13.Ratón enjaulado.

Start from the beginning
                                    

-¿Creías que no había pensado en ese pequeño detalle? Por favor a esta criatura divina que tienes frente a ti no se le escapa nada- comenta con expresión del rey de los engreídos.

-El Jace idiota ha vuelto- digo rodando los ojos.

- Voy a abrir un agujero con una rama que sea lo suficientemente fuerte, lo entierro y luego trato de desaparecer la sangre de ese símbolo o lo que sea con las hojas, pero para que no se note que están untadas de sangre ponemos más encima y cubrimos todo, lo ideal sería cubrir la sangre con tierra pero como no hay y no tenemos pala entonces por el momento esto servirá, además la sangre se secará pronto y no se notará que pasó aquí- me dice orgulloso.

Yo quedo con la boca abierta ¿En que momento pensó todo eso? 

Eso fue...

-Hablas como el maestro del crimen, ¿Cómo rayos sabes todo eso? ¿Acaso tienes un lado oscuro?- Jace ríe abiertamente.

-¡Por supuesto!. Que no sabías que solo me acerque a ti para ganarme tu confianza y luego asesinarte en una noche oscura y ocultar tu cadáver- bromea todavía riéndose por mi expresión.

-Imbécil, pero no soy un objetivo fácil, solo te aviso. 

-De idiota pasamos a imbécil- me dice y pone una mano en su mentón como si pensara- ¿Esa es toda tu gama de insultos?

Yo no respondo y él se ríe todavía más.

-Mejor solo pásame esas hojas mientras yo hago el resto, tendremos que volver pronto. Es más, me sorprende que no nos hayan venido a buscarnos ya.

Decido hacerle caso y paramos de hablar durante todo el rato en que entierra el conejo y cubre todo con hojas y ramas y me pregunto como es que no se ha ensuciado con la tierra y aún conserva su ropa impecable, eso no puede ser normal ¿O sí?. 

Cuando ha terminado todo recoge la muñeca, se levanta y se posiciona a mi lado.

-Eso es todo. Nada paso.

Y es cierto todo luce normal como si el montón de hojas siempre hubiera estado ahí.

-Ahora solo falta decidir el destino de esto- dice enseñando la muñeca- ¿Crees que deberíamos llevárnosla y en una de las fogatas ocultarla entre las ramas para quemarla?   

-¡¡¡NO!!!- grito potentemente.

Jace me mira extrañado como si no entendiera un rábano.

-¿Qué? ¿Por qué no?

-Bueno...bueno- ¡una excusa, una excusa!- Es que cuando era pequeña tenía una muñeca así y lloré mucho cuando se me daño y la verdad quiero conservarla- le digo con fluidez y me sorprendo a mi misma por lo natural que me salió.

-¿Y eso que tiene que ver?, esta no es tu muñeca y además no te creo nada, eso es ridículo, nadie va por el mundo recolectando basuras que le recuerdan a su niñez, así que debemos quemarla, si es que tanto quieres una cómprate otra en mejores condiciones, aunque no creo que lo hagas, sin ofender pero no te veo como una niña que le encanten las muñecas, tienes cuanto ¿dieciséis? 

Me sentí frustrada pero no repliqué más. Él tenía razón, no tenía sentido que quisiera esa muñeca y más si había pasado por las manos de "ellos". Lo mejor sería quemarla.

-Bien. Y son 17.

Jace me sonrió y paseo sus ojos por el lugar, pero se detuvo en el suelo junto a mí, su expresión cambió a una de extrañeza así que seguí su mirada para encontrarme con la nota tirada en el suelo, al parecer se me cayó en una parte de mi rabieta.¡Mierda!. Antes de que pudiera actuar él se acercó y la recogió, cuando la lee dirige su atención a mí .

El deleite de tu peligrosa miel.Where stories live. Discover now