Capítulo 44

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Aviso: este capitulo puede contener escenas violentas



Realmente espero que estés escuchando esto solo tú, sería muy incómodo que cayera en manos de algún detective o tus amigos.

Su voz calmada salió del reproductor y lo oí reír brevemente.

Lo más probable es que cuando estés escuchando esto habrás descubierto mi humilde morada, así que espero que estés cómodo y perdón por el desorden, debajo de mi cama hay una pequeña heladera con bebidas por si quieres servirte —me ofreció y mire detrás de mí confundido por no haberlo visto antes.

Me arrodille sobre el piso y abrí la conservadora observando que estaba bien provisto.

Imagino que tienes muchas preguntas —dijo él y sin poder contenerme asentí con la cabeza aunque sabía que era estúpido porque él no estaba ahí —Bueno supongo que tendré que empezar por el comienzo. Crecí en esta casa, mi padre la construyo y le agrego este cuarto especial para sus experimentos.

¿Experimentos?

Si te preguntas a que me refiero con eso puedes verlos algunas fotos en la mesa.

Me levante de la cama y revolví un poco entre los papeles y cartas, había algunas fotos en blanco y negro muy borrosas.

Sentí nauseas al verlas.

Tenía una obsesión con amputar y volver a pegar, le gustaba pensar que creaba al monstruo de Frankenstein pero en realidad no eran más que deformidades inútiles, no sé en que momento creyó que si le amputaba los brazos a un tipo y se los pegaba a otro en la espalda estos iban a funcionar.

Deje las fotos de lado con esas criaturas antinaturales que alguna vez habían sido personas como yo.

De cualquier forma él se fue hace mucho tiempo, un accidente, lo empuje por las escaleras y se quebró el cuello, sí, sé que no suena como un accidente pero fue lo que todos pensaron.

Trate de no imaginármelo porque me daba escalofríos.

Solo tenía diez años, sentía que debía seguir lo que él tanto había querido continuar y empecé a hacer mis propios experimentos en ese mismo cuarto, probé con animales, secuestre al amado perro de mi vecina y le arranque las patas traseras, pero antes de que pudiera seguir practicando me harte de sus aullidos y le aplaste la cabeza con un mazo que saque del arsenal de armas de mi padre.

La imagen mental fue imposible de evitar.

Eso no me impidió seguir practicando, pero los animales me aburrían así que decidí saltar a las personas, no fue fácil, me sentía inseguro al principio, todo tenía que ser perfecto, mi padre había matado a cientos de personas sin que nadie lo descubriera yo tenía que ser como él, lo llevaba en la sangre...

Él se detuvo por unos segundos.

Nací con unas habilidades que no muchas personas poseían. Podía ver en la oscuridad sin problemas, era muy rápido y si yo lo deseaba nadie podía escucharme acercarme ni aunque estuviera a solo centímetros de él. Mi padre tenía esas habilidades y de alguna forma creyó que eso lo convertía en una especie de Dios perfecto, estaba obsesionado con la perfección en sí. Compartía un poco su punto de vista pero tenía mi propia visión de las cosas.

Recordé todas las veces que mientras estaba drogado y a su merced me acariciaba la cara y decía que era perfecto recorriéndome con su mirada enfermiza.

Pronto descubrí que encontraba más satisfacción solamente amputando y me di cuenta de que estaba listo para seguir mi propio camino, más alejado de lo que mi padre había hecho, no tenía una motivación clara simplemente era un entretenimiento. Mi primera víctima fue uno de los hijos de las amigas de mi madre, yo había cumplido los trece y los dos teníamos la misma edad. Lo lleve hasta abajo de mi casa con la excusa de mostrarle un lugar para jugar, pero creo que solo yo me divertí ese día, primero le rompí las piernas con un martillo para que no huyera y descubrí que sus gritos era más satisfactorios que los aullidos de los animales, luego busque una piedra grande en el jardín y le reventé la cabeza con ella.

Sentía deseos de dejar de oírlo pero había luchado tanto para encontrarlo, así que me quede de pie en el mismo lugar ansiando que esa tortura terminara.

Deje su cadáver cerca de un bosque, no encontraron las pruebas de que fui yo y por supuesto asistí a su funeral y di un discurso sobre lo mucho que extrañaba a mi gran amigo. La gente siempre confía en las cosas que digo ni siquiera tú fuiste la excepción.

Era cierto, había creído en todo lo que él había dicho apenas lo conocí, era incapaz de imaginar la bestia que se escondía detrás.

Mis siguientes víctimas no fueron nada que no hayas imaginado, lo hacía como un pasatiempo pero fue difícil mantener ese estilo, sobre todo por la situación en casa.

Él hizo una pausa y de alguna forma el silencio me era insoportable.

Mi madre era una mujer muy estricta, ella se enojaba mucho por todo, es por eso que siempre estaba en esa habitación, ella no lo conocía así que era un buen lugar para escapar de ella cuando bebía —él dejo de hablar y lo oí respirar pesadamente.

Su confesión me había tomado por sorpresa.

Detuve mis crímenes el día en que él llegó a mi vida —dijo y lo oí reír con melancolía —Ni siquiera me atreví a despegar sus fotos cuando puse las tuyas, aún me gusta pensar que está ahí.

Me acerqué a la pared y despegue una foto mía, cuando alumbre con la linterna de mi teléfono vi otra foto de debajo.

Era un chico ciertamente parecido a mí, con el cabello platinado y los ojos de un verde oscuro.

Guillermo —soltó Samuel.

De repente la cinta se acabó.

Rápidamente coloque la siguiente.



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Sweet But Psycho ; RubegettaWhere stories live. Discover now