Capitulo 7

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El estupor del momento me hizo olvidar por completo a Stacy, quien comenzó a llamar insistentemente. Al tercer timbre decidí atenderle. Mis dedos estaban helados, debido a la calefacción rota de la furgoneta. Aunque, de todas formas, era verano y no era necesario repararla. Mentalmente le pedí disculpas a Daniel cuando me vio frotándome las manos y me devolvió una mirada de pena.

—Diga. —Dije rápidamente. Mi estómago tomó el aspecto de un tobogán de agua dentro de mi. No tenía idea de como podría reaccionar Stacy, aunque siquiera eramos tan amigas a este punto. Pero era importante para mi, ya que había sido mi primer paso para salir de casa.

—¡Agnes! —Su voz retumbo en mi oreja y percibí como todos en el auto pudieron escuchar aquel grito. Mis mejillas comenzaban a ponerse rosadas. —¿Dónde estás? ¿Te encuentras bien?

—Si...

—¿Lo siento tanto! —Mi ceño se frunció. —Siento haberte dejado, pero es que hemos salido con tanto apuro que se me ha olvidado que ibas. —Mi respiración volvió a ser normal. Había sido casi tan despistada como yo, o quizás no le importase en lo más mínimo. De pronto, toda la paz que tenía internamente fue interrumpida por ese sentimiento. Ese sentimiento que me había atormentado noche y día por meses. —Te prometo que te lo compensaré, Ag.

—No hay problema, Stay. —Miré a mi alrededor. Lexi se encontraba fumando a un lado, junto a la parejita besuqueándose y riéndose. Y Daniel fue el único que a estas alturas estaba prestándome atención. —Me he encontrado con unos amigos. —Daniel me sonrió desde el espejo del retrovisor.

—Avisame cuando llegues a casa, ¿Si?

—Claro.

—¿Una amiga preocupada? —Me encogí de hombros, no sabría si debía llamarla amiga, o simplemente una conocida que sintió remordimiento al dejarme en una fiesta con desconocidos. Asentí pesadamente. Mi cabeza comenzaba a entrometerse en mi estado anímico y sentía la necesidad de ir a casa.

Me sentía viajando a un lugar extraño, como cuando eres niño y de repente despiertas en el auto con tus padres yéndose de vacaciones, no entiendes nada más que tendrás que estar atada a un cinturón de seguridad por muchísimo tiempo. Rememoré la sensación de estar atada a un cinturón de seguridad, y era increíble la sensación de estar viajando sin él. Mucho más excitante el hecho de que en la furgoneta no había nada que te atara, era completamente libre.

—Ha sido buena noche people. —Comenzó Lexi, llevando su linterna a su mandíbula, dibujando arañas en el techo. —Aunque por poco no vomito toda mi ropa. —Todos rieron. — Un brindis por nosotros, que probablemente terminamos un día más condenados.

Levantó una lata de cerveza y la tomó.

—Salud, a los amigos. Y a las nuevas. — Eric me guiñó un ojo.

—Por las bienvenidas. —Completó Bet, demasiado ocupada en el rostro de su amado. Nunca había visto alguien que mirara con esos ojos a alguien, con ojos de amor destellando. Con los ojos observando lo más hermoso que verían en sus vidas. Pensé en toda aquella gente que observaba y toda aquella que era observada, como Eric. Habían nacido para ser observados. Supongo que me encontraba en un tercer grupo, los que observan a los dos primeros grupos.

—Jason tiene una fiesta que aún no han cortado, queda cerca de aquí.

—Jason siempre tiene todo lo que necesitamos, ¿No? —Damian lució algo irritado con el comentario de Bet.

—Vamos Dam, es cerca y podríamos ir a llenar nuestra reserva.

Daniel giró sus ojos, parecía natural en Bet ser insistidora, ya que bajo sus brazos y simplemente se dispuso a seguir manejando. El ambiente se volvió tenso por unos segundos pero luego volvió a la normalidad. Nuevamente nos encontrábamos divagando en nuestros pensamientos y por momentos me perdía en mi mente tanto que olvidaba donde me encontraba. Había necesitado tanto este viaje.

Lexi se acercó y comenzó a contarme que ellos la mayor parte del tiempo se juntan en un bar en el centro de la ciudad, pero que no es el típico bar donde van los chicos usualmente. Es un lugar clausurado que el padre de un amigo les presta para pasar el rato mientras arregla los problemas con los papeles. Me pareció una idea maravillosa. Me pregunte cuánta gente podía sentirse identificada en un grupo o lugar así, y me imaginé que demasiada. Ya que de no ser así, la gente no se dispondría en grupos o tendría amigos. Me invito muy amablemente a ir los días que quisiera, lo cual agradecí no tan entusiasmada. Pero por dentro estaba saltando.

Un semáforo en rojo dejó al descubierto el mal humor de Damian frente al nuevo rumbo; miré a Lexi en busca de una respuesta.

—Es así, a veces se enfada por motivos desconocidos. — se encogió de hombros.

Mire por la ventana una última vez antes de bajar, debería intentar perderme antes de encontrarme yendo a casa y volviendo a mi aburrida vida cotidiana.

Desconecta Agnes.

—Espero que esta vez podamos llevarnos algo y no salir pitando. —Dijo Bet mientras salía de la mano de Eric, quien llevaba un cigarrillo en su boca que se deshacía lentamente. Nunca había fumado, ni me había relacionado con gente que fumase en mi casa o en mi entorno. Era algo nuevo para mí descubrir que el humo dentro de la camioneta no me había asfixiado como mi madre me había dicho durante tanto tiempo. Aunque negué la invitación de Lexi a otro cigarrillo con aún más olor nauseabundo.

—Genial. —murmuró Damian desde delante. Cerró su puerta de un portazo, pero nadie pareció prestarle atención. Todos estaban como perdidos, idos en otra sintonía.

Seguían el mismo protocolo anterior, Lexi tomó mi mano y nos escabullimos entre la gente, Eric y Bet se fueron a un rincón a buscar de beber. Damian desapareció en el primer instante. Las personas ya casi no se percataban de donde se hallaban, en su mayoría se encontraban solas con una cerveza en la mano o un vaso que apenas distinguía su color. Muchos estaban ocupados en sus asuntos y simplemente balbuceaban en vez de hablar.

—Creo que no me siento muy bien.

Busque a tientas en la casa desconocida un baño, una habitación donde recostarme o simplemente agua. Había perdido la noción del tiempo y espacio hacia horas. Todo parecía desparramado, como si suficientes personas hubieran recorridos los pasillos hasta quitar el aura de un hogar tranquilo y silencioso.

Retratos de familias felices me devolvían la sonrisa mientras abría puertas por equivocación. La primera era un viejo armario lleno de ropa vieja, el polvo inundó mis fosas nasales. La segunda estaba ocupada y supuse que era el baño. Y en la tercera entre con cuidado, pero rápidamente los gadeos y ruidos no muy convencionales me hicieron retirarme de aquella habitación rápidamente.

Demasiado cerca de un desastre.

Seguí mi camino con mis mejillas sonrojadas y sintiendo aún la desesperación de intentar que no me vieran. La casa, para mi suerte no era demasiado grande para perdernos, pero lo suficiente para que cada cual tuviera su espacio.

Bet pasó junto a mí con botellas bajo la campera de Eric, todo parecía un plan pensado.  Comprendí a qué se refería Bet con "llenar la reserva". Me guiño un ojo y se volvió en sus pasos.

—He perdido a Eric, si lo ves ven con él a la furgoneta. ¡Hoy es nuestra noche de suerte niña! —lo dijo con tanto entusiasmo y gracia que logró que riera con ella. Y me sentí bien por lograr una risa que no sea forzada.

Un viejo libro al final del pasillo llamo mi atención, era completamente rojo y parecía haberse caído de un estante. Con cuidado me acerque, estaba junto a la habitación ocupada y no quería volver a interrumpir. Para mi sorpresa era un diario, parecía una historia. Estuve en un dilema por unos segundos, pero juzgue el aspecto del libro y no parecía estar en muy buenos cuidados allí. No crei que a nadie le importara que lo tomara. Después de todo mucha otra gente se llevaba cosas más valiosas, yo solo estaba tomando un libro...

—Lo siento. —Dice Eric mientras sale de la habitación y por poco me tira al suelo. —Oh, eres tú. Ag, Bet me ha mandado un mensaje, vámonos.

Y así, sin explicaciones siguió su camino por el pasillo. Y yo le seguí, con un nuevo tesoro en mi pecho y mucho deseo de saber aún más cosas.

63 Days before she goesWhere stories live. Discover now