Capitulo 10

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El cabello espeso de Lexi danzaba sobre su cabeza enloquecido, habíamos puesto un poco de música que, aunque no estaba en un volumen alto, daba la sensación de que podríamos comernos al mundo. One way or another se coló en mis venas y comencé a bailar siguiendo mi propio ritmo. Nunca había sido fanatica de bailar, en lo más mínimo. Pero usualmente me hallaba moviendo mis caderas o las manos en la ducha, en mi habitación o simplemente cuando no había nadie viéndome alrededor.

El sentimiento de euforia reprimida me había llevado a cuestionarme si realmente estaba haciendo las cosas que me gustaban. Si era solo yo queriendo persuadirme para creer que tenía el poder sobre mi misma, o eran las demás personas demostrando tener el poder de hacerme creer eso. Luego de la gran noticia como a mí me gustaba llamarle, mi cabeza se limitó a pensar cada cosa que hacía y por qué. Cosas que antes no me había planteado o quizás no les había prestado atención. No sabía hasta qué punto sería algo favorable.

Detuve la música y llamé a Lexi. Necesitaba compartir mis ansias de rebelarme con alguien.  Aunque no sería tan poco precavida como para contarle todo el asunto, sólo necesitaba un poco de ayuda. Más ayuda que el dinero de la tía Ángeles o el apoyo moral de mi madre cuando me veía feliz. Necesitaba el incentivo de alguien de mi edad.

—Quiero mostrarte algo.

—Está bien.

Lexi se sentó en mi cama y dejó el celular a un lado, parecía haberse tomado en serio mis palabras.

—Se que sonará absurdo, pero te mostrare algo personal. —Junte el papel rosado doblado entre mis manos y sonreí. Intenté quitarle seriedad al asunto ya que no podría explicarle a Lexi por qué era tan importante para mí aquella lista. Hasta incluso llegue a echarme hacia atrás, pero en ese momento, lo único que me motivaba era el saber que no importaba qué decisiones tomara iba a terminar de la misma forma. Y sonaba morboso, pero el morbo es lo más real que tenía para aferrarme. —Es una estupida lista que hice cuando tenía 13 años, deseaba ser una de esas súper estrellas y pensaba que cuando viviera mi adolescencia sería como en las películas... en fin, quiero cumplir todas estas cosas este verano. Sea como sea, y creo que pueden ayudarme.

No supe cómo leer el rostro de Lexi, me hubiera gustado que denotara más felicidad o entusiasmo hacia mí propuesta. O que incluso se riera de mí por lo infantil de la situación. Pero simplemente se limitó a asentir.

—Claro. —Fue lo único que dijo.

Minutos más tardes de que le entregará la lista y ella la leyera atentamente me miró despreocupada.

—¿Por donde quieres empezar?

Me encogí de hombros.

Adoraba la forma en la que Lexi se había dispuesto a ayudarme, parecía entenderlo todo por completo. Aún sabiendo que no tenía ni idea de que trabaja realmente. Sus ojos cafés me miraron detenidamente. Parecía estar observándome y leyéndome. Me sentí completamente desnuda.

—Se que apenas somos amigas, pero no sé por qué siento la absurda necesidad de ayudarte a cumplir para puñetero punto de esta lista. —Sonrió. —Veremos bien qué hay, tenías una gran imaginación pequeña.

—He hecho el cambio de imagen, y estoy comenzando a ahorrar para el viaje.

—Ahora entiendo lo que has dicho en la camioneta.

Asentí.

Quería abrazar a Lexi por ayudarme, aunque sabía que sería muy extraño que lo hiciera. Mire la pared de mi habitación por lo que pareció una eternidad. Me perdí en los colores que gritaban desolación y tristeza. Solía verlos cuando lloraba para calmarme. Leí que si centras tu vista en un objeto el llanto se detiene. Solía clavar mis uñas en las palmas de mis manos también, me distraían del dolor en el pecho.

63 Days before she goesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora