3.

215K 19.8K 33.4K
                                    


CHARLIE

Corro lo más rápido que puedo hasta la parada del autobús, pero a apenas unos pocos pasos de distancia, este arranca y se pierde entre las calles. Suspiro y agacho la cabeza con derrota. Tal vez lo hubiera alcanzado si Jace Grey no hubiera chocado conmigo; aunque no fue completamente su culpa, vi que Ken y Leo lo empujaron.

No ha sido la mejor forma de volver a hablar con ellos.

Leonardo Evans, Kenneth Fallon y Jace Grey.

Los conozco desde la secundaria; antes éramos muy buenos amigos y Daphne y yo siempre estábamos con ellos porque nos hacían reír por tonterías. Siempre estábamos los cinco para todo: salidas, trabajos en equipo en los que repartíamos las tareas para terminar más rápido Era muy divertido. Pero, cuando todo pasó, los abandoné, por más que me buscaran y trataran de hablarme.

Los inseparables cinco dejaron de estar juntos y se convirtieron en cuatro.

Eran buenos tiempos. A veces pienso en cómo sería nuestra vida si siguiéramos juntos.

Bueno

Seguro que siguen siendo igual de amables, respetuosos y divertidos. No digo esto por el que se le ocurrió decir que los Eagles son mejores que los Cowboys. ¿Cómo es posible que el capitán de americano de nuestra escuela tenga como equipo favorito a los Eagles? Obviamente, los Cowboys son mejores, su defensiva es mejor, más agresiva y, rápida y sus estadísticas son mejores. No sabía que Jace tuviera tan mal gusto.

Camino por la calle mientras voy pisando las líneas que se me ponen enfrente, cada una de ellas sin excepción, solo para distraerme del frío y el ruido de los pocos autos que pasan.

Es bastante divertido pisar las líneas en vez de saltarlas, y aún más cuando la gente se enoja porque lo hago. Normalmente la gente decide evitarlas, pero eso es aburrido, están ahí para ser pisadas, y me gusta ver el mundo arder.

Después de un largo camino, al fin llego a la calle de mi casa, que se ve a través de los árboles de los jardines vecinos. Mientras me acerco, dejo de jugar con las líneas y me coloco de manera que no me vea. Siempre me regaña cuando me descubre jugando con ellas, dice que parezco una niña.

Solo estoy buscando un poco de diversión en mi oscura y triste vida.

Entro al jardín cruzando el camino de piedras compactas hasta llegar a la puerta principal, me quito la mochila y me agacho para poder buscar mis llaves. Deben de estar atrapadas entre el libro de Matemáticas y el libro de Historia, o tal vez las tiré cuando me deshice de todas las bolas de papel que guardaba en mi Ah, no, ya las encontré.

Abro la puerta, entro y dejo las llaves colgadas en un pequeño ganchito junto a la puerta, luego me quito el gorro y el abrigo para colgarlos en el perchero. Dejo la mochila junto al sofá de la sala y comienzo a caminar en busca de mi madre. Parece que no está, porque solo se oyen mis pies arrastrándose con cada paso.

Lo bueno de todo esto es que tengo un poco de tiempo tranquilo y sin gritos. El único problema aquí es ¿Hay comida?

No soy la mejor en la cocina, cada vez que he intentado cocinar pasa algo malo: si es sopa, se seca; si es pollo, se quema; si es un cereal, la leche a veces se corta. Sufro algún tipo de maldición, pero también hay que aceptar que, en ocasiones, la comida me sale bien; por ejemplo, cuando me preparo un sándwich de mayonesa y salchicha. Eso es mejor que un hueco rugiendo en el estómago.

Voy hasta la cocina para ver cuánto pan queda y prepararme con él algo comestible, pero el pósit del refrigerador hace que deje de pensar en eso. Lo despego y me lo acerco para leerlo con más facilidad.

Hasta el último de mis días. [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora