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—De acuerdo... ¿Sho-chan?

—¿Sí?

—¿Te quedarías conmigo esta noche?

«¿Acaso escuché mal? Sí, definitivamente escuché mal»

—¿Qué?

Izuku salió de su escondite con la mirada baja, dejándole apreciar de esa manera el dulce sonrojo que cubría sus mejillas llenas de constelaciones formadas por sus hermosas pecas.

—¿T-Te quedarías conmigo esta noche? —repitió, y sintió su corazón acelerarse.

No escuchó mal.

—Yo...

—Si no quieres, no hay problema —tranquilizó al verle nervioso.

—No, no es eso, es solo que... no quiero que sientas que tienes alguna obligación de hacerlo, Izu, ¿entiendes?

—Claro que lo entiendo, Sho-chan. Pero, de verdad, m-me gustaría mucho pasar más tiempo contigo. Además, las tormentas me dan un poco de miedo —murmuró, ocultando su rostro tras el cuello del abrigo. Su corazón palpita con tanta fuerza que creyó que se iba a morir.

—Bueno, de ser así, me quedaré contigo —afirmó, y el omega sonrió emocionado.

Como si el universo se hubiera alineado para ellos: lentamente la lluvia empezó a disminuir, y obviamente el alfa aprovechó aquello para que ambos corrieran en dirección al auto antes de que volviera a caer con la misma intensidad de hace unos minutos. Sin embargo, no se percató de que, por donde corren, es prácticamente lodo.

—¡Ah!

—¡Izuku!

El omega cayó de espaldas y el alfa encima suyo, logrando colocar una de sus manos debajo de su cabeza llena de rizos, evitándose algún tipo de accidente mayor.

—Uf... eso estuvo cerca, ¿estás bien?

Izuku no pudo evitar empezar a reírse sonoramente, para luego soltar un quejido de asco al sentir el lodo en su cuerpo.

—Estoy bien. Ahg, qué asco.

—Vamos —se puso de pie—. Antes de que empiece a llover más fuerte, de nuevo.

El menor aceptó sus manos, enderezando así su cuerpo, y continuaron por el camino que les llevaría al auto.

—Lamento mucho esto... —murmuró Izuku, apenado al observar los asientos mancharse.

Shoto negó al instante, terminando de higienizar sus manos con unas toallitas húmedas y un poco de alcohol.

—Descuida —le restó importancia, acercándose solo para colocarle el cinturón de seguridad—. ¿Quieres que prenda la calefacción?

El pecoso asintió energéticamente, abrazándose a sí mismo, y sonriendo acató su petición. Después se colocó su cinturón de seguridad y puso en marcha el vehículo en dirección al hogar del omega.

Está increíblemente nervioso, y por el aroma de Izuku supo que no es el único.
En su defensa, se siente así porque será su primera vez en el hogar de otra persona, pero, después de todo, no es cualquier persona, sino que es su destinado. No hay razón para estar nervioso en realidad.
Estacionó el vehículo frente al edificio y fue el primero en bajar, rodeando el mismo solo para abrirle la puerta a Izuku, quien no tardo en sacar su paraguas de su mochila e intentar colocarlo sobre sus cabezas, pero al ser más alto, la tarea se le complicó un poco.

—Permíteme.

Shoto, sonriendo, tomó el objeto en una de sus manos, cubriéndolos así a ambos. El peliverde rio agradeciéndole.
Poco después de que se adentraron en el hogar, un potente trueno hizo vibrar las ventanas al mismo tiempo que el sonido de la lluvia cayendo con fuerza se escuchó una vez más. Sacándoles un suspiro de alivio al por fin encontrarse refugiados de aquella tormenta.

Soulmate | TodoDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora