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Pasaron varias semanas desde aquel extraño día en el que Jungkook lo abrazó y, sorprendentemente, este casi no había vuelto a dirigirle la palabra ni había vuelto a pegarle, por lo que muchas de sus heridas ya estaban casi curadas.

Gracias a todos esos días de tranquilidad, Taehyung se permitió relajarse un poco más, lo que incluía caminar sin prisas por los pasillos o volver a su casa sin acabar sudando por correr o por el miedo a que algo le pasase.

Cada día que pasaba y que el azabache ni siquiera lo miraba, no hacían más que aumentar la esperanza de que tal vez Jungkook por fin había decidido dejarlo en paz tras ver los daños que le estaba causando.

Desafortunadamente, su tranquilidad se esfumó cuando alguien tiró de su brazo hacia un aula vacía cuando estaba a punto de salir al patio.

Al ver a Jungkook con una expresión bastante seria, traga saliva y esboza una leve sonrisa, intentando llevar las cosas por otro camino.

—B-buenos días J-Jungkook —se aferra más al libro que tenía entre las manos y se queda esperando a que el mayor reaccionase.

—¿Por qué estás tan feliz? —pregunta alzando una ceja y acorralándolo contra una de las paredes.

El castaño no sabía si decirle la verdad o simplemente mentirle, por lo que optó por la segunda opción.

—N-no sé, me he levantado de b-buen humor —tartamudea un poco nervioso por si estaba enfadando al contrario sin darse cuenta.

—Vamos Taehyung, no puedes estar de buen humor sabiendo que voy a pegarte en cualquier momento —frunce levemente el ceño y acaba rodando los ojos.

—Oh... ¿lo siento? —se disculpa sin saber muy bien qué hacer, sintiendo de nuevo el pánico comenzar a apoderarse de él cuando el contrario frunce más el ceño.

Vuelve a tragar saliva, asustado porque llegase una torta que equivaliese a todos esos días de tranquilidad.

Se extrañó aún más cuando pasados unos minutos, el menor siguió sin moverse pero tampoco sin alejarse.

—¿Estás mejor? —pregunta sorprendiéndolos a ambos mientras señala su abdomen, refiriéndoles a las heridas que semanas atrás había presenciado.

—Si, bueno... aún me estoy curando, pero tranquilo que no se lo he dicho a nadie —dice al momento para tranquilizarlo, esbozando una torpe sonrisa.

—¿Por qué tus padres no se preocupan de ti? Quiero decir, es difícil ocultar todo eso —vuelve a señalar su cuerpo y se aleja un poco, sentándose en una de las mesas.

El castaño se quedó unos segundos en blanco por la nueva situación que estaba viviendo con Jungkook. ¿Acaso el menor estaba dispuesto a hablar con él tranquilamente o solo era una artimaña para sacarle información con la que hacerle daño?

—Pues... —lleva una de sus manos a su antebrazo y rasca este sin saber qué responderle, aunque no puede evitar apartar la mirada y bajar la cabeza.

—¿Pues qué? —alza una ceja mientras lo mira y apoya sus manos en la mesa.

—Es que yo... mi madre... bueno... —muerde su labio inferior, queriendo frenar el temblor de este mientras notaba sus ojos volver a humedecerse —Ella viaja mucho y no... no nos vemos demasiado —dice mirándolo unos segundos y vuelve a bajar la cabeza con una triste sonrisa, temiendo que el menor aprovechase esa información para burlarse de él o algo peor.

Jungkook no pudo evitar sentirse aún peor al saber el daño que le había hecho a un chico que ni siquiera tenía la presencia de sus padres para ayudarlo a cargar con el dolor que él mismo le proporcionaba.

—Oye TaeTae, ¿cómo empezó lo tuyo con Jimin? —ladea su cabeza mientras lo mira, prestándole atención.

—Oh Jimin... me debe estar esperando —susurra para sí mismo, aunque lo suficiente alto como para que el menor lo escuchase.

—¿Quieres ir con él o seguir hablando conmigo? —esta vez alza su ceja con un poco de burla.

—Es que quería decirle algo a Jimin —se excusa para que lo dejase salir de allí de una vez.

Jungkook se levanta de la mesa y se acerca al mayor, un poco decepcionado de que siguiese mostrándole tanto rechazo, aunque tampoco le extrañaba.

—Lárgate. Y luego más te vale que no te vea —amenaza señalando la puerta y haciéndole un gesto con la cabeza en señal de que se fuese.

—P-pensaba que... —se calla a sí mismo al ser consciente de que estaba metiendo la pata y sale del aula sin mediar palabra, yendo en busca de su novio —Jimin, ¿podrías venir luego a recogerme a la puerta de clase? —pregunta agarrando su mano y correspondiendo al pico que el mayor le da.

—Claro, te acompaño hasta tu casa si quieres —propone con una sonrisa, sintiéndose aún más feliz cuando Taehyung le sonríe de vuelta.

—Quiero que hoy te quedes a comer en casa. Es que... hoy viene mi madre y quiero que la conozcas —sonríe sin poder evitarlo, aunque levemente sonrojado.

—¡¿En serio?! -pregunta emocionado y acaba abrazando a su novio —eso es genial bebé.

Jimin estaba demasiado feliz en ese momento, no sabía si porque por fin iba a conocer a la madre de Tae, porque sabía que su novio tenía muchas ganas de volver a verla o simplemente porque escuchar a Taehyung reír ahora mismo sin preocupación era lo más maravilloso que alguna vez había podido apreciar.

Mientras tanto, a un lado del pasillo pero manteniéndose oculto, estaba Jungkook observándolos a ambos y fijándose principalmente en Taehyung, dándose cuenta a su vez de que nunca lo había visto reír. Ni siquiera esbozar una sonrisa tan tranquila y sincera como la que le estaba dedicando ahora a Jimin. Sin temor en sus ojos, sin temblor en su cuerpo, sin ojos llorosos y con cierta confianza.

Fue en aquel momento, que tuvo claro que quería que una de esas sonrisas fuese hacia él en lugar de recibir hipidos, temblores, tartamudeos y miradas cargadas de miedo que intentaban retener las lágrimas. Aunque llegados a ese punto, sabía que el castaño nunca mostraría esa clase de sentimientos hacia él a causa de todo el daño que le había hecho.

Save me «MinV»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora