Capítulo 25

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Esa noche tuve el mismo sueño que me atormentaba siempre.

Pero esta vez fue diferente.

Lo veía todo con más claridad, sentí las manos del extraño de negro cuando se posaron sobre mi pecho y me empujaron hacia atrás haciéndome resbalar y caer al piso de abajo.

Fue suficiente como para darme un fuerte golpe en la cabeza y dejarme desorientado en el suelo.

Mientras estaba ahí mi mirada se desvió del foco y vi al desconocido quitándose la capucha para revelarme su verdadera identidad.

Tenía mi propio rostro.

Era yo.


Había pasado una semana desde la llamada de mi madre o al menos eso creía ya que había perdido la cuenta de los días.

—¿Sabes en qué año estamos? —pregunto Mangel chasqueando los dedos frente a mí.

Me reí por lo absurda que me parecía su pregunta.

—Creo que un poco más del 2000 ¿Verdad?

Él me miró preocupado.

—Mangel creo que esto no da para más —oí una voz detrás de él pero no sabía quién era.

—Lo sé —dijo él y saco un cigarrillo.

Siempre había tenido la costumbre de fumar pero había pasado mucho tiempo desde que lo había dejado.

—Rubén —el extraño se acercó a mí y se inclinó para verme mejor la cara —Necesito hacerte unas preguntas, hace mucho tiempo que intento hablar contigo pero siempre estás drogado.

—Estoy bien —conteste seguro. Un hilo de baba se deslizó de entre mis labios y el hombre lo limpio con un pañuelo.

—Nunca lo vi así —comento Miguel, tenía los ojos llorosos y había empezado a fumar.

El pelirrojo se sentó al lado de él en mi cama y pasó un brazo por sus hombros.

—Escucha, sé que intentas protegerlo de Alex, quieres lo mejor para él pero esto se te ha ido de las manos...

Hablaban en voz baja y no podía entender lo que decían, por encima de mí el techo se agitaba con colores de todo tipo y sentía que estaba volando, no podía controlar ninguna parte de mí cuerpo, pero eso me gustaba.

El hombre vestido de verde acomodó mi cabeza para que mirara al frente.

—¿Quién es usted? —pregunte confundido juraría que lo había visto antes.

—Soy Lolito, trabajo con la policía ¿Me recuerdas? Llegaste a mi apartamento hace unas semanas planeando cómo meter a Auron en la cárcel.

Tarde unos cuantos segundos en procesar lo que me había dicho.

—¿Y está en la cárcel?

—No, está desaparecido, al igual que tu amigo Fargan.

—Fargan no está desaparecido, lo vi hace unos días.

—Hace unos días desapareció y por lo que sabemos tú eras cercano a él. Necesito saber qué es lo que sabes de él...

—Con todo el respeto detective no creo que Rubén sea apto para declarar —la voz de Samuel se escuchó detrás de mí y sonreí.

—Necesito más pastillas Sam —dije riendo como un niño tonto.

Mangel y Lolo se miraron entre ellos, parecía que Lolito ya no confiaba mucho en nuestro vecino.

—¿De qué está hablando? —pregunto mirando directo a Samuel.

—No estoy seguro, no sería la primera vez que dice incoherencias bajo el estado de estupefacientes...

—Estupa... Estupecientes —repetí tontamente tratando de pronunciar sus palabras.

Lolito me dio una mirada insegura.

—Creo que me quedaré hasta que recupere la consciencia, está investigación es urgente su amigo podría estar en cualquier lado...

—Está en la casa de...

Samuel me interrumpió antes de que pudiera terminar de hablar y presionó un pañuelo contra mi boca con fuerza, haciendo que me dolieran los labios.

—Lo siento, estaba a punto de babear otra vez —se excusó sin quitar el trozo de tela de mí cara y haciendo que me sintiera asfixiado —Con respecto a quedarse a esperar, creo que ha tomado una dosis que podría durar todo el día.

—Tú me la dist... —trate de hablar de nuevo pero el pañuelo seguía sobre mí cara y mis palabras se quedaron atrapadas.

—Quiero que me dejen a solas con él un minuto —pidió Lolito mirándome fijamente.

—Claro —dijo Samuel de mala gana y por fin liberando mi boca de su pañuelo.

Junto a Mangel los dos abandonaron la habitación.

Una vez solos el pelirrojo se paró frente a mí y sostuvo mí cara.

—He estado pensado en lo que me dijiste hace una semana, sobre que tu vecino era el asesino, sé que no te creí pero estuve investigando a Auron y hay cosas que me están llamando la atención.

—¿Él no está en la cárcel?

Él negó suspiro e hizo un gesto derrotado pero continuo hablando.

—Sé que probablemente no vas a entenderlo pero creo que quizás si tienes razón.

—Siento que estoy en un museo —dije sin salir de mi propio mundo mirando los colores vivos que se revoloteaban en el techo y tomaban formas extrañas.

Lolito se agachó y lo vi sacar algo de sus bolsillos.

—Pasas mucho tiempo con Samuel según Mangel. Escucha voy a dejarte un micrófono escondido en tu silla de ruedas, a donde sea que vayas va a ir contigo y si él está cerca lo escucharé —dijo y oí el ruido de unos cables pero no podía ver qué hacía.

—Micrófono —repetí lentamente la palabra nueva que había escuchado.

—Sí, micrófono, voy a estar vigilándolo a él también. Si se te pasa el efecto llámame, necesito seguir hablando contigo —se puso de pie y se encaminó hasta la puerta pero antes de irse se detuvo y me dirigió una mirada llena de lastima —Tengo miedo de que termines como Irina.

—¿Dónde está Irina? —los colores del techo se volvieron grises de repente.

Necesitaba más pastillas urgentemente.

—Lo siento Rubén.

—¿Dónde está Irina? —volví a preguntar pero él abrió la puerta y se marchó.

Oía pasos a mis espaldas y no podía girarme.

—¿Sigues pensando en ella? —distinguí la voz de Samuel llena de odio —A veces desearía que hubieras estado consiente mientras ella agonizaba en el suelo de ese baño —susurro tan bajo que apenas pude escucharlo pero no logré entenderlo.


Sigo sin entenderlo.

Nunca hable con alguien sobre lo que había visto el día que ella se fue.

¿Cómo podía saberlo él?

No sé si quiero conocer la verdad.



Sweet But Psycho ; RubegettaWhere stories live. Discover now