Capitulo 5

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Definitivamente nunca había estado en un lugar como este, parecía estar flotando en un set de grabación de una película. Todos llevaban un vaso de plástico o botellas en sus manos. Otros grupos simplemente fumaban en grupos; y más allá de todos parejas se succionaban unas a otras en un claro intento de liberar su deseo. Comencé a entender el porqué Stacey había utilizado la palabra "clandestina", ya que se trataba de un lugar completamente abandonado. Quizás hubiera sido un gran hotel o una mansión en sus buenos años, siquiera era consciente de que aquel edificio era parte de mi ciudad, y en realidad no lo era. Porque siquiera estaba en la ciudad.

Un frío me recorrió y creí no tener hágallas para bajar e intentar socializar. No podría con tanta gente ebria a mi alrededor, y mucho menos sabiendo que estaba tan lejos de casa. Deseaba volver a mi casa. Cuanto antes.

Iba a decírselo a Stacey cuando Kyle tomo mi muñeca.

—¿Está todo bien Agnes? —Asentí un poco duditativa.

—Solo que no es el tipo de lugares que frecuento.

—Entiendo, yo era como tu. —Levante una ceja.  ¿Qué era ser una persona "como yo"? ¿Era eso malo? —Antes de irme... yo solo me dedicaba a estudiar, ayudaba en un lugar de ancianos y hasta me preparaba para una beca.

—¿Y que te sucedió?

—Pues, así es la vida. A veces simplemente debes dejarlo todo por problemas mayores. — Pasó una mano por su cabello y encendió un cigarro. —A veces solo debes dejarlo ir, ¿sabes? Dejar que todo suceda sin más, así es como terminas en lugares como este.

Me extendió una mano para salir del coche, la cual amablemente acepte. Nunca me había llamado demasiado la atención Kyle en lo absoluto, era como un fantasma los últimos días que asistió a la escuela y luego simplemente desapareció.

—¡Nena ven! —llamó Stacey. —Deberías conocer a los chicos más guapos de todo el planeta.

Había cambiado su cigarro por una bebida peculiar, que a penas podía diferenciarse del agua. Estaba media vacía. Al igual que Stacey, quien en el momento que comenzó a tomar pareció ser otra persona completamente distinta. Como si tan solo se hubiera esfumado en la noche. Estaba junto a los restos de mi amiga, que habían sido convertido con los años en esto. No la juzgaba, en lo absoluto. Solo no quería saber muy bien cómo habían convencido a Stacey de que este sería su mayor potencial.

—No lo creo yo... —mire a mi alrededor en busca de ayuda, no la encontré. —Iré por ahí, ya sabes a buscar algo de tomar.

—¿Quieres? —me ofreció su botella translúcida.

Negué con la cabeza y seguí mi camino.

La masa de gente era enorme, aunque normalmente estaban en círculos y no hacían caso a lo que pasaba alrededor. Todos tenían un vaso en la mano, incluso una chica de mi clase que tenía problemas cardiacos y no podía consumir alcohol.

Así son las fiestas, Agnes. Deberías ser como ellos. Deberías no preocuparte y ver todo como si fueras una madre preocupada.

Comencé a balancearme de un lado hacia el otro, moviendo suavemente mis caderas. Con mis manos intentaba mimetizar la letra de la música. En cuando me di cuenta estaba bailando con un grupo de personas que parecían encantadas con mi baile. Parecían agradables.

Una chica de cabello alborotado pasó corriendo junto a mi, chocando mi hombro. Casi caigo atrás si no fuera porque alguien me sostuvo por los hombros.

—Gracias.

Me quede siguiendo con la mirada a aquella chica. Parecía demasiado desesperada por un baño, o mejor dicho, para desechar todo lo que tenia su estómago por el otro lado. Me estremecí ante la idea del vomito. No era de mis cosas favoritas ni en mis peores pesadillas.

63 Days before she goesWhere stories live. Discover now