Capitulo 4

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Hacia mucho tiempo no invitaba a nadie a casa, y mucho menos me juntaba con alguien a pasar el rato. Desde hacía meses había desistido de todo evento social y había comenzado a actuar de manera ermitaña. Apenas salía a comprar la comida cuando la presión de mamá aumentaba y se sentía lo suficientemente mal para salir.

Advertí que no tenía demasiada ropa para ir de fiesta, apenas conservaba lo que usaba hace unos años y consideraba "a la moda" pero los años pasaron y la época hipster ya había pasado de largo.

Tanto tiempo había pasado desde que todo parecía normal, desde que salir parecía algo esperado y no una obligación para complacer a tu madre. Y es que en cierto punto deseaba hacerlo, deseaba no sentirlo como una obligación. Deseaba sentirme feliz y con ganas de poder sentirme feliz yendo a un lugar como ese. Pero la verdad no era esa.

Stacey llegó puntualmente. Y mi corazón se detuvo al abrir la puerta, usualmente no aceptábamos visitas de ningún tipo con mamá. No creíamos necesarios los falsos pésames atrasados o los chismes que traían las vecinas. Éramos totalmente aisladas, me pregunto qué pasaría una vez que me fuera.

—Ay, mírate. ¡Estás enorme! ¿Tu mamá está en casa? Hace mucho no las veo... —coloque una sonrisa en mi rostro y me dispuse a ser la mejor anfitriona. Serví un poco de gaoseosa y nos encaminamos hacia mi cuarto, apostaba a que Stacey seguía recordando de memoria mi casa.

—Cuéntame sobre la fiesta, ¿es de amigos tuyos? —Soltó una valija gorda sobre mi cama y comenzó a sacar montones de ropa. Mucho más a la moda de lo que yo tenía en todo mi vestidor.

—Oh si claro, son conocidos de conocidos. No me podía decidir y traje todo, lo siento.

—¿Acaso toda esta es tu ropa de salir? —Stacey hizo un ademán de restarle importancia con una mano. —Yo no tengo nada de este siglo, para ser sincera.

—No te preocupes, tengo todo bajo control. Hasta traje los nuevos maquillajes.

Claro, la nueva Stacey no saldría de su casa sin sus maquillajes. La habían convertido en un robot perfecto a la moda. Sin dejar rastros de lo que en un tiempo fue mi amiga.

—Sabes, me ha sorprendido tu llamado. —Podía percatar un poco de anhelo en su voz. Estaba segura de que también me extrañaba de la misma forma que yo a ella, solo que ninguna había cedido.

—Siento no haberte llamado antes, solo necesitaba despejarme. —insistió en preguntarme si sucedía algo con su mirada. —Ya sabes, la escuela, los... problemas familiares de siempre. —Asintió comprensivamente. Stacey había estado cuando mis padres se divorciaron. Y fue de gran ayuda, ya que mi padre se había ido a trabajar cuando era muy chica. Nunca odie tanto las guerras como en esa época. Cuando era tan chica para comprenderlo. Pero supongo que el divorcio fue el quiebre de mi madre, al igual que el mío. Desde entonces ya no recibo cartas ni llamados de su parte.

—Te comprendo, estamos igual. — puso sus manos en forma de jarra alrededor de su cuerpo. — Estoy pensando en terminar con Tomas y también me tiene preocupada. ¿Sabes lo que es no poder dormir durante noches pensando en algo que no puedes cambiar?

Créeme Stacey, lo sé.

Solo me encogí de hombros. Hacia bien escuchar hablar a alguien sobre problemas absurdos mientras la idea de mi madre llorando en su habitación se ocultaba hasta desaparecer de mis pensamientos constantes. Necesitaba distraerme.

—Como eres tú te dejaré elegir primera. —Colocó tops y pantalones, polleras y shorts por otro. Todos eran similares para mi. Y últimamente había perdido las ganas de visualizar nuevos outfits en las redes sociales, no sabía muy bien si mis elecciones serían correctas ante la miraba de una especie de gurú de belleza.

