En un estado gobernado por la corrupción, a pocos metros de las olas del mar y dentro de una cabaña, residieron dos jóvenes, encerrados y aislados de la reprimida sociedad. Fueron culpables de un delito que no supieron cómo sucedió, ambos asechados...
Para los que no pierden la esperanza de ser felices. Para todos los que vendieron su amor a una falsa visión.
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A mediados de los años mil novecientos setenta, dentro del continente latinoamericano, un levantamiento corrupto se puso en la cima, sembrando terror y desterrando a los líderes de cada país; quienes fueron brutalmente asesinados. En las calles no tardó en reinar la pobreza, los salarios que pagaba el gobierno a sus empleados fueron eliminados. Tras meses de la invasión y una extensa estadía, los corruptos crearon campos de concentración en todos los lugares posibles, en cada país, en cada estado, en cada municipio, entre otros. Las personas empezaron a sobrevivir solamente de la miseria de alimentos y vestido que les aportaban estos nefastos invasores, el ICAE, también conocido como «Impulso correctivo y activo de élite».
Con el pasar de los años, el continente se vio en estado crítico y una toxina se encargó de empeorarlo todo.
