Capítulo 37

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Lo empuje a un lado mío para sacármelo de encima y lo oí golpear el suelo.

Una vez libre me quedé mirando al foco del techo.

Un recuerdo paso por mi mente, estaba en el almacén devuelta pero no me deje llevar por eso, ya no había nada que mantuviera cautivo.

—Mátame —pidió Samuel a un lado de mí y giré mi cabeza para verlo —Termina lo que empezaste.

Negué con la cabeza y volví a mirar al techo, solo ahí me percaté del charco de sangre que nos rodeaba a los dos.

¿Iba a morir?

No lo sabía pero podía jurar que cada segundo me estaba volviendo más débil, como si hubiera usado toda mi fuerza en apuñalarlo y ahora estaba moribundo.

—Se suponía que tú tenías que ser el héroe —dije y no sabía si él me escuchaba pero no me importaba, simplemente quería sacarlo.

—¿Cómo?

—Ibas a salvarme de mi vida miserable y enseñarme el camino correcto a través del amor cómo lo hacen en las películas... Creo.

Él se rió, su voz estaba apagada por el dolor.

—Tú podrías haberme hecho un mejor hombre —dijo y esta vez fue mi turno de reír con burla.

¿Cuál habría sido el precio que tendría que pagar por eso?

—Y tú podrías haberme hecho un monstruo —nunca iba a cambiar, no iba a engañarme a mí mismo.

No valía la pena dejarlo todo por tan poco a cambio.

—Yo si te quería, no era mentira —confeso y me tomo por sorpresa —Lo hacía a mí manera, pero lo hacía.

—Sí, me di cuenta desde el primer momento en que me tiraste encima una estantería gigante y me dejaste en silla de ruedas —dije y los dos no pudimos evitar reír.

Me sentía bien por una extraña razón, el dolor en mi cuerpo era tan grande que al final no podía sentir nada, quizás la pérdida de sangre me estaba ayudando.

Algo pasó por mi cabeza y me giré para ver Samuel que en ese mismo momento estaba escupiendo sangre.

—¿Quién estaba fuera de la casa de mi madre? —lo habría dicho más alterado pero ya no tenía fuerzas para alterarme, estaba adormecido.

—Nadie importante —dijo Samuel con la respiración dispar —Solo un viejo amigo, le dije que no hiciera nada malo.

Solté un suspiro más tranquilo, sentía que podía morir con más calma.

—¿Realmente pensaste que iba a matar a tu madre? —pregunto sorprendido él.

—¿No lo ibas a hacer? —le rebatí incredulo.

Él negó con la cabeza brevemente.

—Solo quería asustarte...

—Pues lo lograste, ¿Te sientes satisfecho?

—No lo sé —hizo una pausa —Esto no se suponía que terminaría así —confeso él.

Alce un poco las cejas y sonreí.

—Realmente me jodiste la vida —solté sin pensarlo.

—Sí, lo hice —dijo el riendo como si estuviera orgulloso.

Los dos estábamos muriendo lentamente.

Desearía haberme quedado ahí hasta que todo terminará pero tenía que seguir.

Sweet But Psycho ; RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora