Capitulo 16

9 1 0
                                    

Las series son un buen escape de la realidad, te dan todo lo que necesitas. Enamorarte de actores extremadamente lindos y un enemigo a quien odiar durante toda la trama. El hacerte sentir emociones, supuse, era la calidad de las series. Concentrarme lo suficiente para desaparecer todo a mi alrededor. El escape de mi cabeza no era nada mas ni nada menos que el sentir que era otra persona en otro mundo. En el mundo donde el caballero salva a la joven damisela en apuros, aunque ahora sean puros cretinos burlándose de una chica que solo quiere llevar una vida normal.

Por unos días evite llamadas, no envie textos ni recibi a nadie en casa. Mi excusa para después era que queria pasar tiempo con mi madre, quien estaba realmente deprimida. Obviando el hecho de que quien realmente no se levantaba de su cama era yo. Apenas comía y era obligada a hacerlo por la severa cara de mi madre. Aquella que suplicaba que respirara. Y es que no entiendo por qué querría verme viva cuando sabía que no quería estarlo. ¿O si lo quería?

Pensaba que si mi vida era como en las series si sería feliz, si fuera esas actrices diseñadas a medida podría sentirme realmente una adolescente, aunque los actores sobrepasaban por mucho la edad de sus personajes. Anhelaba una farsa, una farsa que yo misma desmantelaba y volvía a hacer realidad.  La verdad es que no quería arruinar mi ilusión. De que yo no estaba mal, mi alrededor lo estaba. Simplemente estaba pasando el momento erróneo.

En una de estas noches, que cada vez pasan más deprisa, mamá me paró en seco y pregunto seriamente que quería, que quería realmente para que lo cumpliera. Y me pareció ridículo. Yo solo quería que fuese feliz, pero como ser feliz cuando tu única hija tiene sus días contado y no hace más que dormir y ver series. ¿Acaso su felicidad estaba sobre mis hombros? O era una idea más para poder salir del entumecimiento mental. Ese que lleva días, semanas, meses en tu cabeza y no se va. Ese entumecimiento de dolor constante contrayendote contra la absurda realidad.

-Deseo hacer una fiesta. Una gran fiesta de cumpleaños. -Mi madre abrió sus ojos como platos. Estaba segura de que no esperaría mi respuesta, a decir verdad, yo tampoco sabía de que demonios hablaba. Pero en la serie que estaba viendo una fiesta era lo que hacía que se pusieran felices, que festejaran y se pusiera felices. ¿No era el objetivo de una fiesta?

-Pero cariño, cumples dentro de medio año.

-Y que, ¿quien me delataría? - La señalé amenazadoramente y supliqué su ayuda. Luego de pedirle una fiesta comprendi que debía llevarla a cabo y organizarla. Eso implicaba invitar amigos, y en ese momento había estado evitando a mis amigos.

Sentí ese hormigueo en el estómago cuando arriesgas algo valioso, la sensación de estar cayendo sin que nadie te sostenga. Pero estaba decidida. Después de meditarlo media hora antes de comunicárselo a mamá, había tomado el suficiente valor no podía echarme atrás.

Pensé que Stacy podría ayudarme, intente contactarla pero fue directo al buzón de voz. Deje un vago mensaje. No tenía excusas para no hablar con Lexi pero algo dentro de mí decía que estaba enojada conmigo, o que no quería que habláramos. Solía ocurrirme seguido, pensar que todos me odiaban sin razón. Aunque en mi cabeza creaba escenarios en los que las personas hallaban un estupido motivo para hacerlo, ¿por qué era así?

—Gracias por venir. —La camioneta oxidada de Dam estaba estacionada de muy mala manera frente a mi casa. Llevaba una chaqueta sucia y un cabello más despeinado que de costumbre. —Necesito tu ayuda. — La expresión de Dam no cambió ni por un segundo. Mi mensaje fue claro por teléfono.

Damian era la única persona que conocía que tenía acceso al alcohol, e incluso mejor, podía transportarlo. Supuse que ahora que éramos algo así como amigos podría pedirle el favor de conseguir más.

—¿A que se debe la fiesta? —Estábamos fuera ya que Damian insistió en fumar un cigarro antes de entrar. Sabía que no me regañarían pero no quería comentarios sobre el por parte de mi madre, y menos tan cerca de la fiesta. — ¿Cumpleaños?

—Algo así, en realidad, solo quiero festejar. Ya sabes cómo la última vez.

—No recuerdo nada de la última vez, ¡Lo cuál es excelente! — Me devolvió una gran sonrisa. —Cuenta conmigo Ag, no te fallaré.

Damian sostenía las últimas caladas a su cigarrillo como si fuera tan imprescindible. Había visto fumar a Dam todas las veces que había visto a mi madre suspirar por la casa. Ambos compartían el peso de años de miseria sobre sus hombros, podía sentirlo. Podía sentir en él la soledad.

—Te invitó un cafe.

¡A la mierda todo!

Deseche días gloriosos de vida por sentirme solitaria cuando verdaderamente quien me encerraba era yo mismo en el mismo pozo que cavé durante todos estos años. Sentía el deseo, el impulso de desquitarme de las ataduras que algún día me habrían atado a mi misma. A mí ser depresivo que me escondía.

No había invitado jamás a un chico a casa, por lo que mi mamá viendo a través de las ventanas no fue algo tan sorpresivo. Aunque al entrar no pudo evitar el hecho de que había escuchado enteramente nuestra conversación.

—Es un placer.

En la mirada de mamá se desarrollaron distintos sentimientos. Por un momento luego de tantos días grises pude verla feliz. Atrape el sentimiento para impulsarme y avanzar con Damian pisándome los talones.

—Mientras podríamos darle los últimos detalles a la fiesta.

—Creo que a la banda le vendría bien una fiesta.

—¿A quien no le viene bien una fiesta?

Tome mis mejores tazas sin uso y las coloqué de forma ordenada sobre la mesa, me parecía importante que Damian creyera que era una persona pulcra que mantenía sus pensamientos en orden. No solo una descabellada adolescente que no salía de su casa por días. O quizás solo no quería que me viera realmente detrás de todo.

—Espero que Bet tenga ánimos, no fuiste la única en desaparecer.

Mi corazón se detuvo por unos segundos y tarde unos eternos segundos en servir el agua caliente en las tazas.

—Creo que me he perdido de mucho. ¿Está bien con Eric?

—¿Éric? —Me confundió que sonara confundido ante mi pregunta. La charla con Eric me había perseguido en sueños por noches. En esa oscuridad aterradora en la que solo estaba  mi mente atormentándome y yo.

—La ultima vez que los vi no estaban tan... a gusto que digamos. Quizás fue algo mío.

—Ellos van y vienen, son así. Millenials. Esta delicioso, por cierto, hace mucho no tomara algo que me hiciera sentir como en casa.

—¿Vives cerca?

La pregunta de alguna forma incomodó a Dam y se acomodó nerviosamente en su silla. Estaba segura de haber usado un tono que no sonara para nada acosador.

Mamá irrumpió en la cocina hablando por teléfono.

—Es tu tía, dice que necesita tu ayuda.

Hola! Sé que es un capítulo corto, que en resumen podría decir que es un borrador que luego editaré. Pero veo que la historia les gusta (al menos a un monto mínimo de personas) y me gustaría compartirles que si estoy planeando seguirla. Me ayudarían mucho dejándome comentarios sobre qué opinan, un beso <3

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 12, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

63 Days before she goesWhere stories live. Discover now