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JACE

Todo es extrañamente oportuno ahora.

Después de tratar de convencer a Charlie de ir a un psicólogo y de que ella se negara no lo he vuelto a sugerir. A ella parece molestarle o incomodarla, como si no quisiera ayuda, pero supongo que es porque siente que puede sola. Y, aun así, está intentando volver a ser la que era.

Creí que Charlie no podría sorprenderme más, pero lo ha hecho.

Es casi imposible de creer para todos que Charlie haya hablado con nosotros como si nunca nos hubiéramos separado, que se haya reído de todos los chistes de Leo, haya dado su opinión en cada una de las anécdotas de Ken, y en ningún momento me haya soltado la mano. En la hora de descanso se ha sentado junto a nosotros y no ha dejado de hablar, reír, compartir su opinión o tomar mi mano. Debo decir que me asusta, porque es muy extraño este cambio repentino, pero a la vez me gusta esta nueva etapa de Charlie Hans. Espero que no sea solo eso, una etapa.

No sé si es bueno o malo, ni como sentirme con certeza, pero parece feliz y eso es lo que cuenta, ¿no?

Salimos de la escuela, ignorando las miradas de los curiosos a nuestro alrededor, y nos montamos en mi coche. La miro con una sutil sonrisa y se extraña por ello.

—¿Qué? —pregunta con una ligera risa al final.

—¿Qué ha sido todo este día?

—Un cambio.

Sacudo la cabeza. Hay algo más.

—Solo uno, solo un psicólogo, Charl, no más

—Jace, para, no iré a ningún psicólogo, te lo dije, ni siquiera con Ámbar.

—¿Por qué no? Pero dímelo convencida.

—Porque estoy bien. —Toma mi rostro entre sus manos para que la mire fijamente a los ojos—. Estoy mejor que nunca, lo de hoy solo es un comienzo —Aprieta los labios y luego suspira para seguir hablando—. Solo quiero ser feliz con mis amigos, quiero vivir lo que viví antes, quiero sentirlo de nuevo, estoy bien, estoy bien

Trato de encontrar algo en su mirada, pero la verdad es que está tan apagada que me es difícil saber si miente o dice la verdad. Así que sin más suelto un suspiro y asiento.

—Está bien, pero si te sientes mal no dudes que

—Siempre estás para mí, lo sé. —Sonríe y me da un beso en los labios para zanjar el tema.

—Charl

—En serio, estoy bien, te quiero y eso es lo que importa.

Supongo que sí. El amor prevalece sobre todas las cosas, y si ella dice que está bien es porque así lo siente, aunque voy a estar atento.

Me quiere y la quiero.

No puedo creer que ella sienta lo mismo que yo, tal vez no en el mismo grado, pero he logrado que me quiera sin necesidad de comportarme como idiota. Me siento como un campeón, como un verdadero capitán que ha llevado a su equipo a la victoria.

Quiero que ya sea mañana y poder compartir tiempo con mis amigos como en el pasado, cuando la vida era más fácil para todos, cuando nuestro único problema era no haber conseguido el videojuego más nuevo.

La edad lo cambia todo, y es triste, porque se supone que los años te hacen más sabio, y yo siempre creí que lo eran por cada buena experiencia que vivía cada año. Sin embargo, la realidad es que las personas más sabias son las que menos experiencias buenas tienen; al contrario, son ellas las que más desgracias sufren, por eso son conocedoras de la vida y de su realidad. Y es muy triste que así sea.

Hasta el último de mis días. [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora