Capítulo 36

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Los besos, malditos los besos que a mí me encendieron pidiéndome más.


Ezra me tiene contra la pared, besando con vehemencia mi cuello, mi garganta, mi mandíbula, mis labios, dejando su rastro allá por donde pasa. Con ella he descubierto un fuego interno que se enciende cada vez que Ezra me toca con un solo dedo. Aprovecho los gemidos del cubículo de al lado para soltar los míos. Su mano se ha colado por el interior de mi vestido y me ha bajado las bragas lo justo y necesario para internarse por mi entrepierna. Una sacudida hace que respire profundamente, rodee el cuello de Ezra y busque sus labios, los cuales beso con pequeñas mordidas juguetonas.

Ezra continúa acariciando toda mi zona, rozando peligrosamente mi clítoris. Esto hace que me excite por momentos, moviéndome acompasada buscando su mano. Ezra pasa sus dedos por mis labios mayores, bajando a los menores hasta encontrar mi clítoris, como si supiera el lugar exacto donde se encuentra escondido. En el momento en que la noto suelto un suspiro placentero.

Ella nota mi excitación y da un paso más allá, me frota con movimientos suaves, intercalándolo con movimientos más enérgicos. Sin temor a ser descubiertas, dejo escapar los gemidos que salen de las profundidades de mi cuerpo y siento la necesidad de que se adentre de una vez en él, así que subo una pierna apoyándola sobre el váter para que tenga más fácil acceso. Noto como cada vez estoy más empapada y Ezra aprovecha esto para comenzar una internada por mi vagina, ésta palpita excitada y, con la lubricación natural de mi cuerpo, facilita la entrada de Ezra a mi interior. Levanto la cabeza soltando sonoros gemidos, ella besa mi garganta y me penetra con más fuerza sin dejar de presionar mi clítoris con la palma de su mano. El placer es indescriptible, deliro de locura, gimo como si me fuera la vida en ello, cierro los ojos y muevo mi cadera con brusquedad, buscando el doble de satisfacción.

Ezra me lleva a un ritmo frenético, siento sus dedos tocando mis paredes vaginales y a la vez ataca mi lóbulo entre sus dientes, haciéndome delirar más si cabe. Me aferro a ella, apretando las uñas sobre su espalda con cada penetración que me hace. Estoy completamente mojada y excitada, nos movemos a la vez, de arriba abajo, buscando complacerme hasta el éxtasis final y, cuando eso ocurre, ahogo un grito sellando mis labios contra los suyos, aprisionándolos con fuerza. Me siento correr con cada contracción en mi interior, apresando los dedos de Ezra que va disminuyendo el ritmo al notar mi orgasmo llegar, para acabar saliendo poco a poco. Ella besa mis labios con suavidad, respiro entrecortada y trato de responder al beso a la vez que cojo el aire que me falta. Aunque no haya sido el mejor lugar para hacer esto, ha sido increíble. Ezra sabe cómo llevarme al límite y hacerme disfrutar. Increíble, repito en mi mente una y otra vez hasta que se escapa de mi boca.

 -Increíble... -digo soltándolo en un suspiro, y Ezra ríe complacida sin separarse de mis labios.





Tardamos unos minutos en salir mientras me recompongo, poco a poco se me va bajando la excitación y mi respiración va volviendo a la normalidad. Ezra me mira divertida cuando salimos del baño, sin embargo, en cuanto veo a Maribel empezando a desmadrarse demasiado, adopto un gesto de preocupación.

Mi amiga está encima de una de las mesas, tirando todo lo que hay encima, bailando y cantando a voces, bebiendo sin descanso del vaso que sostiene casi de milagro entre sus agitadas manos.

 -Tenemos que sacarla de aquí antes de que haga más locuras.

 -Estoy de acuerdo -admite Ezra poniendo cara de circunstancias.

Ezra y yo corremos en busca de Maribel y forcejeamos con ella durante unos minutos hasta lograr bajarla de la mesa, de la cuál casi se mata. Va tan bebida que tenemos que agarrarla cada una de un brazo y conducirla hasta la salida de la casa, mientras ella va soltando insultos a todos los que se están riendo de su comportamiento, se está dejando en ridículo ella misma, aunque no parece importarle demasiado.

Yo te vi pasar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora