—¿Crees que estuvo bien invitarlo? —preguntó Izuku, viendo a su amiga buscar en su armario la ropa "perfecta" que para el.

Melissa parece estar más emocionada que el omega dentro suyo.

—No empieces a dudar ahora que ya lo hiciste —regañó, dejando sobre la cama unos pantalones ajustados, oscuros, una polera de color crema y, para colocarse encima, un buzo beige y un abrigo de polar negro.

—¿Y si tenía algo importante que hacer y yo lo interrumpí?

Melissa rio, acariciando sus rizos.

—Izu, si Todoroki-san tuviera algo pendiente, entonces no habría aceptado.

—Uhm... tienes razón. ¡Pero y s-...

—Ya, ya. A cambiarse.

Izuku hizo un mohín y la beta salió de la habitación para darle privacidad.

Está muy nervioso, sinceramente. No porque en menos de cuarenta minutos fuera a reunirse con su alma gemela, sino que sus nervios vienen más por el lado de que jamás tuvo una cita, jamás.
Además de nunca haberse interesado en ellas ni en ningún alfa, no habría tenido tiempo para alguna, ya que si no está estudiando, está trabajando. Así que todo esto, es algo completamente nuevo. Un terreno inexplorado. Y le da terror arruinarlo; por alguna razón anhela que todo salga bien y que sus preocupaciones sean solo inventos de su cabeza y no advertencias.

Cuando se encontró vestido, se observó en el espejo y no pudo evitar sonrojarse. Todavía le cuesta creer que le pidió a Shoto una cita disfrazada de una reunión, ni siquiera supo de dónde sacó el valor para hacerlo.
Sonriendo se dio ánimo a sí mismo, al mismo tiempo que salía de la habitación y caminaba hacia la entrada, donde se colocó sus infaltables zapatillas deportivas rojas. También agarró una mochila, no muy grande, y metió sus pertenencias junto a un pequeño paraguas; lo lleva por si las dudas, en las noticias escuchó que el día, aparte de estar frío, estaría nublado y con muchas probabilidades de lluvia.

Melissa ya le esperaba afuera, así que, después de cerrar la puerta con llave, unieron sus brazos y empezaron a caminar. Acompañaría a su amiga a la estación y luego se iría a su cita.

En el camino no dejó de escuchar palabras alentadoras de la rubia, que intentaba alejar los malos pensamientos e inseguridades de su cabeza, lográndolo con mayor facilidad de la que esperaba.
Se quedó a su lado hasta que su transporte llegó, e Izuku, luego de verla desaparecer tras las puertas metálicas, corrió hacia otro vagón que lo llevaría a su destino.

Al llegar se permitió respirar tranquilo. Aún le quedan unos diez minutos de sobra, y cuando se encontró frente a las puertas de vidrio de aquella bonita y enorme cafetería, sintió su corazón convertirse en una pelota de tenis; brincando en su pecho provocando que la sangre se subiera a sus mejillas.
Tomó una leve inhalación, dándose ligeras palmaditas en sus muslos, y confiado abrió aquellas puertas haciendo sonar una campanilla, que anunció su entrada.

Apretando las correas de su mochila, recorrió el lugar hasta que sus esmeraldas chocaron con los iris heterócromos de Shoto, e Izuku caminó con pasos pequeños hacia la mesa.
Todo en el alfa grita elegancia, desde sus zapatos oscuros impecables a la punta de sus cabellos finamente peinados hacia un costado. Su ropa y su porte son tan formales que sintió un temblor en sus piernas.

«Parece una obra de arte que se escapó de un museo»

—Hola... —saludó cohibido, tomando asiento frente a él.

—Hola, Izuku.

Solo pasaron unos minutos desde que escuchó su voz a través de la llamada telefónica que tuvieron, pero seguía escuchándose igual de bien para sus oídos.

Soulmate | TodoDeku Where stories live. Discover now