♕ 19: Lealtad. ♕

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Apretó los puños a cada lado de su vestido morado, con los ojos dorados refulgentes y llenos de llamas, dió la orden para acabar con cada alma, sirviente o caballero que se hallara dentro del castillo.

Los soldados de Cinis tuvieron que obedecer cuando Akrahm asintió a la orden de la bruja.

Ahora, minutos después de su llegada al norte, con el pueblo amenazado bajo las fuerzas de sus soldados, con la luz del Sol comiéndose la oscuridad entre la nieve y sus paisajes helados, Perrie Edwards se crispaba los nudillos intentando retener la furia que corría por sus venas.

(...)

La bruja se abrió paso por la sala del trono; cuatro sillas de madera tallada se habían bajo otro estandarte de la casa. Notó cómo ese lugar no se comparaba con los muros altos del sur, con los suelos de mármol del Krestum o que no había oro pulido en los tronos de la corona; aún así, el norte era el norte, pero Perrie había llegado demasiado tarde.

Akrahm llegó trotando detrás de ella, intentando calmarla o darle una esperanza de que no todo estaba perdido.

El Lord de Cinis estaba levemente aterrado por la bruja y supo que tenía que servirle propiamente o si no... él podría perder lo poco que aún le quedaba. No quería que ella le hiciera daño a su familia.

—Mi lady, escu-

Perrie no le dió tiempo a seguir, entre su enojo abrumador y los ojos brillantes como las brasas, gritó mientras alzaba sus manos al estandarte. De un hechizo fuerte y directo, el símbolo del lobo se impregnó de llamas, consumiéndose con rapidez mientras la bruja se dejaba caer de rodillas con los puños apretados.

Akrahm tragó saliva.

—M-mi lady...

—Todo esto es tu culpa Akrahm, —soltó la rubia mientras se giraba y lo miraba con sus ojos completamente dorados. — ¡Tardaste demasiado en llegar!, la reina se ha ido, ha logrado escapar, seguro estarán en el sur en breve.

—P-pero, mi lady, hemos enviado las fuerzas con premura... alguien... ¡Alguien les avisó, ellos lo han visto!

—Ese insolente despreciable...

— ¿Quién, mi lady?

—Mi hermano... mi hermano fue quién les dijo. Estoy segura..., ese maldito...

—Mi lady, no se precipite, tiene que entender que aún son más fuertes que nosotros. Aún si su hermano no les hubiera dicho, tienen al príncipe Louis, tiene el don la visión y

—El... ¿qué dijiste?

— ¿Mi lady?

— ¿El don de qué?

—Es...es, el p-príncipe Louis, mi lady... él... ti-tiene el don.

—No... es Allenya Akgon quién tiene la visión. Me encargué de ella, la quité del camino.

—S-si, mi lady, pe-pero el príncipe.... Louis lo tiene. Él ayudó en la guerra anterior. Ti-tiene el don.

Perrie endureció la quijada.

Gritó con desesperación, cerró los ojos y convirtió sus manos en puños. El sonido de su grito fue tan ensordecedor, que las paredes del salón temblaron mientras el suelo parecía cuartearse. Polvo cayó del techo, grietas aparecieron por doquier. Los tronos cayeron a las espaldas de la bruja mientras la furia reverberaba por su cuerpo.

— ¿Quién ha quedado?

—Mi lady...

— ¿¡Quién fue el que quedó con vida!?

Drakhae [l.s]Where stories live. Discover now