—Este... —Dije tomando el primer top que encontré. —Con este. —Y mis manos encontraron una pollera que iba con mi estilo, o eso creía. No sabía muy bien cuál era mi estilo después de todo.

Me senté en el baño mientras Stacey se cambiaba en mi cuarto, con la excusa de que me sentía descompuesta pude durar unos minutos encerrada. Realmente mi cabeza comenzaba a doler y mis manos temblaban. Solo necesitaba calmarme.

Faltaban horas para irnos y precisé de una ducha rápida, me sentía pesada de un instante a otro. Al salir me vestí con toda la ropa de Stacey y me resigne a maquillarme como ella quería. Antes de irme necesitaría mostrarle a mi mamá como estaba, si es que seguía sollozando.

—¡Estas hermosa!

Stacey brincaba de un lado a otro de la habitación en sus súper tacones superficiales. Después del maquillaje ya no parecía ella en lo absoluto, hasta notaba un ligero cambio en su tono de voz.

—Tu también Stay, iré a avisarle a mamá que nos vamos.

Cuidadosamente entre en el cuarto de mamá y apague su laptop que hacía sobre su barriga. "Como combatir la depresión" se leía en la pestaña reciente, era devastador ver cómo buscaba refugio en un lugar como ese. Quizás necesitaríamos ir a terapia después de todo, al menos para ayudarla.

—Mami. —Dije suavemente.

—¿Ag? ¿Qué tienes te sucedió algo?

—No en lo absoluto, yo solo quería mostarte como Stacey me maquillo. —Encendí su luz en la mesa de noche y mi madre habría grande sus ojos.

—Agnes estás preciosa... —Y no pudo decir más porque su voz se quebró y sus ojos se nublaron. — ¿saldrán ahora?

—Si... te mandaré mensaje cuando lleguemos...

—¿Stacey? —Mi madre llevó su mirada hacia el humbral de la puerta, donde estaba Stacey preparada para salir. Llevaba mucho tiempo desde que no se veían y eso emocionó a mi madre. Se tapo la boca con una mano disimuladamente, sabía que quería mantener como un secreto todo lo que estaba sucediendo. —Estás grande, hermosa. ¿Cómo están tus padres?

—Muy bien Adele, me dijeron que le mande saludos. — mamá puso su mejor sonrisa y se despidieron cuando escuchamos la bocina de un auto fuera.

Los amigos de Stacey nos pasaron a buscar en un auto con unas dos personas más dentro. Dos chicos que eran bastantes apuestos. No sabía como reaccionar cuando uno de ellos me extendió una especie de cigarro, nunca me había atrevido a fumar antes. Y no creía que reducir mi esperanza de vida fuera buena idea ahora. Mi compañera por otro lado parecía estar en su zona de confort, notaba que ninguno de ellos era aquel tom que había mencionado antes. Siquiera sabía que tenía un novio hasta entonces.

Dimos un par de vueltas con la música demasiado alta para mantener una conversación. El humo llenaba mis fosas nasales e intentaba evadir el hecho de que conducían un poco ebrios.

Vive un poco, llénate de experiencias nuevas. Me decía, pero era realmente difícil seguirlo.

Tarde en reconocer a mi ex compañero en el auto, había abandonado la escuela hace años. Nunca se me había cruzado por la mente terminar yendo juntos a una fiesta. Que curioso como todo se unía en algún punto. Las personas que habían estado en algún punto de nuestras vidas, volvían a cruzarse.

—Ella es Agnes, una vieja amiga. —Dijo Stacey pasando un brazo por sobre mi hombro.

—Tu cara se me hacía familiar. —Mi ex compañero habló de repente. —Seguro ni te acuerdes de mi, Kyle. — me regalo una sonrisa y pareció un poco triste.

El auto se detuvo y nos envolvimos en una gran masa de gente. Para mi sorpresa no estábamos en el vecindario, sino en un lugar mucho más apartado. Stacey me había susurrado que allí era donde se originaban las mayores fiestas clandestinas. Sonó bastante raro en mi cabeza, pero me adherí a la idea de aventurarme en lo desconocido. En el medio de la nada y con viejos conocidos que apenas lograban reconocerme.

63 Days before she goesWhere stories live. Discover now