—¿Me dejará jugar entonces?

—Te dejaré jugar porque te necesito en el campo, pero más vale que comiences a correr ahora mismo quince vueltas si no quieres pasar tu noche de baile limpiando el equipo de todos los jugadores.

Leo sonríe y se acerca para tomarlo de la cabeza y darle un beso en la gorra. Hace meses que el entrenador no la lava, ¡puaj! Tal es su felicidad por no haber muerto. Esperemos que no lo maten las bacterias.

Los tres nos sentamos en la encimera de la isla de mi casa. Cada uno toma una taza de chocolate caliente que nos ha hecho mi madre y damos un sorbo a la vez. Suspiramos al sentir el líquido calentar nuestras gargantas.

—¿Por qué no nos contaste lo de tu propuesta? Dijiste que irían a un restaurante —pregunto a Leo.

—No quería que estuvieran presentes.

—Pudimos grabar algo o darte ánimos —comento.

—No, porque me molestarían por ser un Jace.

¿Qué?

—Tienes razón, eres astuto, Leíto. —Ken lo señala con la taza.

—¿Qué mierda es un Jace?

—Un idiota enamorado, lo llamamos así. ¿No lo sabías?

—Así que soy un idiota enamorado

Entornan los ojos.

—Muy bien, estoy enamorado, pero no idiota. En realidad estoy avanzando muchísimo.

—Lo notamos, casualmente ninguno entró a primera hora, ni a la segunda, o a la tercera —dice Ken, y vuelve a tomar un poco de chocolate.

—Solo hablábamos, nada más.

—¿Y de qué han hablado?

—De cosas que no les incumben.

—¿Besos? —pregunta Leo con picardía.

—No, Leo. ¿Tú llegaste tarde por estar copulando? —bromeo repitiendo las palabras del entrenador.

—Casi me muero de vergüenza en ese momento, pero también de miedo.

—Gracias a ti ahora sé que no haré mi propuesta en el día de entrenamiento.

—¿Ya planeaste todo? —pregunto a Ken.

Bebe chocolate y asiente.

—Mi madre me sugirió que lo haga lo más pronto posible.

—¿Por qué?

—Porque la búsqueda de trajes es fácil para nosotros, pero la búsqueda para las chicas es muy larga. Cuanto más tiempo tengan, más cómodo es para ellas; así no se sienten presionadas. Consejo de mi mamá, que siempre tiene razón.

Cuanto más rápido mejor

Desde que mis amigos se han ido a sus casas, no he podido dejar de pensar en lo que Ken ha dicho: «Lo más pronto posible». Tal vez su mamá tiene razón y es mejor planificar con la seguridad de algunas semanas de antelación. Pero ¿yo tengo la seguridad de no ser rechazado? Aun me da un poco de miedo que sea muy rápido para ella, que piense que estoy tomando confianza demasiado rápido. Tal vez tenga que consultar con mi madre, como dijo mi amigo, ellas siempre tienen la razón.

—¡Mamá! —grito sin levantarme del sofá en el que he estado pensativo toda la tarde. Escucho pasos en las escaleras, pero no me giro, sé que es ella.

—No grites en casa Jace, manda un mensaje o ve hasta donde esté yo.

—Lo siento —murmuro.

Se sienta a mi lado y acaricia mi cabello mirándome preocupada.

Hasta el último de mis días. [EN LIBRERÍAS]Where stories live. Discover now