Capítulo 2: Y el Cuervo Dijo, "Nunca Más"2/2

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Sin perder más tiempo comenzó a desamarrarse las vendas, pero conforme quitaba tela y tela… no veía por ningún lado una cicatriz. Hasta que se la descubrió totalmente, se dio cuenta de que su mano estaba intacta. No como si estuviera curada, sino que literalmente, parecía como si nunca se hubiera dañado.
 
 
Apretó su mano algunas veces, se revisó con la luz y su propio tacto, pero nada.
 
 
Se guardó las vendas en su mochila, ahora que ya no las iba a necesitar, salió corriendo sin fijarse por dónde iba y se encontró otra vez con Sasuke, por suerte logró frenar antes de chocar con él. Pero entonces se le quedó viendo fijamente por un par de segundos, y de nuevo comenzó a sentir su cara cubrirse de rubor.
 
 
-…-
 
 
-…Etto… yo… quiero darte las gracias-
 
 
-¿Por qué?-
 
 
-Por ayudarme… hace rato en las escaleras-
 
 
-…No podía dejarte caer, simplemente hice lo que debía hacer-
 
 
-Aún así gracias… ano… Mi nombre es Naruto- El rubio estiró su mano.
 
 
-Ya sé quién eres Namikaze… deberías tener más cuidado, al menos hasta que podamos hablar los dos solos, sin interrupciones-
 
 
Sasuke siguió caminando y se desapareció por los pasillos, dejando a Naruto muy extrañado con el brazo estirado y sin saber qué decir o pensar.
 
 
Cuando volvió a la cafetería, Lee y Hinata ya estaban recogiendo todo, fue hasta ellos y los ayudó a limpiar la mesa. El tiempo de receso terminó y comenzaron a movilizarse hacia un nuevo salón. Si bien recordaba, la próxima clase sería de biología con su profesora Anko, esa mujer era conocida por comportarse como militar, y no necesariamente por seria y estricta, sino por gritona y grosera. A muchos los trataba como idiotas, los llamaba gusanos y estaba a favor de los castigos corporales.
 
 
-¡Muy bien retrasados! ¡Es hora de dar mi clase! ¡Este día, veremos división celular!-
 
 
La maestra Mitarashi Anko, vestida con una bata y con el cabello morado oscuro atado con un broche, se paseaba a lo largo de las mesas en ése laboratorio donde se impartían las clases. Bajó una lona blanca y apagó las luces, fue hasta su escritorio donde reposaba un cañón, lo prendió y la imagen que se veía en la pantalla era de una célula cualquiera.
 
 
-¡Ahora les mostraré la mitosis! ¡Así que pongan atención animales!-
 
 
La imagen comenzó a moverse, era un video de cómo la célula se alargaba, se copiaba la información genética y al dividirse, daba como resultado dos células con el mismo material genético. Anko enseñaba a gritos, lo cual impedía a todos dormirse mientras las luces estaban apagadas, y aunque esa maestra, fuera casi insoportable, enseñaba y enseñaba muy bien. Si sobrevivías a su desastroso carácter, la mínima calificación que podrías sacar, sería al menos un 8.
 
 
No era de extrañarse que tal maestra fuera de las favoritas de Lee, por siempre llevarlo a… “tales extremos” en su atención, rendimiento y razonamiento, convirtiendo biología en su segunda clase favorita.
 
 
Hinata, como en casi siempre, se sentía intimidada por tal figura de autoridad algo peligrosa, pero como en todas las clases trataba de dar lo mejor de sí misma para aprobar los exámenes.
 
 
Naruto en cambio, esa mujer no le transmitía como a muchos, intimidación, aunque nunca se debía de bajar la guardia, él se dedicaba a estudiar y a divertirse con las muecas raras que la sensei hacía. Por la emoción y brillo que tenían sus ojos, podía ver que su trabajo le gustaba mucho.
 
 
-¡Vean éste video y… congelado! ¡Namikaze! ¡¿En qué fase está?!-
 
 
-Metafase-sensei-
 
 
-¡Dígalo con más sentimiento! ¡Como si en verdad estuviera en lo correcto!-
 
 
-¡Metafase-sensei!-
 
 
 
-¡Bien! ¡Ahora les pasaré un video de la Meiosis y todos me van a decir qué fase se salta y que en la Mitosis se cumple! ¡Quien no lo diga lo pondré a correr 50 veces la cancha de atletismo!-
 
 
-Sensei… creo que esa cancha está siendo usada en éstos momentos por el equipo de la escuela- Dijo una chica tímida y la maestra hizo una mueca.
 
 
-¡Entonces sólo me hará un esquema a color y en 3D, y la quiero para mañana!-
 
 
Sí… así eran todas las clases con Anko-sensei. La mitad del grupo terminó con esa tarea del esquema, y pudieron salir a tomar algo de beber mientras la profesora se iba a su oficina a arreglar todo para su próximo grupo. Nada más se iba y Sakura y Karin comenzaban a decir pestes de ella. Eso sí que llegaba a enfurecer a Lee.
 
 
-Oigan, no deberían inventar rumores de los profesores sólo porque no les dé favoritismo y los haya obligado a realizar el esquema de división celular, esa maestra es buena y deberían respetarla-
 
 
-Ay Lee, si no te conociéramos pensaría que te gusta la sensei- Dijo Karin de forma sugerente.- ¡Pero es muy probable que tú a ella no! ¡Estás horrible cejón de ojos saltones!-
 
 
Naruto se enojó.
 
 
-¡Oigan no le hablen así!-
 
 
-¡Oh mejor cállate Namikaze! Que tú tampoco eres una lindura, ¿dime esa figura delgada que tienes es por la anorexia?- Dijo Sakura.
 
 
-¿O ésas marcas que tienes en tu cara son cicatrices de cortadas?!- Dijo Karin.
 
 
El grupo comenzó a reír otra vez, cuando de la nada, el chico nuevo, Uchiha Sasuke apareció.
 
 
-Al parecer no habrá clases después, parece ser que nuestro próximo profesor se enfermó-
 
 
-¡Oh, Sasuke-kun, gracias por avisar!- Karin dijo con voz soñada y melosa, cambiando radicalmente su actitud.
 
 
-¡Eres tan amable, ¿cómo podríamos agradecértelo?!- Dijo ahora Sakura, yendo hacia él con pasos lentos, pero él sólo las vió despectivamente.
 
 
-No lo dije para ustedes… Namikaze, ven ahora conmigo-
 
 
Naruto lo vió extrañado, apenas había estado a punto de decir algún insulto al duo de malditas y de repente aparecía el nuevo que parecía disfrutar dejarlo sin palabras y confundirlo. ¿Había oído mal?
 
 
-¿No escuchaste dobe? Te dije que necesitábamos hablar-
 
 
¡¿Dobe?! ¡¿Ese cretino lo acababa de llamar dobe?! …Naruto apretó la mandíbula mientras sus mejillas se teñían de rojo por la furia contenida. Ahora él era el centro de atención de todos allí y al darse cuenta, se calmó y decidió seguirlo, no sin antes susurrar muy levemente…
 
 
-No soy un dobe, teme-
 
 
Sasuke sonrió de lado y comenzó a caminar, dirigiéndose a la azotea. Parecía divertido hacer enojar al rubio ese. Detrás de ellos, Sakura y Karin lo miraban con odio, y eso lo hizo sentir inevitablemente inseguro. Sasuke llegó hasta la puerta y la abrió como si esta no tuviera seguro.
 
 
-Creí que siempre estaba cerrada con llave esa puerta…-
 
 
-Pues al parecer no-
 
 
Sasuke fue el primero en comenzar a subir las escaleras, Naruto no muy seguro volteó hacia ambos lados buscando a alguien antes de adentrarse. Sasuke abrió la última puerta y salieron a la gris azotea. El cielo estaba oscuro y hacía un viento fuerte, parecía que ese día volvería a llover.
 
 
El joven doncel observó la azotea con curiosidad, ya que era la primera vez que subía. No era la gran cosa, era igual a todas las demás azoteas de escuela secundaria, y cuando escuchó la puerta cerrándose, se giró para ver cara a cara a Sasuke.
 
 
-¿Sobre qué querías hablar?-
 
 
Sasuke se le acercó hasta quedar a menos de un metro de distancia.
 
 
-Sobre el contrato que firmaste-
 
 
Naruto lo miró extrañado, sin acordarse de ningún contrato.
 
 
-¿Contrato? ¿Qué contrato?-
 
 
-El que firmaste con tu propia sangre… ayer en el vidrio de aquel baño-
 
 
Los ojos azules se abrieron completamente por el shock. ¿Cómo se había enterado? ¿Lo había visto?
 
 
-Dime Naruto, ¿por qué deseaste el cambio? De todo lo que hubieras podido desear, decidiste tan sólo pedir que tu vida, tu padre y tú cambiaran-
 
 
-Yo… no quería que…-
 
 
-…¿Qué alguien más lo supiera? ¿Qué se diera cuenta de que tu vida es horrible y que eres infeliz?-
 
 
El más pequeño apretó sus puños y bajó la cabeza, sabiendo que todo lo que estaba diciendo Sasuke era verdad. Y por mucho que quisiera negarlo y cubrir sus oídos no lograría nada.
 
 
-El cuervo de ayer, no fue un sueño, todo fue real, incluso el color que viste en sus ojos-
 
 
Eso sí lo sorprendió, por inercia levantó la cabeza para verlo, pero entonces vió algo que hizo que se quedara impactado e incapaz de pensar con claridad.
 
 
Los ojos de Sasuke se habían vuelto rojos, y ahora que veía su pelo, era del mismo color que las plumas de aquél cuervo.
 
 
-¿Sorprendido verdad? ¿Creíste que todo lo que pasó en la noche fue mentira o un efecto óptico?-
 
 
Sasuke dio dos pasos y Naruto retrocedió uno, una vez al reconocerlo, ya no sentía la misma confianza de antes, de hecho, se sentía temeroso por alguna extraña razón. Sentía ahora que el azabache frente a él, y que hace pocas horas lo había salvado en las escaleras era peligroso.
  
-¿Qué eres y qué quieres?-
 
 
-Cumplir tu deseo de cambio… salvar tu pobre y patética alma de la desesperación y la repetitividad  de éste mundo, soy, Naruto… el demonio que fue elegido para cumplir tu deseo-
 
 
Sasuke se paró con la misma elegancia de un antiguo conde y realizó una educada reverencia mientras sonreía. Pero Naruto seguía estático dándole la espalda al barandal y a la cancha de educación física.
 
 
-¿Dobe, aún después de explicarte sigues sin entender? Escribiste tu deseo, con tú propia sangre, provocada por la herida que tú mismo te hiciste cuando rompiste el vidrio por ejercerle tanta presión, pediste ayuda, y antes de dormir volviste a repetir tu deseo a la lluvia. Ese fue el contrato que hiciste y yo soy tu demonio que cumplirá tu deseo-
 
 
El pobre rubio se encontraba muy alterado. No decía ni una palabra porque su mente estaba hecha un verdadero caos, todo estaba mezclándose en un verdadero vórtice, tanto de hechos como de pensamientos, los recuerdos de la noche pasada, la herida, la voz de su madrastra repitiendo una y otra vez la misma frase “¡¿Por qué no despedimos a Yamato?!”, él mismo escribiendo en el vidrio, los bellos momentos que pasó junto a su mayordomo, los vagos recuerdos de su madre que decían que él lo protegería si algo malo le llegaba a ocurrir, las fotos familiares de su infancia antes de la muerte de su madre, la sonrisa de su padre que había desaparecido con el tiempo, ahora las fotografías de Minato eran las únicas pruebas de que ése hombre alguna vez estuvo vivo, no que ahora era un vegetal que comía y caminaba por instinto, sin la menor pizca de voluntad convirtiéndolo en una marioneta que respiraba, el lugar que su madre había dejado vacío ahora una mujer completamente ajena a él y a su padre entró a sus vidas, reviviendo el recuerdo de la belleza de su verdadera madre, y de su bello corazón a través de la frialdad de su madrastra, recordándole cada día lo hermosa que alguna vez fue la vida y cómo ahora el futuro se la había arrancado con toda y entrañas, dejándolo completamente indefenso de brabucones que siempre estaban ahí para hacerlo sentir menos cosa, para gritarle “pequeña zorra”, para abusar de su cuerpo, mente y emociones, y para recordarle que era tan débil que nunca podría ponerle un paro a eso. Y entonces recordó el cuervo que seguía llamándolo desde afuera de su ventana, recordó el cálido contacto de mano con mano antes de descubrir en el baño, sus heridas sanadas de la noche a la mañana…
 
 
-Dobe… por esta vez sé honesto conmigo y contigo mismo- Sasuke se acercó a él y tomó al rubio de las mejillas obligándolo a salir de su mente y verlo a los ojos.- ¿Rezaste tu deseo para que se cumpliera, verdad? Dilo, sólo dilo-
 
 
-…Sí-
 
 
-¿A quiénes les rezaste?-
 
 
-A los ángeles y a los demonios-
 
 
-¿Por qué rezaste a los ángeles?- Elevó la voz, usando un tono sarcástico.
 
 
-Porque creí que los ángeles me ayudarían- La voz de Naruto se hiso más gruesa, más fuerte, más clara.
 
 
-¿Por qué le rezaste a los demonios? …¡Dime por qué, alto y claro!- La sonrisa de Sasuke fue una mueca tenebrosa.
 
 
-¡Porque los ángeles nunca me escucharon!-
 
 
Del cielo gris comenzaron a caer gotas de lluvia helada, cuya temperatura se oponía con las lágrimas tibias que habían comenzado a salir de sus ojos cerrados con fuerza y que apenas dejaban salir suaves sollozos. Sasuke se separó de él al menos un metro, mientras comenzaba a sonreír y a levantar los brazos. Naruto también abrió los ojos para encontrarse con quien él pensaba, se convertiría en su confidente y salvador.
 
 
-Si aceptas, todo cambiará, tu vida, tu padre, tu mundo, e incluso tú mismo… No volverás a soportar lo que has estado soportando, no volverás a tener que padecerlo, no volverás a tener que sufrirlo…. Nunca más. Pero primero, quiero saber si aceptas-
 
 
El rubio se acercó todo lo que pudo a él, lo tomó de la camisa de la escuela y estrujó la tela.
 
 
-Acepto… acepto el contrato, te acepto a ti como mi demonio… Por favor sálvame… sálvame de ésta horrible vida-
 
 
-Así será Naruto… tu vida no volverá a ser como es ahora… nunca más-

 

Oni KokoroWhere stories live. Discover now