♕ 20: Planes. ♕

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Pero aunque su padre murió poco después de que Harry cumpliera siete, se había reído al ver el potencial desastre en que se convertiría el niño con el solo mechón blanco entre los rizos castaños.

Aún así, los Akgon habían sido siempre una familia con guerreros fuertes e inteligentes, todos fueron criados para gobernar, incluso si nunca ostentaban un título como el del rey. La familia siempre les hizo saber a cada uno bajo su apellido, el poder que tenían, la fuerza de su imperio, el peso de su cargo.

Y lo cierto es que, no importaba como fuera el siguiente heredero al trono, siempre, absolutamente siempre, quién terminaba llevando la corona de oro: Kargem siempre vería por su familia, por su reino, por que nadie jamás, les quitaría lo que era suyo.

Y Harry Akgon lo sabía a la perfección.

(...)

Kargem se sentó a la cabeza de la mesa tallada con la silueta de poniente

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Kargem se sentó a la cabeza de la mesa tallada con la silueta de poniente.

Sus músculos se movían contra la tela brillante de su ropa, los diseños de sus bordados delicados se pintaban sobre su silueta y brillaban con el oro de las costuras. Su cabello se curveaba en rizos descuidados y cortos, el mechón blanco cayéndole en la frente sobre su cicatriz.

Su rostro se tensó, así como sus pecho subía y bajaba con fingida parsimonia; el resto de su cuerpo se teñía de una calma imperturbable, pero en el fondo de su estómago, ardía una furia chispeante que soltaba llamaradas de fuego por sus ojos.

Harry lucía terriblemente intimidante ese día.

Nadie jamás, lo habia visto así en su vida. Ni siquiera Niall o Skyler, que habían crecido peleándose a golpes entre luchas fraternales... y a veces no tan suaves. Gemma tragó saliva, pues conocía de sobra la forma en la que Harry se molestaba cuando padre lo regañaba por su comportamiento insolente, pero nunca lo había visto así de furioso.

Louis y Nadine, que no habían conocido a Harry toda su vida, pero que si conocían lo imponente que podría lucir el rey del sur, miraban nerviosos hacía la mesa, pues su omega interno los mantenían callados y a espera de un veredicto.

Tras la llegada de la reina del norte junto a su esposo, tras avisar que Isabella Tomlinson ahora era una rehén de la bruja Perrie, tras explicar que Akrahm Malik era ahora un enemigo directo a la corona, tras tener a su tía sumida en un hechizo, tras haber pasado una noche más sin el brillo de su esposo y tras no tener la suave presión de sus hijos sobre su regazo, Kargem tenía todas las malditas razones en el mundo para escupir fuego como solo un dragón podía hacer.

Todos los presentes estaban al corriente de la situación actual que perturbaba a la corona; Harry Akgon quería la cabeza de Perrie Edwards, la bruja que secuestró a sus hijos y que amenazaba con quitarle su cargo. Esta vez no habría una guerra, según la información que tenían. No una tan grande como la batalla por el amanecer. Y aunque la lucha volvía a ser por la magia, esta vez lo que se debatía en duelo, a demás del poder del rey, eran los dos príncipes herederos.

Drakhae [l.s]Where stories live. Discover now