especial «adulto»

45.9K 4.5K 8.1K
                                    

«🌸»

JiMin miraba con atención el cartel en sus manos, cuidaba las esquinas pues las dos inferiores estaban ganando arrugas, una vez emparejó el papel grueso procedió a levantar la mirada, encontrándose con un mar de gente que iba y venía, junto con él, tal como si fuera el mar que tanto extrañaba, escuchaba el susurro de las voces, tacones, llantos infantiles —y algunos adultos— así como timbres de celular, siendo constante y suave, similar al siseo de las olas. Todo parecía ser limpio y reluciente, casi ordenado, sin embargo, nadie parecía tener dirección alguna, a diferencia del subterráneo donde todos parecían seguir coherentemente una línea estricta, ya sea para salir o tomar un transborde, aquí estaban hecho un lío, parecían aquellos cardúmenes de peces que muchas veces vio en documentales, todos dirigiéndose en un camino para luego simplemente estallar en diferentes direcciones buscando confundir al depredador natural. JiMin analizó, aquí también había un depredador solo que no se trataba de un gran tiburón blanco con fauces blancas, ojos oscuros y piel brillosa, sino más bien de una bestia más grande, imponente, fuerte y agresiva: el tiempo. Todos parecían presionados, apresurados, mirando sus relojes o sus teléfonos, como temiendo ser comidos por aquel monstruo.

Levantó un poco el cartel para mirarlo, asegurándose de sostenerlo bien, luego bajó la mirada cuando unos policías pasaron a su lado con el aire imponente, aquellas personas siempre le daban miedo, aun cuando había una chica amable con el mismo uniforme que lo saludaba todas las mañanas. Sonrió ante el recuerdo y al ver una maleta que poseía pequeños adornos tiernos: un perrito, un arcoíris y un edificio. Suspiró para seguirlo buscando, animándose para mirar entre las personas, el cartel que sostenía a la altura de su pecho dictaba "Jung HoSeokie" además de algunas estrellas coloridas y nubes azules. El resto de sus amigos y familia se encontraban sentados, le habían dicho que era innecesario, pero él lo había visto en varias películas donde se mostraba a una persona esperando con un cartel en alguna terminal para recoger a alguien y no quería a HoSeok perdido así que había estado dibujando y coloreando un cartel con su nombre. En un instante la gente comenzó a acumularse, se encogió entre sus hombros, eran demasiados —no realmente pero así lo sentía—, sus voces, tonos, sonrisas o muecas molestas, todo ello lo estaba agobiando. Comenzó a sentirse intimidado por las miradas, pues aunque ahora podía caminar con normalidad por la calle aún le causaba ansiedad cuando había muchos ojos encima de él. Quizás no lo veían directamente sino a su cartel pero aun con ello percibía la asfixia en su garganta.

El aliento pudo entrar correctamente en su cuerpo cuando un beso se posó en su mejilla.

¿Por qué no te sientas? —Preguntó YoonGi no rindiéndose de insistir.

Pero... se podría perder. —Murmuró negando.

Aún no llega, mira... —señaló a una pantalla— ahí nos avisarán cuando el vuelo de HoSeok esté aquí.

JiMin frunció los labios para protestar de nuevo pero YoonGi ya estaba quitándole el cartel para llevarlo a los asientos. En uno de ellos TaeHyung mandaba mensajes ávidamente mientras que a su lado NamJoon hablaba con SeokJin, hacía ademanes y miraba al techo constantemente, en la fila de atrás se encontraba JiWoo y sus padres, jamás los había visto pero ahora podía percatarse que HoSeok se parecía demasiado a ambos; su madre era realmente linda y cuidada, no parecía ser igual a la madre de YoonGi, no tenía los ojos expresivos y la sonrisa extrovertida, por el contrario, sus orbes eran tímidos, apenas delineados por un café suave en forma de sombra que se difuminaba bien con su piel, sus pestañas eran cortas y enrizadas, sus labios libres de todo producto, la nariz respingada y suave que ambos hermanos heredaron, hombros pequeños, cuello largo y brazos muy juntos en su regazo, a su lado estaba un hombre, parecía ser uno comprensivo, más que su propio padre y el de YoonGi, sus hombros eran relajados, vestía con un chaleco sencillo y sus párpados caídos, le daba un aire tranquilizador, como si fuera de aquellas personas que se sientan en un parque escuchando todos tus problemas para luego darte un consejo valioso de unas cuantas palabras. Sus manos estaban arrugadas, parecían haber sido lastimadas por trabajos duros, recordaba con curiosidad, escuchar a HoSeok hablar sobre siembras y demás, se preguntó si acaso su padre trabajaba en el campo, sin embargo notó los característicos labios de su amigo en el rostro maduro, eran iguales, más jóvenes y expresivos, quizás.

guardian angel ›› ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora