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EPISODIO SEIS

Nuevas noticias. El escuadrón jōnin.

El tiempo seguía avanzando, y a pesar de que a Mei le hubiera gustado poder congelar tantos instantes y hacerlos eternos era algo que estaba fuera de su control

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El tiempo seguía avanzando, y a pesar de que a Mei le hubiera gustado poder congelar tantos instantes y hacerlos eternos era algo que estaba fuera de su control.

Las manecillas del reloj continuan moviéndose aunque les rogemos que se detengan, los segundos, minutos y horas se transforman en días y esos días en meses y luego en años, sin que podamos hacer nada para evitarlo. Si la habilidad de parar o volver el tiempo existiera, Mei sería la primera en ofrecerse voluntaria para experimentarla. Había tantos momentos que le gustaría volver a vivir, recuerdos que no sabía lo valiosos que serían mientras ocurrían, pero que ahora añoraba terriblemente. Debería haber sido diferente... era lo que solía pensar. Si tan solo se hubiera dado cuenta de lo que esos momentos significaban, tal vez podría haberlos aprovechado más. Habría abrazado más. Quizá...

Y el tiempo avanzaba, dejando cada vez más lejanos momentos trágicos y otros bonitos. Eran ahora siete meses los que la separaban de la partida de su hermano y cuatro de la de Naruto. Muchas veces la abrumaba darse cuenta de lo rápido que avanzaba, sentía que parpadeaba y otro año de su vida se había esfumado, pero no sentía que ella estuviera en un lugar diferente. A veces se sentía estancada. Perdiendo una carrera contra el tiempo de la cual desconocía la meta. ¿Qué se suponía que era lo que esperaba de sí misma? Ni siquiera ella lo sabía.

Los primeros brotes de la primavera eran aquellos indicios físicos que marcaban el paso de los días. Con los árboles de cerezo floreciendo, el frío abandonando las calles y la cálida sensación del sol primaveral sobre la piel... Mei se sentía más consciente de lo que ocurría a su alrededor.

Caminando por las calles de Konoha, sintiendo la suave brisa acariciando su rostro y viendo danzar los pétalos rosados a través de las ligeras corrientes de aire, Mei sentía que ese ambiente le provocaba paz. No habían muchas cosas que pudieran preocuparla últimamente, por lo que sus niveles de estrés estaban al mínimo, aunque nunca había sido una persona que se estresara ni alterara. Siempre había sido buena manejando sus emociones. Tal vez demasiado.

Casi sintió lástima al entrar en la Torre Hokage y dejar atrás tan bello paisaje que la acompañaba en su caminata a través de las calles. Tsunade la esperaba en su oficina, habiéndola llamado hace aproximadamente media hora para encontrarla allí. Tocó suavemente la puerta, consiguiendo el pase desde el interior que la hizo entrar seguidamente.

—¿Me buscaba, Tsunade-sama? —inquirió con voz tranquila.

—Sí, ¿por qué demoraste tanto? —La rubia arrugó su entrecejo, no era normal que la Uchiha se retrasara.

—Ah, debe disculparme. Es que los cerezos se ven particularmente preciosos el día de hoy y no pude desaprovechar la oportunidad de dar una caminata. —Sonrió levemente—. Debería salir a dar una vuelta, si me permite el consejo.

𝗙𝗘𝗘𝗟 𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗔𝗜𝗡 | GaaraWhere stories live. Discover now