Pero quiero hacer el día lo suficientemente memorable para no olvidarlo nunca.

Sin estar muy seguro comienzo a trazar líneas, con colores que no combinan mucho, ganándome miradas confusas de su parte. Estamos frente a frente, yo dándole la espalda al mirador y ella al auto. Constantemente mira al cielo y saca un poco la punta de la lengua. Estoy seguro de que está pintando el cielo, y le está quedando genial. Si viera lo que estoy haciendo, se reiría de mí. Por suerte no he decidido improvisar la pintura aquí. La real, la que me ha llevado mucho tiempo perfeccionar, está en el auto en un lugar que solo yo sé. Cuando llegue el momento de mostrar nuestras obras de arte, me inventaré una excusa para ir al auto y hacer el intercambio. Será emocionante.

—¿Por qué haces tantas líneas? —pregunta mirándome unos segundos sin dejar de pintar su lienzo.

Pues porque no sé pintar.

—Ya lo verás, es una magnífica obra de arte.

—No te creo nada, Jace.

—Créeme Charlie, te va a encantar.

Frunce el ceño y los labios, pero ya no dice nada, solo continúa con lo suyo.

Seguimos pintando conforme el sol se va haciendo menos intenso. Ya casi está atardeciendo, así que decido dejar de pintar para comenzar con la revelación y la propuesta.

—Ya acabé —le digo soltando el pincel.

—Solo necesito terminar unos detalles más.

—Está bien, iré al auto y, cuando vuelva, nos enseñaremos las obras.

Me levanto con el lienzo mal pintado entre las manos, tratando que de no se vea lo más mínimo. Abro la puerta del auto y guardo el lienzo malo en una bolsa de plástico y luego saco el bueno de una caja de cartón bien resguardada. Sin dudar, vuelvo con Charlie y la miro desde arriba.

—Ya he acabado. —Se pone de pie con una sonrisa y me mira—. ¿Listo para mostrarme tu pintura?

—Creo que sí —Tengo los nervios de punta en cada parte de mi cuerpo.

Los dos caminamos hacia el barandal de seguridad del mirador y nos ponemos uno al lado del otro cubriendo nuestras pinturas para que sean una completa sorpresa. Me sudan las manos, no puedo dejar de morderme el labio y no dejo de golpear la punta de un pie, una y otra vez, en suelo. ¿Qué se supone que haré si me dice que no? ¿A dónde voy a escapar? ¿Qué hago si dice que no? Y si lo hace ¿terminaría con mi avance? ¿Ya no habría más Jace&Charlie4ever? ¿Qué le diría? Algo como: bueno, gracias, o un simple bueno. Y luego tendríamos que regresar juntos y sería muy incómodo, y después ¿seguiríamos teniendo la misma relación o echaríamos todo por la borda?, o

—Jace.

—¿Qué? —pregunto, nervioso.

—¿Ya te puedo mostrar mi pintura?

—Ah, sí

Deja de esconder su pintura y estira los brazos hacia delante, sosteniendo en alto el lienzo para dejarme verlo. Ha pintado la vista que tenemos desde donde estamos, los árboles, el agua y las casas lejanas; además del cielo en tonos azules, con un tibio amarillo que apenas se ha comenzado a notar hace unos minutos.

—Es demasiado bueno. ¿Cómo puedes captar todos los detalles así?

—A veces me pregunto lo mismo, pero no tengo idea, solo lo hago.

—Es un don muy bueno. Tus pinturas las tiene que ver y admirar el mundo.

—Pf, ojalá pasara —se burla—. Pero anda, muéstrame el tuyo.

Hasta el último de mis días. [EN LIBRERÍAS]Where stories live. Discover now