Capítulo 17

928 181 66
                                    

Algunas veces creo que jamás salí del depósito, que sigo atrapado debajo de la estantería, con mis huesos rotos y mis sentidos apagados.

Y hay otras veces que pienso que abandone una prisión para caer en otra.

Llevo semanas soñando con lo mismo.

No puedo entenderlo ¿Cómo terminé así?

Mi vida se jodió frente a mis ojos y ni siquiera sé cómo pasó.

Estoy mandando un mensaje, después estoy en el piso, no sé cómo llegue y luego una estructura diseñada para no caerse fácilmente se me viene encima y no puedo hacer nada por detenerla.

Pero en mis sueños ocurre de forma diferente.

Hay una figura oscura que mira desde un piso más arriba, un hombre, va vestido por completo de negro y tiene una capucha puesta así que no puedo verle el rostro.

Mi cabeza da vueltas pero podría jurar que él me empujó y es por eso que estoy en el piso sangrando e inmóvil.

Luego lo veo desaparecer en las sombras pero puedo oír sus pisadas, él se detiene, escucho golpes y mi visión se obstruye por una estructura metálica que viaja hacia mí a una velocidad peligrosa.

No sé quién es, no sé si es producto de mi imaginación, pero siempre está ahí, mirándome desde la oscuridad.

Es solo una tontería.

Todo fue un accidente.

Solo un accidente.


—Me gusta tu nuevo cabello —dijo él mientras jugaba con uno de mis mechones blancos.

—Yo lo odio.

—Creí que te gustaba —dijo Samuel confundido.

—Ya se me pasó el efecto de la droga pero si me meto otras cinco pastillas quizás me vuelva a gustar —solté y los dos nos reímos.

La habitación quedo en un silencio incómodo, quería decirle lo que pensaba pero no encontraba las palabras para hacerlo.

—Lamento no haber estado ayer, parecías muy ilusionado.

La imagen de él bajando del auto acompañado de ese hombre apareció en mi cabeza.

Trate de disimular el sentimiento de enojo que luchaba por reflejar mi cara.

—No fue nada, supongo que estuviste ocupado —dije lanzando una indirecta.

—Sí, bastante —comento sonriendo.

¿Se estaba riendo de mí o creía que no sabía la verdad?

Me quedó callado sin saber que responderle, me sentía enojado pero ¿Tenía derecho a reclamárselo?

Hace poco más de unas semanas no éramos más que vecinos que apenas se conocían y habíamos intercambiado un beso ese mismo día, seguíamos sin ser nada concreto.

—Tengo una idea para compensártelo —propuso animado.

—¿Qué idea tienes ahora?

—Que tal si la cena la hago yo en mi casa.

Lo mire sorprendido. Nunca había visto su casa y me llamaba la atención.

—Me parece bien, quiero saber que tanto escondes ahí —bromee dándole un codazo amistoso.

Él no se rio.

—Mañana por la noche te paso a buscar —dijo y yo sonreí.

Él volvió a su expresión relajada y se inclinó para darme un beso.

—Solo quiero pedirte un último favor —comento él casi en un susurro.

—¿Sí?

Su sonrisa desapareció por un segundo, su rostro quedó con un gesto serio y con su mano acarició mi mejilla.

Sus ojos brillaban con intensidad y veía mi propio reflejo indefenso en ellos.

No le digas a nadie a dónde vas realmente.

Sweet But Psycho ; Rubegettaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن