Capitulo 9

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—Me alegro que hayas pasado una bonita tarde. —La voz de mi madre quedó apagada luego de que la música del supermercado aumentara. Habíamos bajado a elegir la cena para hoy, usualmente hacíamos una compra mensual pero este mes se nos había pasado.

Busqué todo lo necesario para mis días sagrados y lo esencial para noches de dulces, donde solía sumarme en un libro y escuchar música toda la noche. O hasta que mis ojos cedieran.

Lexi había llamado cuando estaba en el auto y me había invitado al famoso bar donde solían juntarse en grupo. Milagrosamente a mamá le había agradado mucho la idea de que saliera de casa, me divirtiera e hiciera amigos nuevos. A mí también me agradaba, pero sentencié que su sentimiento era diferente. No sólo estaba feliz de que estuviera haciendo lo que cualquier otra adolescente, sino que también estaba feliz de que después de meses logré salir de mi casa sin volver llorando o jurando no volver a salir. Desde hacía meses me decidí a quedarme en casa siempre que pudiera, siempre que consiguiera faltar a la escuela lo hacía, y siempre que tenía planes lograba cancelarlos. Así, termine alejando a los pocos amigos que tenia. E incluso hubo días en los que no hablaba ni con mi mamá. Simplemente no hallaba palabras para intercambiar. No era una persona con un alma demostrativa.

Pero ahora todo era diferente, ahora las góndolas del supermercado me dieron la frivolidad de la gente a mi alrededor. Allí, con sus cosas y sus pequeños deseos de ser comprados. Simplemente estaban allí pero no ayudaban realmente a nadie, solo exhibían sus cosas para que fueran compradas. Y probablemente seguirían así mucho tiempo después de que me fuera a vaya a saber uno.

—¿Haz encontrado todo querida?

—Eso creo.

Un cartel de tintura llamó mi atención.

Mujeres lucían un bello y sedoso look en cajas miniaturas que procuraban ayudar a cualquier mujer con su cambio. Me mire en un mini espejo que había allí, mi cabello rubio oxidado me devolvió una mirada triste y aburrida.

Tome el color que más me había gustado. Y unas tijeras que encontré por el camino.

—Ahora si, tengo todo. —mamá me miro expectante y yo simplemente me encogí de hombros.

—Está bien.

Llegue a casa y subí corriendo las escaleras, quería cuanto antes hacer mi gran cambio de look. Necesitaba ir cuanto antes al baño y comenzar todo. Tome una bolsa, una toalla vieja, y un peine.

Suspiré.

¿Estás segura de esto Agnes Daniels?

Claro que no.

Corté el primer mechón. Mire el mosaico viejo de mi baño, recuerdo mirarlo cada noche cuando tengo sed y vengo a buscar algo de tomar o simplemente refrescar mi rostro luego de tanto llorar. El espejo estaba oxidado a los costados, mi visión no era la mejor. Pero seguramente mi madre me ayudaría luego con los retoques.

Había visto muchas chicas en YouTube que lograban hacerse un gran look con solo unas tijeras.

El reto comenzó.

—Tu puedes Ag, tengo fe en ti.

***

La bocina de la furgoneta me sacó de mi estupor. Había quedado recogiendo los mechones de cabello que se perdieron en el trayecto, corté mi cabello por los hombros. Y lo teñi de negro azulado, aunque había sido muy arriesgado estaba feliz con el resultado.

Calcé mis zapatos y saludé rápidamente a mamá, que se encontraba buscando recetas vegetarianas por internet. Le habíamos prometido a la Tía Ángeles una cena para poder agradecerle que me diera trabajo. Aunque básicamente no hacía mucho, y era más como un agradecimiento por darme dinero.

63 Days before she goesWhere stories live. Discover now