Capítulo 9: Dattebayo

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Tenía hambre pero no quería levantarse, tenía ganas de sentarse, pero su espalda baja le punzaba, tirado en su cama con las piernas un poco abiertas observaba el techo de madera con cansancio. Sus sábanas antes de un blanco inmaculado ahora estaban manchadas con sangre y semen que salía de entre sus piernas desnudas.
 
 
Su cuerpo dolía, pero no se quejaba. Frente a él Sasuke veía arrepentido su cuerpo desprotegido y sin una prenda que lo cubriera, en silencio. Pero él de igual modo estaba desnudo, toda su piel blanca estaba expuesta a su vista, ya no había nada que se le recelara a los ojos de Naruto.
 
 
-Deja de verme así-
 
 
El azabache veía a Naruto fijamente, luego puso una expresión más dura y bajó su mirada.
 
 
-No deberías estar tan tranquilo….-
 
 
-¿Por qué? ¿Por lo que nos ocurrió?- Quería verlo frente a frente, abrió las manos y las situó en la cama dispuesto a usarlas de apoyo para levantarse, pero Sasuke lo detuvo. –No soy de cristal teme- Fue lo único que dijo mientras miraba a Sasuke, que tenía una mirada rayando a la angustia.
 
 
-¿Por qué me tratas así? ¡Maldición estúpido dobe!... Tú… deberías estarme odiando, llorando… o algo… no hablando como si lo que ocurrió fuera algo sin importancia y que luego pudiéramos olvidarlo fácilmente-
 
 
Frunció el seño molesto con esa expresión que el demonio tenía. -Cállate y no te pongas a lamentarte mientras me miras desnudo… Ahora sé hombre y responsabilízate de tus actos, demonio de cuarta, ven aquí y recuéstate conmigo, y si no lo haces juro que yo mismo me levanto y te tiro-
 
 
Sasuke no tenía idea de qué hacer estaba tan angustiado, tan dolido, tan enojado consigo mismo… y Naruto lo observaba sin pena, o desprecio. Se sentía terriblemente confuso, como si toda la realidad hubiera cambiado y en estos momentos se encontrara en un mundo alterno lleno de cosas absurdas. Con un Naruto que lo amenazaba si no lo acompañaba a la cama. Sabía que el doncel era capaz de muchas cosas pero no de éstas. Se acercó a la cama desordenada y luego se recostó junto a su humano como él lo había casi obligado a hacer y el rubio niño unió sus manos y entrelazó sus dedos.
 
 
-Deja de lamentarte por favor… me haces sentir miserable- Hubo pausa. – Se supone que yo debo ser el que debería estar triste, no tú-
 
 
Sasuke tembló mientras un aura negra lo rodeaba. Eso ya era demasiado… Se levantó harto de toda esa ilógica escena, miró a Naruto con desesperación y ahora él se le abalanzó encima con sus dos manos apresando a los hombros trigueños, pero Naruto no se inmutó.
 
 
-¡Carajo, dobe! ¡¿Por qué no me temes?! ¡¿Por qué estás tranquilo?! …te violé… ¡Maldición Naru, te violé! ¡Deberías estarme odiando! ¡Gritarme que me largara de aquí y que nunca volviera!-
 
 
-¡Lo que hiciste fue hacerme un encantamiento en que liberara mis deseos oscuros e inmorales…! Eso fue lo que sacamos, y cuando recuperé la consciencia de mis actos me descubrí a mí mismo sobre ti agarrando tus muñecas… así que en realidad yo fui el que te violó a ti-
 
 
-Pero… pero…- Bajó de nuevo su cabeza, aturdido. Naruto giró su cabeza para ver un punto en el espacio, recordando algo.
 
 
-Antes de que me hicieras eso… ví tus ojos… te veías arrepentido… cuando desperté y me encontré con tus ojos en la cama… tenías esa misma cara de arrepentimiento, a punto de llorar…- Sasuke cerró sus ojos y Naruto tomó su cabeza para que pudiera verlo. –En ése momento, aunque lloré y me asusté, noté que tú fuíste el que más sufrió, hiciste algo que no querías hacerme y te sientes culpable. Cuando te ví, simplemente no pude culparte ni enojarme contigo-
 
 
-Lo lamento…-
 
 
-Está bien… si viene de ti… siempre estará bien- se sentó y sentó al azabache frente a él, tomó sus mejillas y lo besó esta vez sus labios, Sasuke se tardó un poco pero terminó correspondiendo de forma suave y un poco tímida.
 
 
El beso que compartían no era de amor. Era de cariño, comprensión, ternura y sobretodo perdón. Algo como la lujuria no podía caber en él.
 
