Dekaéxi

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*Nota al final del capítulo*

Kore POV

Durante todo el camino no dejé de mirar mis manos. La impotencia que sentía dentro de mí había alcanzado niveles estratosféricos y me hacía sentir igual de indefensa que cuando descubrí que mi vida era todo menos normal.

La hora que llevábamos de viaje solo había servido para dejarme pensando en qué podía hacer para salir de esta situación. Desde el momento en el que Sam se presentó en la entrada de casa de Dita y me amenazó con destruir a todos aquellos que amaba si no iba con él, era como si hubiera regresado a mi niñez, a la vez que experimenté mi primer ataque de pánico y no sabía qué hacer.

Ir con él había sido la opción más inteligente, tenía que pensar en la seguridad de todos y asegurarme que nada malo les pasaría, era lo menos que podía hacer después de que ellos hubieran cuidado de mí todo este tiempo.

-Has estado muy callada- Sam apagó la radio, ahogando el sonido de la música y dejándonos en un silencio incómodo.

Me removí en mi lugar y volteé a la ventana, sin ninguna intención de responder.

-Vamos, Kore. No puedes ignorarme el resto de la vida-

-Mírame intentarlo- Mi voz había salido fría, sin ningún atisbo de emoción. Bien, eso era justo lo que quería transmitir.

-No lo dices en serio- ¿Hablaba él en serio?

Tenía que estar bromeando. Después de todo lo que tuve que pasar, después de todo lo que me había hecho. Él y mi madre eran la razón por la cuál me sentía tan destruida y que no supiera quién era yo realmente.

-Kore, mírame- A regañadientes hice lo que me pidió.

Cuando me giré para encararlo, despegó por un segundo la vista de la carretera. Su semblante era de preocupación, tenía ojeras profundas debajo de los ojos y podía ver que su cabello, siempre exhaustivamente arreglado, estaba descuidado, incluso lo tenía más largo de lo que alguna vez lo había visto.

-Me conoces, Kore- Pronunció mi nombre como una súplica, como siempre lo hacía cuando quería obligarme a escucharlo aunque estuviera molesta con él -Te conozco mejor que nadie, incluso que tú misma y solo hago esto porque me preocupo por tí. Sé que en este momento no puedes verlo, pero es lo mejor para tí-

Sus palabras hicieron que mi sangre hirviera. La poca compasión que sentí duró un segundo, el vestigio de aquel niño con el que crecí y que llegué a considerar mi mejor amigo en todo el mundo, fue reemplazado por la imagen de un completo desconocido.

-No me conoces, ya no- Me crucé de brazos y regresé mi mirada a la ventana.

-Kore, Kore, Kore- Dijo reprobatoriamente -No me dirás que realmente crees que ellos te conocen mejor que yo- La forma en la que habló al referirse a Dita, Clímeno y los demás había sido con puro asco -Tú y yo crecimos juntos. Yo te acompañé en tu primer día de escuela, tomé tu mano cuando fuiste a tu primera clase de natación. Fui yo el que te regaló tu primera novela de romance. En cualquier etapa de tu vida, en cualquier acontecimiento, fui yo el que estuvo ahí-

-También fuiste el que me mintió- No pude evitar explotar, derramando todo el odio y dolor que había guardado dentro de mí desde que descubrí la verdad -Todos estos años me mirabas a la cara, te hacías llamar mi mejor amigo, pero aún así decidiste ocultarme la verdad sobre quién era, ¿A eso le llamas ser mi mejor amigo? ¿Cómo puedo confiar en ti cuando todo lo que has hecho es mentirme?-

Sin poder evitarlo, comencé a llorar. Me limpié las lágrimas con demasiada fuerza, odiaba el hecho de que me viera llorar, que me viera así de vulnerable.

El Rapto de PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora