43. 𝗟𝗔 𝗖𝗔́𝗠𝗔𝗥𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗢𝗦 𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧𝗢𝗦

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.capítulo cuarenta y tres

                  DURANTE UNOS DÍAS, en la escuela no se habló de otra cosa que de lo que le habían hecho a la Señora Norris

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                  DURANTE UNOS DÍAS, en la escuela no se habló de otra cosa que de lo que le habían hecho a la Señora Norris. Filch mantenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen. Lucy le había visto fregar la inscripción del muro con el Quitamanchas mágico multiusos de la señora Skower, pero no había servido de nada: las palabras seguían tan brillantes como el primer día. Cuando Filch no vigilaba el escenario del crimen, merodeaba por los corredores con los ojos enrojecidos, ensañándose con estudiantes que no tenían ninguna culpa e intentando castigarlos por faltas imaginarias como «respirar demasiado fuerte» o «estar contento».

  Ginny Weasley parecía muy afectada por el destino de la Señora Norris.
Según Ron, era una gran amante de los gatos.

—Pero si no conocías a la Señora Norris —le dijo Ron para animarla—. La verdad es que estamos mucho mejor sin ella. —A Ginny le tembló el labio—. Cosas como éstas no suelen suceder en Hogwarts. Atraparán al que haya sido y lo echarán de aquí inmediatamente. Sólo espero que le dé tiempo a petrificar a Filch antes de que lo expulsen. Esto es broma... —añadió apresuradamente, al ver que Ginny se ponía blanca.

—Ya, Ginny —dijo Lucy, pasándole un vaso de agua.

  Aquel acto vandálico también había afectado a Hermione. Ya era habitual en ella pasar mucho tiempo leyendo, pero ahora prácticamente no hacía otra cosa. Cuando le preguntaban qué buscaba, no obtenían respuesta, y tuvieron que esperar al miércoles siguiente para enterarse.

  Harry se había tenido que quedar después de la clase de Pociones, porque Snape lo había mandado limpiar los gusanos de los pupitres. Tras comer apresuradamente, subió para encontrarse con Ron y Lucy en la biblioteca, donde vio a Justin Finch-Fletchey, el chico de la casa de Hufflepuff con el que coincidían en
Herbología, que se le acercaba. Harry acababa de abrir la boca para decir
«hola» cuando Justin lo vio, cambió de repente de rumbo y se marchó deprisa en sentido opuesto.

  Harry encontró a Lucy y Ron al fondo de la biblioteca, midiendo sus deberes de Historia de la Magia. El profesor Binns les había mandado un trabajo de un metro de largo sobre «La Asamblea Medieval de Magos de Europa».

—No puede ser, todavía me quedan veinte centímetros... —dijo furioso
Ron soltando el pergamino, que recuperó su forma de rollo— y Lucy ha llegado al metro y medio con su letra diminuta.

—¡Ey! —se quejó la pelirroja—. Que mi letra no sea tan grande como la tuya, no quiere decir que sea peor —dijo, dejando su tarea sobre la mesa.

—¿Dónde está Hermione? —preguntó Harry, agarrando la cinta métrica y
desenrollando su trabajo.

—En algún lado por allá —respondió Lucy, señalando hacia las estanterías.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Where stories live. Discover now