Era un perfecto día soleado en los Hamptons; la maravillosa mansión de Scarlett Johansson lucía radiante y comenzaba a ser decorada con rosas blancas pues había llegado el gran día de la boda de la bella actriz y el guionista de SNL Colin Jost.
A pesar de ser una celebración íntima con pocos amigos y familiares, la actriz había pedido que la ceremonia y la fiesta estuvieran perfectamente decoradas.
Scarlett se encontraba en el balcón de su habitación observando a detalle el montado de la decoración, se sentía tranquila pero a la vez nerviosa, pues está boda era totalmente a las anteriores que había tenido; Colin había insistido tanto en casarse lo más pronto posible después de aquella pandemia que dejo al mundo desaquilibrado. Quería gritar a los cuatro vientos cuan feliz se encontraba de aquella ceremonia, pero no sentía emoción; pero tampoco quería ser cruel con su prometido por lo que puso de todo su esfuerzo para realizar una boda digna.
Vestida aún en pijama de nuevo entró a su habitación quedando frente al hermoso vestido de novia que había elegido para la ocasión; suspiró con melancolía, se acercó acariciándolo con delicadeza dejando que los recuerdos del día que eligió ese vestido la inundaran.
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-Gracias por prestarme tu departamento para probarme algunos vestidos de novia que he mandado pedir- la mujer abrazo con cariño a su viejo amigo quien con el mismo cariño la recibió en sus brazos- no quería sentirme presionada en las tiendas con tantas personas detrás de mi.
- Sabes que puedes pedirme los favores que quieras, además este departamento casi no lo uso, me alegra verte de nuevo, siento que ha pasado mucho tiempo.
- Confieso que extrañaba el contacto humano- la actriz alzo su cabeza mirando al guapo hombre que tenía frente a ella.
Los dos se echaron a reír mientras seguían abrazados, hasta que el timbre que anunciaba la llegada de alguien los interrumpió.
La siguiente hora, Scarlett se dedicó a probarse vestido por vestido sin tener éxito al elegir uno, comenzaba a frustarse y simplemente no elegir ninguno.
Chris la observaba a lo lejos mientras le hacía creer que trabajaba en su laptop escribiendo algún guión pendiente; pero la realidad era que la observaba a ella, al amor de su vida, a su musa vistiendo como toda una princesa.
Suspiraba enamorado pero a la vez frustrado al saber que nunca sería digno de verla caminar hacia el altar para entregarse a el como su esposa.
- Me rindo- exclamó la mujer suspirando mientras se envolvía en su bata volteando a ver su amigo- ¿Podrías ayudarme a elegir un vestido?.
Chris cerro su laptop mirándola serio, podría haberle pedido otra cosa, pues si ella estaba indecisa el lo estaría más, pues para el todos los vestidos la hacían ver más hermosa.
