Capítulo 5

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Cuando abrí los ojos ya no estaba en el baño. Sin embargo el lugar me era conocido.

Estaba recostado boca arriba sobre el piso húmedo, en el techo veía un foco de luz amarillenta que me apuntaba directo, no tarde en darme cuenta de que me encontraba en el almacén en donde solía trabajar.

Trate de levantarme pero no podía moverme, mi cuerpo no me respondía y lo único que podía hacer era mirar.

Adelante de mí distinguía una silueta oscura mirándome desde un piso más arriba de donde estaba.

Se movió con sigilo, como si flotara, lo único que pude reconocer fue la enorme estantería de metal que se me venía encima, grite de pánico pero por mi boca no salió ninguna palabra y mi cuerpo no me respondió cuando quise moverme para esquivar la enorme estructura de acero. Estaba atrapado, no sentí el dolor cuando la gran estantería metálica se me cayó encima junto con todas las cosas que contenía.

Oí un crujido bajo mi cintura, no podía levantar mi cabeza para mirar que tan dañado estaba.

Un ruido molesto se filtró por el altavoz del lugar que rara vez se solía usar.

—A nuestros trabajadores queremos desearles un feliz fin de semana largo —anuncio la voz mecánica.

"No, por favor" rogué sabiendo lo que iba a venir a continuación pero las palabras no pudieron salir de mi boca.

Escuché el murmullo de mis compañeros a lo lejos, bromeando y despidiéndose los unos de los otros.

"Por favor no me dejen aquí" suplique de nuevo, trataba de gritar tan fuerte pero mi cuerpo no me respondía.

El sonido de la puerta cerrándose retumbó por todo el establecimiento.

Una a una las luces se apagaron dejando para el final la única que me alumbraba.

El foco parpadeo unas cinco veces antes de cortarse y dejarme solo, atrapado y herido en la oscuridad por tres días seguidos.


Me desperté asustado y con el firme pensamiento de que seguía bajo la estantería en el depósito.

Algo se revolvía en mi estómago y sentí la intrusión de una mano ajena en mi boca.

Sin poder contenerlo expulse todo lo que había tragado en las últimas horas, el frío me golpeó de repente y comprendí que estaba bajo la regadera de la bañera.

El terror me invadió súbitamente, no comprendía que era lo que había pasado.

Unos brazos fuertes me sostenían mientras una mano seguía escarbando en mi boca haciéndome regurgitar todas las pastillas que había ingerido.

Cuando deje de vomitar forceje para alejar la mano intrusa de mi boca, ya no quería seguir vomitando, estaba cansado, mi estómago ardía y la cabeza me daba vueltas.

—Por favor... —rogué asustado, todo a mí alrededor no se sentía real ¿Y si aún seguía en el almacén?

—¡Joder Rubén en que carajo estabas pensando! —distinguí la voz de Alejandro totalmente alarmada y llena de terror.

—No es tiempo para eso Alex, fíjate si la ambulancia ya llegó —pidió una voz que apenas pude reconocer como la de Samuel, sonaba demasiado relajado a diferencia de mi amigo.

Oí los pasos de Alex corriendo lejos de mi habitación y comencé a temblar, el agua fría seguía golpeándome la cara.

Justo antes de que pudiera pedirle que cerrara el grifo la lluvia helada dejo de caer.

—Nos diste un susto tremendo —susurro Samuel, me sostenía con firmeza y a diferencia de mí su cuerpo era cálido.

No me importó que pudiera avergonzarme más tarde, me pegue a su pecho, aferré mis brazos alrededor de sus hombros y comencé a llorar. Estaba asustado, congelado y adolorido.

Había necesitado un hombro sobre el que llorar desde hacía mucho tiempo pero siempre me negaba a aceptar uno por miedo a verme débil, ahora todo el sufrimiento guardado durante años explotaba y no podía contenerlo.

¿Qué tal si aún sigo atrapado ahí?

¿Qué tal si nunca me he ido y todo ha sido sueño?

—No me dejes solo —pedí cuando sentí que mis ojos se cerraban involuntariamente.

Él me levanto y cargo conmigo en sus brazos.

Por un momento pensé que estaba levitando pero me sentía seguro.

—Nunca lo haré —dijo y salimos de mi habitación.

Trate de resistirme pero volví a cerrar los ojos, el miedo de abrirlos y seguir atrapado bajo la estantería se desvaneció mientras oía los latidos del corazón de Samuel.


Sé que dije que no tenía la intención de que él leyera esto.

Pero esto es una nota aparte.

Solo para ti Samuel.

Hay algo que quiero preguntarte pero sé que jamás lo haré cuando vuelva a tenerte frente a mí.

¿Estabas fingiendo en ese momento también?

No sé si podrás leer esto pero si lo haces por favor no me lo contestes.

Sé la verdad y no quiero escucharla de tu parte.

Sweet But Psycho ; RubegettaWhere stories live. Discover now