Capitulo 11

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Terminé de cerrar mi valija, luego del tercer intento el cierre cedió. No estaba acostumbrada a viajar mucho, casi nada para ser francos. Las únicas veces que había logrado salir de mi aburrida ciudad habían sido de pequeña. Solo me quedaban viejas fotografías y almanaques para recordarlas.

En el fondo del placard, oculto bajo el centellar de ropa, se encontraba mi vieja valija de Hello Kitty. Esperaba que los chicos no se percataran de la infantilidad con la que viajaría. Aunque de todas maneras supuse que no les importaría.

La organización del campamento duró una semana, Lexi no dudó en decirles a los chicos a la mañana siguiente cuando despertamos. La idea la había entusiasmado realmente.

—¿Deberíamos llevar juegos de mesa?

—Creo que con cartas estaremos bien.

—¿Y comida de reserva? Nunca se sabe cuando puede ocurrir una catástrofe.

—Lo maximo que podría ocurrir sería que Damian entre en una crisis e intente asesinarnos. Lo dudo mucho.

—Confiaré en tus instintos Agnes. No me decepciones.

—No lo haré.

Y no pensaba hacerlo, había buscado en internet formas de llevar un campamento con éxito, hasta algunas canciones me habían quedado grabadas  de ver videos por YouTube de niños en campamentos. Estaba llevando todo demasiado al extremo, pero es que quería que fuese completamente perfecto.

Guarde mi cepillo de dientes y termine de arreglarme el cabello, se sentía bien no tenerlo sobre la espalda cuando estaba mojado, hasta incluso me veía mucho más luminosa con el color. Había acertado.

—Quiero que me envíes mensajes. —Mi mamá me besó y me atrapó en un abrazo. —Cada día, cada hora...

—Mamá... —rodé mis ojos. —Te enviaré ubicación actual cada vez que pueda.

—Envíame la de más tiempo, solo por las dudas.

—Claro que si. Creo que he oído la camioneta fuera, ¡te quiero!

Una reluciente furgoneta me esperaba fuera. Damian había lavado y lookeado un poco al cacharro, hasta parecía un poco moderno. Hasta que el motor rugió y nos recordó a todos que se trataba de un modelo viejo que estaba dando sus últimos recorridos.

Me estremecí al compararlo conmigo.

Abrace a Lexi cuando la vi. Luego de que se quedara en casa comenzamos a juntarnos mucho más, la invitaba siempre que ella podía a casa ya que me sentía más cómoda entre mis cosas. Nos la pasábamos haciendo maratón de series y películas antiguas. Un sentimiento de felicidad me invadía cada vez que la veía. Era extraño tener una amiga, de esas de verdad, como las que muestran en las películas y leo en mis libros.

—Me gustaría ser parte de esas noches de chicas. —Dijo Damian sarcásticamente. —Parecen bastante entretenidas.

—Y lo son. —musité.

Quedaba pasar a recoger a los tortilitos. Parecía que la ruta del mapa ya estaba pautada cada vez que decían de hacer algo. Y, para mi suerte, mi casa quedaba entre medio del vecindario de Damian y el de Bet. Ellos eran los últimos siempre debido a que también eran los que más tardaban en arreglarse, aunque sospechaba que más que nada Bet. Eric no tenía pinta de ser un fanatico de la moda. Me gustaba definirlo como un icono propio de la moda. No seguía estereotipos.

La casa de Bet era preciosa, al menos por fuera. Nunca me había invitado a pasar, tampoco era como si hubiéramos intercambiado más que unas pocas palabras. Comenzaba a creer que la emoción por tener una nueva amiga se me había subido a la cabeza y ahora quería convertir a Bet en una tambien. Un retorcijón sacudió mi estómago, ser amiga de Bey sería contarle que vi a su novio salir de la habitación la otra noche en la fiesta.

63 Days before she goesWhere stories live. Discover now