Capítulo 35

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Hay diez centímentros de silencio entre sus manos y mis manos.


Nada más levantarme, lo primero que hago es mirar el móvil. Después de la foto que subí anoche, estoy nerviosa por las reacciones que vaya a recibir por parte de Isabel y Maite.

Efectivamente, en Whatsapp encuentro diversos mensajes, tanto de mis amigas como de Ezra. El primero que leo es el de ella, me ha enviado una imagen que dice lo siguiente:

"Aún recuerdo cuando tomaste mi mano por primera vez, nunca imaginé que se podría sentir tan bien".

Tras la imagen, un mensaje.

 -E: Ni imaginas la felicidad que he sentido al ver esa foto que has subido. Eres muy valiente, leoncita. Me haces muy feliz!!!! <3

A continuación, paso al mensaje de Maribel, ella simplemente se ha limitado a darme la enhorabuena por el paso dado, aunque siendo sincera, después de haberlo hecho, no lo veo nada del otro mundo. No es ningún paso importante, es solo mostrarle a aquella gente que me rodea lo feliz que me encuentro junto a una persona.

Tras responder con agradecimientos a Maribel y con palabras amorosas a Ezra, paso al mensaje de Isabel. Ella es más comedida, pero se alegra mucho de que esté con ella.

Finalmente, llego al mensaje de Maite, es el que más miedo me da ver.

 -M: Tía, lo de la foto va en serio???
        Qué fuerte!!
        La verdad es que no lo esperaba, pensé que ya no sabías nada de ella, y de pronto PUM, juntas.
       Desde cuándo??
       Cómo no me lo has contado??!!!

Bueno, no ha sido tan malo como me pensaba, me alivia ver que no me ha reprochado nada ni se ha enfadado. Con dedos nerviosos, comienzo a escribirle de manera resumida cómo he llegado a estar con Ezra. La verdad es que la historia se puede hacer larga si me pongo a dar detalles, así que esperaré a quedar con mi amiga para responder a todas las preguntas que quiera hacerme.

Una vez que termino, bajo al salón sabiendo de antemano que mi madre y Penélope ya estarán despiertas, suelen levantarse más temprano, yo soy una remolona. En el salón se encuentra mi hermana terminando unos resúmenes para su examen de historia de la educación, lo tiene el lunes y está atacada, detesta esa asignatura. Mi madre, está pasando el aspirador por el baño de la planta baja. Eso significa que mi padre ya se ha ido a trabajar, odia el ruido que hace y mi madre procura usarlo cuando él no está para no molestarlo.

Doy los buenos días y comienzo a preparar mi desayuno, hoy me apetece un zumo de naranja en vez del cola cao que me hago siempre, y cojo mermelada en vez de mantequilla para mi tostada.

Cuando me siento junto a mi hermana para empezar a comer, ella lanza una rápida ojeada a mi madre y, con aire confidente empieza a hacerme preguntas:

 -¿Cómo os fue ayer en su casa? ¿Habéis... tú ya me entiendes? -pregunta con una sonrisa socarrona.

 -¡No, mal pensada! -alzo demasiado la voz y ambas miramos a mi madre que, como siempre, parece no escuchar nuestras conversaciones.

Ella es así, suele estar en babia. Mi hermana enarca una ceja, no se cree mi respuesta.

  -Bueno, estuvimos a punto -confieso al fin sonrojándome.

 -¡AH! ¡Lo sabía! Se os veía muy acarameladas cuando volvísteis. ¡Cuenta!

 -Íbamos a hacerlo, pero llegaron sus padres -hablo en voz baja para que mi madre, por si acaso, no me escuche.

 -¿Os pillaron? -inquiere Penélope con los ojos muy abiertos.

 -No, por suerte.

 -En resumen: os quedásteis con el calentón.

Yo te vi pasar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora