→ Treinta y ocho

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Inmediatamente tras poner la duda sobre sus órganos masculinos en el buscador, las páginas explicando sobre el tema se desplegaron en la pantalla de la computadora y los dos se sintieron nerviosos, mas mirándose entre sí, Mika dio clic al primer l...

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Inmediatamente tras poner la duda sobre sus órganos masculinos en el buscador, las páginas explicando sobre el tema se desplegaron en la pantalla de la computadora y los dos se sintieron nerviosos, mas mirándose entre sí, Mika dio clic al primer link, que era de una web médica; la información fue bastante útil, cruda, y sin ninguna porquería, de hecho, sació bastante sus hambres de conocimiento.

Estuvieron un largo rato investigando, y fue algo extraño, porque por primera vez se sintieron incómodos de estar sentados tan cerca cuando sin querer aparecían imágenes o gifs con contenido sexual explícito que los sonrojaba; apenas estos aparecían, el rubio rápidamente quitaba la página y seguía bajando en el buscador intentando ignorar aquello, pero sabiendo que ya lo había visto y no era tan simple.

Pasadas las once de la noche, el moreno empezó a bostezar y el más alto, notando esto y sabiendo que debían dormir bien, cerró las ventanas en la laptop y la apagó; su manera de ser tan atento era algo que Yuu adoraba de su persona, aunque no se lo había dicho directamente.

El híbrido se metió en la cama con tranquilidad y esperó paciente a que su dueño apagara las luces, cerrara la puerta y lo imitara para poder buscarlo a tientas en la oscuridad y acurrucarse contra él; jamás había dejado de hacerlo y jamás pararía, de eso estaba seguro, le hacía dormir mejor y se sentía protegido.

—Yuu-chan, ¿qué piensas de todo lo que leímos? —preguntó en voz baja el ojizafiro.

—Es interesante, hay mucho que quisiera saber —sinceró—. Aunque también creo que es vergonzoso...

—¿Es vergonzoso conocer tu propio cuerpo? —se rió, aunque él pensaba lo mismo.

N-No te burles de mí, si tú también estabas avergonzado —se defendió a la par que le daba un suave golpe en el pecho.

Me atrapaste —volvió a reír mientras le estrechaba y sus risitas se mezclaban entre sí—. Descansa, Yuu-chan —susurró afirmando suavemente el agarre y apretándole un poco más.

La respuesta fue un sutil roce entre sus narices a manera de despedida, era algo común entre ellos; desde muy niños se habían acostumbrado a ese tipo de contacto y con el pasar de los años solo continuaban manteniéndolo.

En la mañana, como era ya rutina, Mika se despertó con el sonido de la alarma y la apagó para posteriormente levantar a Yuu, quien dormía plácidamente con su dulce cara angelical que provocaba un latir presuroso en su corazoncito y un adorable rub...

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En la mañana, como era ya rutina, Mika se despertó con el sonido de la alarma y la apagó para posteriormente levantar a Yuu, quien dormía plácidamente con su dulce cara angelical que provocaba un latir presuroso en su corazoncito y un adorable rubor en sus mejillas; cada día que se despertaban juntos, el rubio no podía evitar agradecer a los cielos que le hubiesen dado tan tierno y maravilloso híbrido como amigo.

Entonces, procedía a despertarle picándole la barriga con el dedo índice y cuando el ojiesmeralda se quejaba o sonreía ante el contacto, le daba el toque final a su saludo matinal, que era darle un besito en la frente, provocando que los orbes verdosos de su adorado amigo se abriesen y se mostraran tan vivos y llenos de cariño como siempre; cada mañana que los admiraba se quedaba perplejo ante la belleza de ellos.

—Buenos días, Mika —saludó adormilado y estirando su cuello para darle un beso esquimal al aludido.

Buenos días, Yuu-chan —contestó él—. Anda, tenemos que irnos a bañar para la escuela.

Bufando al tener que separarse del mayor, el híbrido se levantó y se estiró perezosamente al hacerlo; entonces finalmente salieron de la cama bostezando, y se dispusieron a tenderla.

Una vez lista, ambos entraron al baño entre sonrisas como todos los días, se quitaron sus pijamas y entonces Yuu notó algo que ni el mismo Mika había percibido hasta ese instante.

—Te está creciendo pelo, Mika —musitó asombrado el azabache; el aludido abrió los ojos sorprendido sin comprender a lo que se refería su amigo—. Sí, mira, debajo de tu ombligo.

—Oh —exclamó en voz baja, revisando la zona—. Parece que es el vello púbico saliendo, ¿recuerdas? Lo leímos ayer.

—¡Oh! ¡la puberdad es increíble! —chilló emocionado.

Tal vez es pronto para alegrarse —rió—. Pero ya no perdamos tiempo o nana vendrá a regañarnos.

Después de bajar a saludar a Marie y a desayunar, el par de preadolescentes se subieron al auto conducido por Kei que los llevaría a la escuela, como todos los días desde que estudiaban fuera de casa; el trayecto fue tan ameno como siempre, pues e...

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Después de bajar a saludar a Marie y a desayunar, el par de preadolescentes se subieron al auto conducido por Kei que los llevaría a la escuela, como todos los días desde que estudiaban fuera de casa; el trayecto fue tan ameno como siempre, pues el amable chofer era divertido y sabía perfectamente cuándo callar y cuándo no.

Habiendo llegado, ambos le agradecieron al mayor y se dirigieron a su salón de clases, en donde encontraron a su pequeño grupo de amigos; Kimizuki estaba creciendo a un ritmo sorprendente, de todos ellos ya era el más alto, y tenía unos muy sutiles indicios de barba saliendo en su mentón que aún no eran demasiado visibles.

Akemi y Narumi no se habían quedado atrás en el crecimiento, pero no llegaban a igualar al pelirrosa; Yoichi había crecido poco, mas de una forma elegante, era bajo, pero no más que su dueña, Scarlett, quien lentamente se estaba convirtiendo en la mujer hermosa que sería en el futuro, apenas si empezaban a marcarse sus curvas y a salirle los pechos.

Como todos los días, Mika y Yuu entraron saludando a los cuatro que platicaban entre sí, aunque últimamente se les había sumado un chico llamado Shusaku que solía mirar feo al híbrido perrito y al tierno híbrido gatito que había en el pequeño grupo de amigos; ya habían tenido varios roces con él debido a ello.

Pero este chico insistía en hablar con Narumi, y bueno, Kimizuki hacía respetar al castaño cuando Scarlett se distraía —rara vez— hablando con Akemi; y obviamente Mika no permitía que aquel jovencito hiciera sentir mal a su amadísimo ojiesmeralda.

Pero este chico insistía en hablar con Narumi, y bueno, Kimizuki hacía respetar al castaño cuando Scarlett se distraía —rara vez— hablando con Akemi; y obviamente Mika no permitía que aquel jovencito hiciera sentir mal a su amadísimo ojiesmeralda

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Los saltos temporales me tienen mal xD, he ahí la razón de la tardanza en la actualización, pero no se preocupen, ya llegaremos uwu

Espero les haya gustado el cap medio rellenudo ahre

Bye!

Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora