Capítulo 24

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A veces la vida improvisa.


-"Por si lees esto: amo cuando sonríes".
    Y puedo imaginarte ahora mismo sonriendo mientras lo lees. 
    Y me encanta.
    Me encantas, leoncita.

Tal como augura Ezra en su mensaje mañanero, sonrío. He tratado de evitarlo porque Maite e Isabel están delante, pero al final lo hago. Un simple gesto, una disimulada mueca, lo suficiente para complacer a Ezra, aunque no me vea.

 -¿Por qué ríes? -pregunta Maite cuando guardo el móvil después de teclear un escueto "buenos días". Cuando encuentre un momento a solas podré explayarme confesándole las ganas que tengo de volver a verla, a pesar de no haber pasado aún 24 horas de la última vez.

 -Nada, un meme que me han enviado -me invento restándole importancia.

 -¿A ver, era gracioso? -inquiere con curiosidad.

 -Ya lo he borrado, no quiero tener muy llena la memoria -vuelvo a mentir para salir del paso.

A veces, Maite puede ser pesada sin pretenderlo. Por suerte, Isabel siempre suele estar en un segundo plano, no le gusta molestar, según ella, y por eso prefiere mantenerse en silencio. En ocasiones me molesta que no se moje en ciertos temas o que se quede callada cuando ve algo que no le gusta, pero no puedo obligarla a ser de otra manera.

En ese momento, Maribel entra en la clase y ocupa asiento en la última fila. Siempre le gustaba sentarse ahí, pero con nosotras hacía un esfuerzo por ocupar asientos más adelantados. Ahora que va por libre, hace lo que realmente quiere hacer, y no sé si alabarlo o enfadarme por ello, porque algunas de sus conductas dejan mucho que desear, como las pellas que hizo ayer.

Maite, en cuanto la ve, gira la cara con desagrado para no mirarla. Isabel la mira durante unos segundos y cuando Maribel la ve, le sonríe y hace un leve gesto con la mano para saludarla. Maribel, sin tener nada en contra de ella, la saluda abiertamente moviendo la mano.

 -Ahora vengo -digo encaminándome hacia ella.

Maite pone mala cara, pero no me importa, por muy enfadadas que estén, es problema de ellas, no mío.

 -Buenos días -saluda ella cuando llego a su altura.

Tomo asiento a su lado sin devolverle el saludo y voy directa al grano.

 -¿Sigues viéndote con Marcos?

A Maribel se le borra la sonrisa de pronto y desvía la mirada.

 -¿Quién te lo ha dicho?

 -¿Eso qué importa? Lo único que quiero saber es si sigues viéndote con él.

 -¿Tendría algo de malo? -contesta en tono chulesco y mirándome enojada.

 -Por supuesto que no, pero me molestaría que hayas perdido la confianza en mí como para ocultármelo.

Maribel vuelve a relajar el resto y se lleva una mano a la frente, como si le doliera la cabeza.

 -Lo siento -dice soltando un poco el aire-. Si no te dije nada es porque no tengo nada serio con él. Nos vemos de vez en cuando, no enrollamos y después nada.

 -No era muy difícil contármelo -digo relajando yo también la voz.

 -También pensé que te podría molestar -añade en voz baja.

Sí, me podría molestar porque no soy muy fan de los rollos de una noche, pero es su vida y siempre respetaré lo que haga.

 -No, te equivocas. Puedes confiar en mí.

Yo te vi pasar...Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang