5. Moto

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Cuando Taehyung y Luna salieron de la tienda, la pelinegra guardó la morganita en su bolsillo derecho con cuidado y siguió al rubio, quien no había dicho nada después de haber dicho que se iban. No le molestó a la chica eso, pues estaba concentrada en ver la hermosa ciudad una vez más. Había gente paseando lentamente y charlando. Pero había algo diferente, distinto a lo que se podía ver en la superficie. Lo sentía, percibía algo que no entendía del todo, sin embargo, le gustaba. La gente andaba a sus anchas, sin prisas y, por lo que parecía, felices. No era muy común sentirse tan... identificada.

Taehyung se giró para observarla y se dio cuenta de que miraba a los transeúntes con cierto brillo en los ojos, y ese brillo no era por las múltiples luces que decoraba prácticamente todo el espacio que les rodeaba, sino por algo más profundo...

Los ojos azules de Luna se encontraron con los grises del chico, y un pequeño vuelco en su estómago se hizo presente cuando el rubio levantó las comisuras de sus labios para sonreír tan perfectamente. Las luces neón decoraban su rostro como si de un lienzo se tratase, sus ojos parecían cobrar vida con los colores que llegaban de los edificios e instintivamente agarró tocó su teléfono, que estaba en el bolsillo izquierdo de su pantalón.

Tenía unas inmensas ganas de... de tomarle una foto.

A Luna le encantaba tomar fotos de lo que la inspiraba, de cosas sumamente bonitas para poder dibujar después y sentirse motivada por estas. La pelinegra, por así decirlo, tenía una extraña manía. Más de una vez Hoseok le dijo que iba a llenar su memoria con fotos y que no iba a poder descargar nada cuando realmente lo necesitase. Quizás fuese cierto, pero le daba igual. Ella se sentía bien haciendo fotos a lo que quería y a lo que le parecía hermoso. A la hora de dibujar, miraba una y otra vez las fotos y se imaginaba situaciones extraordinarias, o pequeñas historias que podrían haber ocurrido en ese mismo instante que tomaba la foto.

La imagen de Taehyung era algo espectacular, y para que mentirnos, esta era muy digna de plasmarse para siempre en una foto. Sin embargo, la vergüenza vino hacia ella como un balde de agua fría. No podía hacerle una foto a alguien así porque sí, sin venir a cuento. ¿Qué pensaría de ella? ¿Qué escusa pondría? Ninguna, porque no había. Se quedó mirando los ojos del chico, quien todavía la miraba profundamente, como si intentarse analizarla. Como si esperase algún movimiento por parte de ella.

De pronto, sintió una corriente eléctrica proveniente del bolsillo derecho hizo darle un respingo. Rompió el contacto visual que mantenía con Taehyung y tocó la morganita por encima de la tela. ¿Qué había pasado? Juraba que había sido la piedra lo que le había producido esa descarga. Al volver a mira el rubio, vio que este estaba mirando donde antes tocó la chica. El carraspeó y apartó la vista.

-Jimin y tu estabais hablando sobre piedras preciosas, ¿verdad? – Luna intentó averiguar con qué intención había dicho esa pregunta.

-Sí... - contestó dubitativa. ¿Cómo lo sabía?

-Entiendo. – se apoyó en una de las paredes. – Jimin es muy intuitivo con las personas, solo se acerca a quienes siente que son buenas o especiales. Quizás vio algo en ti que le hizo pensar así.

Esa afirmación hizo que la pelinegra se mordiese el labio, nerviosa. Se consideraba buena persona, ¿pero especial? No. Tenía una buena autoestima, pero eso no significaba que se considerase especial o superior a los demás. Ella era alguien normal y corriente.

-Ah... - contestó un tanto cortada. Él sonrió y apoyó su cabeza en la pared, con cansancio.

- ¿Sabes? Eres muy transparente, se te nota en la cara que lo que llevas ahí – señaló su bolsillo – es una piedra preciosa.

Néon {Kim Taehyung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora