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JACE

-Hola -saluda Charlie con nerviosismo.

-Hola, Charlie -contestan los demás, como si se hubieran puesto de acuerdo en la respuesta.

Ella les ofrece una sonrisa pequeña y toma asiento en el sofá, al lado de Leo. Trata de no moverse mucho. Tal vez piense que nos incomoda o algo así.

- ¿Comenzamos? -pregunto para no estar mucho tiempo en silencio y que se cree un ambiente incómodo. Todos asienten a mi propuesta y comienzan a abrir sus computadoras, libros y cuadernos.

Me quedo de pie esperando que Leo comprenda telepáticamente que quiero sentarme junto a Charlie. Me hago un poco el tonto para no parecer un desesperado, Leo levanta la vista de su laptop y me mira confundido, hasta que comprende y se hace un lado con la excusa de buscar algo. Me siento junto a Charlie, obviamente a cierta distancia para no incomodarla más de lo que ya está.

-Bueno, yo propongo que nos dividamos las tareas, que Jace y Charlie escriban el documento, nosotros investigamos, se lo pasamos a Jace y él se lo dicta a Charlie. ¿Les parece o sugieren algún cambio? -comenta Daphne.

-Nosotros estamos de acuerdo. ¿Charlie? -pregunta Ken.

-Me parece -murmura.

Asiento al igual que todos. Bendito sea el plan de trabajo de mi amiga.

Charlie y yo tenemos que esperar la información que mis amigos justo ahora están buscando. Así que tenemos poco tiempo libre antes de comenzar a trabajar. Quiero hablarle, al menos decirle que se ve muy linda hoy, pero no sé cómo hacerlo, no me salen las palabras, parece que estuviera en modo MUTE.

«La tienes sentada junto a ti y ni siquiera sabes qué decir. Venga, Jace, tú puedes».

-¿Cuál es tu color favorito?

¿En serio eso es lo único que se me ha ocurrido?

Charlie voltea a verme unos segundos, luego se gira con la computadora en sus piernas y responde:

-El amarillo.

-Entonces has cambiado de color, recuerdo que era el morado.

-Sí, los gustos cambian.

Asiento y carraspeo un poco. «¿Qué más digo?».

-¿Tienes novio?

¿De verdad he preguntado eso?

Charlie me mira con el ceño medio fruncido, como incómoda. Por suerte Daphne me pasa lo primero que tengo que dictar, la sinopsis del trabajo, y comienzo a dictar las palabras con un poco de dificultad. Cada vez hablo más bajo porque me tiembla la voz.

-¿Podrías hablar más alto? -me dice ella.

-Yo creo que está bien mi tono -murmuro.

-Bueno, podemos cambiar, tu escribes y yo te dicto.

Asiento a duras penas y me deslizo por el sofá para tomar la computadora y ponerla sobre mi regazo. Charlie comienza a dictarme y yo a teclear. Su voz dulce y delicada me roza el cuello y hace que me enderece y comience a escribir tonterías sin sentido, palabras a medio acabar y con una letra que nada tiene que ver con la mía.

-Alto -digo para después liberar todo el aire que llevo reteniendo sin ni siquiera darme cuenta.

- ¿Qué pasa? -pregunta mirándome a los ojos.

-Amm, me he perdido.

- ¿Voy muy rápido? Puedo parar si te molesta que

-No, solo que no estoy en este mundo

Hasta el último de mis días. [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora