágico día habían perdido a dos miembros del equipo, lo cual le pesaba con fuerza. Sin embargo, ahora Mejí estaba mejor. Iba a comer con ellos, mostraba interés, los buscaba, su mirada oscura era más clara y su cabello estaba casi tan largo como lo tenía, después de todo habían pasado ya dos años de aquel fatídico día. Aunque Neji no había vuelto a sonreír. Sus ojos no brillaban como cada que miraba a Tenten. Todo tenía una consecuencia y debían sacar lo mejor de todo esto.

Y ahora bajo nulo pronóstico había un ataque en Konoha. La primera incógnita era ¿cómo habían entrado? ¿Y cómo no habían logrado frenarlos? El enemigo debía ser lo suficiente fuerte para atacar a una de las aldeas mas fuertes e importantes del país del fuego en su propio terreno, era una idea suicida. ¿querían probar su fuerza o....

Gazes to the soul [Nejiten]Where stories live. Discover now