127. 𝗛𝗔𝗚𝗥𝗜𝗗

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—¿De verdad? —dijo Hermione, impresionada—. ¡Bien hecho!

Harry, Ron, Lucy y Hermione salieron del castillo el sábado, y atravesaron el campo húmedo y frío en dirección a las verjas. Al pasar junto al barco anclado en el lago, vieron salir a cubierta a Viktor Krum, sin otra prenda de ropa que el bañador. A pesar de su delgadez debía de ser bastante fuerte, porque se subió a la borda, estiró los brazos y se tiró al lago.

—¡Está loco! —exclamó Harry, mirando fijamente el renegrido pelo de Krum cuando su cabeza asomó en el medio del lago—. ¡Es enero, debe de estar helado!

—Hace mucho más frío en el lugar del que viene —comentó Lucy—. Supongo que para él está tibia.

—Sí, pero además está el calamar gigante —señaló Ron. No parecía
preocupado, más bien esperanzado.
Hermione notó el tono de su voz, y le puso mala cara.

—Es realmente bueno, ¿saben? —dijo ella—. No es lo que uno podría pensar de alguien de Durmstrang. Me ha dicho que esto le gusta mucho más.

—Yo lo creo —soltó Lucy, comenzando a caminar lentamente y sus amigos la siguieron sorprendidos.

—¿Sí? —preguntó Hermione.

Lucy se encogió de hombros mientras veía la nieve caer al suelo y luego sus zapatos hundirse bajo ella.

—Sí, me agradó su experiencia en dragones.

Mientras recorrían la calle principal, cubierta de nieve enfangada, Harry estuvo muy atento por si vislumbraba a Hagrid, y propuso visitar Las Tres Escobas después de asegurarse de que éste no estaba en ninguna tienda.

La taberna se hallaba tan abarrotada como siempre, pero un rápido vistazo a todas las mesas reveló que Hagrid no se encontraba allí. Desanimado, Harry
fue hasta la barra con Ron, Lucy y Hermione, le pidió a la señora Rosmerta tres cervezas de mantequilla, y lamentó no haberse quedado en Hogwarts escuchando los gemidos del huevo de oro.

—Pero ¿es que ese hombre no va nunca a trabajar? —susurró Hermione de repente—. ¡Miren!

Señaló el espejo que había tras la barra, y Lucy vio a Ludo Bagman allí reflejado, sentado en un rincón oscuro con unos cuantos duendes. Bagman les hablaba a los duendes en voz baja y muy despacio, y ellos lo escuchaban con los brazos cruzados y miradas amenazadoras.

Lucy se dijo que era bastante raro que Bagman estuviera allí, en Las Tres
Escobas, un fin de semana, cuando no había ningún acontecimiento relacionado con el Torneo y, por lo tanto, nada que juzgar. Miró el reflejo de Bagman. Parecía de nuevo tenso, tanto como lo había estado en el bosque aquella noche antes de que apareciera la Marca Tenebrosa. Pero en aquel
momento Bagman miró hacia la barra, vio a Harry y se levantó.

—¡Un momento, sólo un momento! —oyó que les decía a los duendes, y
Bagman se apresuró a acercarse a él cruzando la taberna—. ¡Harry! ¿Cómo estás? —lo saludó; había recuperado su sonrisa infantil—. ¡Tenía ganas de encontrarme contigo! ¿Va todo bien?

—Sí, gracias —respondió Harry.

—Me pregunto si podría decirte algo en privado, Harry —dijo Bagman—.
¿Nos podrían disculpar un momento?

—Eh... bien —repuso Ron.

Los tres se alejaron de allí, dejando a Bagman y Harry hablar. Hermione y Lucy agarradas de los brazos, caminaron hasta una mesa al fondo del bar, seguidas de Ron.
 
Una vez que se sentaron, Lucy miró de reojo a Bagman y Harry, se dijo a sí misma que no debía usar sus habilidades para cosas como aquellas, así que sacó esa idea de escuchar la conversación y se centró en sus dos amigos.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Where stories live. Discover now