 
Eso era lo que más le dolió a Sasuke. Sentir que aunque Naruto tratara de negarlo algo en su relación se había cuarteado.
 
 
Todavía recordaba ése momento en que su humano cayó en sus brazos dormidos, se lo llevó a su casa sin ser detectado y lo dejó en la cama. Para cuando el rubio despertó, tenía la mirada perdida, no hablaba. Sólo se levantó, fue hacia él, lo tomó del cuello de su camisa y lo besó con rudeza.
 
 
Al principio Sasuke se sorprendió mucho, incluso quiso corresponder, pero el beso sólo sabía a deseo, y de Naruto no quería sólo deseo. Después el doncel comenzó a desabrocharle la camisa, se la quitó, besó su cara, luego el cuello, incluso el pecho. Llegó al pantalón y también se lo quitó. Un rápido vistazo a los ojos nublados lo hizo notar momentáneamente una mirada brillante, un vestigio bastante inesperado de razón. Curiosamente, el rubio parecía regresar milésimas de segundos antes de volver a nublarse y volver a retirar una prenda, o mirando hacia un punto perdido sumergiéndose en el sopor otra vez.
 
 
La flor roja Higanbana siempre representó un augurio de eventos inesperados y sobrenaturales. Para él, significaba que un periodo de tiempo se terminaba, y según algunas reglas, en ciertos casos para ciertos clientes… debían ser violados, tomados a la fuerza, sin su consentimiento, pero él lo estimaba, lo estimaba demasiado como para someterlo y obligarlo. Prefirió usar ese poder para doblegar su cuerpo mientras su mente se iba a dormir.
 
 
La Higanbana también podía significar… otro demonio subido a la tierra, y eso era aún más peligroso que un tiempo límite. ¿Qué tal si era un demonio el cual despreciaba a los humanos y al encontrarlo a él cuidando tan cariñosamente a su humano, lo hubiera alejado y lastimado al rubio?, ¿o podría ser alguien que sin sentimientos y ajeno a la empatía y el dolor de otros, obligara a Sasuke a violarlo de todas maneras?
 
 
Simplemente no tenía otra opción, y dormirlo fue su única alternativa, una que disfrutara y en donde se dejara someter.
 
 
Naruto era sensual, como pocos seres podrían llegar a serlo. Su cuerpo era envidiable, sin esas estorbosas ropas era como una manzana madura y roja pidiendo ser mordida. Su olor llegaba hasta sus fosas nasales y eso casi llegó a volverlo loco. Cuando se dio cuenta, él ya se encontraba acostado en la cama con el rubio sometiéndolo, cabalgando sobre él, y su propio deseo estuvo a poco de ser liberado, olvidando toda preocupación queriendo únicamente enfocarse en la satisfacción que el acto le proporcionaba. Pero de nuevo la expresión del doncel cambió. Naruto quería despertar, pero el hechizo regresaba apoderándose de su cuerpo y mente. Y Naruto, no se sentía bien.
 
 
Quiso detenerlo, quitárselo de encima y hacerlo dormir, limpiarlo, vestirlo para que cuando despertara todo hubiera sido un mal sueño y ambos volverían a la normalidad que tanto querían, pero sabía bien que eso sólo sería echarle leña al fuego, al final tendría que hacerlo de uno u otro modo.
 
 
Pero Naruto lo hacía olvidar todo, sus penas, sus preocupaciones, incluso el tiempo y el espacio. Su cuerpo danzaba sobre él autoempalándose con fuerza. Sasuke disfrutó eso, sentir a Naruto y a su interior húmedo y abrasador, dándole un espectáculo erótico donde se veía a sí mismo entrar y salir de él, antes de que ambos se derramaran, uno después de otro y Sasuke disfrutando al máximo de eso… Hasta que Naru abrió sus ojos azules ahora brillosos y destanteados, recién despertados, tratando de reconocer en dónde estaba.
 
 
Cuando lo mirara y se mirara a él mismo, seguramente gritaría, lloraría y lo odiaría por siempre por haberlo obligado, después de todo lo había desflorado y utilizado su cuerpo “puro” para sus “pecaminosos” deseos. Eso fue lo que Sasuke pensó y con mucho dolor se enfrentó a Naruto que como bien supo, se trató de levantar pero estaba en la cama, no estaba bien equilibrado, se alejó bruscamente y se resbaló por el movimiento, cayendo al piso, recibiendo el golpe de costado y en el hombro. La entrada le dolía y su esencia salía en riachuelos del interior desvirgado.

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