Yo te vi pasar...

Capítulo 18

Tu sonrisa es curativa.

El sonido de los pájaros cantando me despiertan. No sé cuánto tiempo habrá pasado desde que me quedé dormida, pero me ha sentado de maravilla. Me incorporo en la cama y pierdo la vista en un punto perdido de mi habitación, recordando todo lo que ha pasado. Me he llevado un susto muy grande, el día que mis abuelos me falten no sé como reaccionaré, creo que una nieta nunca está preparada para que algo así suceda.

Recuerdo entonces el mensaje que me mandaron momentos antes de que me quedara dormida, así que alcanzo el móvil y abro el chat de Whatsapp. Me encuentro más mensajes de mis amigas, preocupadas por cómo está mi abuela y por cómo estoy yo. Después veo el mensaje que andaba buscando. Ezra, a las nueve y media, como siempre, me envió una foto que decía lo siguiente: "Hoy no quiero extrañarte, quiero verte".

Sonrío tristemente. Bajo la foto un "Buenos díaaaaaaaaaaas" de lo más alegre. Ojalá pudiera responderle igual, pero hoy no me sale tanta felicidad.

 -C: Hola -respondo sin más.

Podría decirle, "gracias por la foto, es muy bonita" o "Holaaaa, ¿cómo estás?". Pero es como si mis dedos no tuvieran ni fuerzas ni ganas de trabajar hoy. En seguida, me llega su contestación.

 -E: Hija, que hola más seco tá salío, miarma. Ponle una mijita de alegría a la vida, cohone.

Es increíble el don que tiene para hacerme reír en tan solo un segundo. Suelto una carcajada, no muy larga, no muy llena de vida, no muy alegre, pero lo suficiente para llenar por un momento el silencio que ocupa mi cabeza en este momento.

 -C: No tengo el día -le respondo sin hacerle saber la pequeña chispa de vida que ha provocado en mí con su frase.

 -E: Te ocurre algo???? No me asustes, qué he hecho mal ahora? :o

 -C: No eres tú, tranquila.

 -E: Entonces??? -insiste.

 -C: No tengo ganas de hablar.

 -E: Mira, si necesitas desahogarte, me tienes aquí. Guardártelo dentro no servirá más que para ponerte peor.

 -C: Aun así, no quiero contarlo. Además no es un tema para hablarlo por aquí -me invento esta excusa para que deje de insistir, porque a mis amigas sí se lo he contado mediante un mensaje.

 -E: Bueno, pues cuéntamelo en persona.

 -C: No vamos a quedar, Ezra, por mucho que te pongas pesada.

 -E: Pásame tu ubicación y voy corriendo a verte -contesta ignorando lo que le acabo de poner.

 -C: Tú lees cuando te escribo? He dicho que no tengo ganas.

 -E: Cayetana, estás mal y quiero ayudarte. No pienses que voy a aprovechar la situación para acercarme a ti, considérame una amiga que quiere ir a darte su apoyo sea lo que sea que te ocurra. Déjame, por favor.

Me quedo desconcertada. La seriedad con la que se ha dirigido a mí no es propio de ella a menos que esté enfadada. Habla en serio, quiere verme para no dejarme pasar sola un momento como el que estoy viviendo, sin ni siquiera saber qué es lo que me ha pasado. No puedo evitar reconocer que es muy adorable por su parte. Y el hecho de que, por primera vez, haya dicho que viene en calidad de amiga y de nada más, me ha agradado. ¿Qué otra cosa podría decirle? Ha sacado la artillería pesada y ha ganado la batalla, de nada serviría seguir peleando, es mejor rendirse. Y a lo mejor es lo que quiero, porque tampoco me siento fastidiada con la idea de que venga, al contrario, me genera curiosidad por saber cómo se las apañará para animarme el día.