Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|

→ Treinta y tres

El tiempo es algo que pasa sin siquiera darnos cuenta, simplemente sucede y nada ni nadie lo puede detener, únicamente nos queda darnos cuenta de ello y acoplarnos a su paso despiadado, el cual arrasa con todo y con todos.

Habían pasado ya varios meses desde su llegada a la escuela, desde el incidente con Gekkoin y desde que se hicieron amigos de Scarlett, Akemi, Shiho y Narumi; pero entonces llegó un día sumamente importante, pues era el primer cumpleaños de Mika que pasarían juntos.

Como solía ser una costumbre, Urd y Krul compraban un enorme pastel para su bebé y le regalaban muchísimos obsequios, sus hermanos, por su parte, se limitaban a darle uno o dos presentes —si estaban de buen humor ese día— y a felicitarle.

Para el rubio, aquella fecha siempre la sintió algo solitaria al no tener amigos y no poder realizar el tipo de fiesta que le hubiese encantado hacer; no obstante, este año fue totalmente diferente.

El Geagles menor hubiese preferido pasar su día únicamente con su híbrido, al que adoraba más que a nada, pero su hermana Horn había platicado con Yuu sobre las amistades de la escuela y si sobre era buena idea invitarlos a la celebración, lo que el ojiesmeralda aceptó gustoso; así que terminaron yendo los cuatro niños.

Entonces ahí estaban, en la sala del hogar Geagles, al rededor del gran comedor, cantándole a Mika mientras este sostenía la mano de Yuu bajo la mesa y miraba su vela de cumpleaños esperando a que la canción terminara para poder soplarla; una vez todos callaron, el rubio cerró los ojos y la apagó.

—¿Qué deseaste, Mika? —quiso saber el ojiesmeralda moviendo la cola y lleno de curiosidad.

—Si te lo dijera, no se cumpliría —rió el ojizafiro untando un poco de crema en la nariz del híbrido.

—Por favor no hagas eso, Mikaela —le regañó el patriarca—. Es poco higiénico tocar el pastel con las manos de esa forma.

—Urd-sama, no se preocupe, solo fue un poco de crema —intervino Marie con una leve sonrisa mientras empezaba a cortar el pastel y lo servía elegantemente a los presentes.

Sobra decir que el joven rubio tuvo una fiesta de cumpleaños totalmente diferente a las que tuvo con anterioridad, pudo realizar los juegos que siempre quiso con sus amigos y su híbrido, aquellos que su familia no quería jugar con él por las diferencias de edades; y fue una tarde maravillosa.

Una vez llegada la noche, la cocina hecha un desastre, los regalos abiertos, el pastel comido y los invitados despachados, cada Geagles se fue a dormir a su habitación; Mika y Yuu estaban cansados por tan ajetreada tarde, pero se sentían felices.

—M-Mika, aún debo darte un regalo... —susurró un avergonzado cachorrito mientras su dueño se tiraba en la cama cuando entraron a la habitación.

—¿Oh? ¿me tienes un regalo? —inquirió el ojizafiro sentándose para ver al más bajo.

—S-Sí, pero cierra los ojos —pidió avergonzado.

A ciencia cierta, el de tez pálida no entendía el porqué de la actitud pudorosa ni el sonrojo pronunciado de su híbrido, mas le obedeció y esperó pacientemente el obsequio.

Yuu se acercó a su dueño lentamente, y colocó lentamente sus manos en los hombros ajenos mientras le pedía nuevamente que no abriera los ojos; entonces, abrió su boca le y lamió el rostro.

Mika se empezó a reír sintiendo cosquillas y abrió los ojos sin poder evitarlo, pero se quedó un rato desorientado mirando los ojitos del azabache, quien estaba parado frente a él con una expresión tremendamente dulce que solo lo hacía sentir mariposas en el estómago.

—¿Q-Qué fue eso? —interrogó el rubio una vez recobró la conciencia.

—P-Para mí, significas mucho, Mika —dijo bajito el moreno mientras agachaba ligeramente la cabeza; sus orejitas también se agacharon, en señal de vergüenza—. H-Haberte hecho e-esto...

—¿Lamerme el rostro? —rió el mayor; Yuu asintió.

—E-Es una muestra de cariño... —explicó—. U-Una muy especial...

Repentinamente, Mika sintió sus mejillas arder por haberse sonrojado, ciertamente, una vez uno de sus profesores, en una de sus clases de biología, mientras le explicaba algunos comportamientos de animales domésticos, le había dicho que los perros podían ser muy amigables, pero que había muestras de cariño que hacían obvio si el canino confiaba en ti o no; el hecho de que Yuu hubiese puesto sus manos en sus hombros y le hubiese lamido el rostro solo significaba que lo apreciaba mucho y que confiaba ciegamente en él.

Con una sonrisa pudorosa, el ojizafiro jaló a su híbrido y lo abrazó fuertemente, sintiendo el corazón de este latir con prisa al tener su cabeza en el pecho ajeno; el ojiesmeralda se sintió desfallecer por el buen recibimiento de su regalo.

—Te quiero muchísimo, Yuu-chan —aseguró el más alto separándose ligeramente del contrario y poniendo sus manos en las mejillas de este—. Gracias por hacer de este cumpleaños, el más maravilloso de toda mi vida.

Y antes de que el azabache respondiera, Mika lo jaló tenuemente y unió sus labios en un inocente y tierno piquito que duró varios segundos; ambos sintieron como si hubiesen cientos de mariposas en sus pansas.

Y no hay que decir lo muy sonrojados que estaban en ese momento.

Gracias a la maravillosa y única blas_phemy- por el precioso separador <3

Y gracias a la divina Midori1516 por la multimedia de este cap <3

Los nenes se van haciendo mayores poco a poco :'''3

Lamento la espera, han pasado cosas n.n

Espero les haya gustado el cap

Bye!