Októ

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No supe responder el gesto de Sam y como vio que no tenía intención de tomar su mano la retiró. Mi cabeza daba vueltas ante todo lo que me rodeaba, las cosas que creía verdades absolutas, ahora eran como una imagen borrosa frente a mí, los límites de la realidad y la fantasía comenzaban a borrarse.

-No entiendo, te conozco desde que tengo memoria, desde que somo niños, ¿cómo es que todo este tiempo has sido un dios?-

-Los dioses podemos tomar muchas formas, así que cuando mi madre se embarazó de Samanta me introduje en su vientre, y nací de su cuerpo. Ella es una especie de madre para mí, me ha cuidado y protegido, y Samanta es algo así como una hermana, pero jamás he olvidado quién realmente soy- Su explicación fue breve y sencilla, pero me resultaba muy difícil comprender todo aquello, parecía irreal.

-¿Y a qué has venido?- Me aventuré a preguntar, sabía que a los dioses les gustaba venir a la Tierra y disfrutar de los placeres humanos.

-No estoy aquí por gusto Kore, créeme que después de miles de años lo menos que me apetece es fingir ser un adolescente y rodearme de niños llorones- Hablaba lento y firme, por primera vez me dio la impresión de estar hablando con alguien mayor -Me han mandado en algo así como una misión. Hay algo que muy preciado que me han encomendado proteger- Pudo ver la duda en mis ojos, porque añadió -No puedo decirte qué es, es por tu seguridad y debe mantenerse en secreto, hay alguien que quiere apoderarse de él y hacer mal uso-

-Entonces, ¿toda tu vida es como una coartada? ¿eres una especie de agente secreto?- Sonaba como una tonta, pero para mi pequeño cerebro era una manera de entenderlo.

-Sí Kore, algo así- rió.

-entonces, no me harás daño- Sabía que no lo haría, pero necesitaba su confirmación.

-Kore, yo jamás te haría daño- Solté el aire que no sabía que sostenía desde hace rato- Soy el mismo Sam de siempre- Me dio una de sus famosas sonrisas, lo que hizo que me relajara un poco.

-Solo, es mucho para digerir. Digo, que vueles y tengas superpoderes no es algo que pueda digerir de la noche a la mañana. Aún creo que es un sueño-

-Lo sé y te daré todo el tiempo que necesites, responderé tus dudas. Aún soy yo- Estaba aún recelosa, Sam era mi amigo, que casualmente también es un dios, si no lo hubiera visto con mis propios ojos no lo creería. Tenía muchas dudas.

-Sam...- Medité un segundo, no sabía cómo formular la pregunta que todo este tiempo me había estado carcomiendo, tampoco sabía cómo reaccionaría Sam ante ella -Clímeno...- No pude terminar porque adivinó a dónde quería llegar.

-El no es bueno Kore, no deberías acercarte a él- Miró la hora en el reloj del tablero y yo hice lo mismo, faltaban quince minutos para que comenzaran las clases. Prendió el auto y se incorporó a la carretera. Pensaba en su advertencia, ¿por qué me decía que no me acercara a Clímeno? ¿será que también es un dios? debía ser alguna criatura, porque su fuerza era sobrehumana.

-Es un daimôn o demonio, como suelen llamarlo hoy en día, son seres sobrenaturales generalmente asociados al mal. La idea judeocristiana ha alterado un poco la noción, convirtiéndolos en creaciones del diablo, pero no es así. En un principio no tenían una connotación negativa, pero hoy en día la mayoría de ellos sirven a Hades, dentro y fuera del inframundo- Sentí un repentino escalofrío. Demonios, pensé instantáneamente en El exorcista y la imagen no resultó para nada agradable, pero no podía imaginarme a Clímeno como alguien malévolo.

-Pero él luce tan normal- y encantador, quise agregar, pero preferí no hacerlo.

-Son maestros del engaño, capaces de disfrazar sus verdaderas intenciones para obtener lo que quieren. Solo traen problemas- Finalizó justo cuando entrábamos al estacionamiento de la escuela. Aparcó cerca de la puerta de entrada. -Kore, prométeme que te mantendrás alejada de él- Sonó más a orden que a una petición, pero estaba tan confundida que simplemente acepté.

El Rapto de PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora