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Sigue mirando como todos los alumnos se marchaban a casa sin atreverse a salir del instituto.

Cuando Jimin le dijo que no podría acompañarlo de vuelta a casa, "la amezana" de Jungkook con volver solo comenzó a rondarle la cabeza hasta el punto de aterrarle salir.

Respira hondo unas cuantas veces y mete las manos en los bolsillos de su sudadera antes de salir del centro y andar a paso rápido hacia su casa, notando leves temblores en su cuerpo.

El miedo cada vez se incrementaba más al ser consciente de que estaba lejos del instituto, lejos de su casa y totalmente desprotegido. Sin darse cuenta, acelera cada vez más el paso hasta que acaba corriendo hacia su casa, rezando en cada paso porque no apareciese ni Jungkook, ni alguien mandado por él a hacerle daño.

En cuanto entra en casa, echa todos los seguros a su puerta y cierra cada ventana, asegurándose de que nadie pudiese verlo.

Nota las lágrimas comenzar a brotar de sus ojos al entrar en la cocina, no sabía si por la felicidad de estar a salvo o por saber que ahora salir de su casa también se convertiría en una tortura para él.

Se maldice así mismo por dejar que el menor controlase su mente de aquella forma, pero se sentía tan débil y vulnerable que no veía escapatoria en ningún sitio.

Tras un rato en el que consiguió dejar de llorar, va a su habitación agotado por la reciente tensión de su cuerpo. Ni siquiera duda en meterse en la cama, abrazando la sudadera que le regaló Jimin para poder dormir y así no tener que soportar la tortura a la que su mente lo sometía.

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—Que asco, los de tu clase son muy puercos —avisa con una mueca de disgusto mientras quita varios chicles de debajo de una de las mesas.

—Es que hay gente con una educación muy justa —sonríe falsamente mientras sigue barriendo la clase —y agradecería que mantuvieses la boca cerrada. Lo último que quiero además de estar encerrado contigo es tener que estar obligado a escuchar toda la basura que dices.

—Ay Jiminnie —suspira mientras niega y pasa a la siguiente mesa —cuanto has cambiado... antes éramos inseparables y ahora al parecer te repugno. ¿Acaso debo recordarte que quién me traicionó fuiste tú?

—Yo no tuve la culpa de que aquello pasase, no sabía de quién era el coche  —aprieta la escoba entre sus manos, intentando no tirársela al menor para que se callase.

—Pero bien que me delataste a pesar de haber participado conmigo —deja de limpiar y se acerca a él —la culpa fue tan tuya como mía, pero solo yo estoy cargando con un expediente de mierda —frunce el ceño y se cruza de brazos —al igual que es tu culpa que Taehyung esté pasando por todo esto.

—No es mi culpa que tu seas un maltratador —le da la espalda para terminar de barrer la clase, pasando luego a limpiar la pizarra.

—Pero si es tu culpa que ese chico no deje de sufrir. Los dos sabemos que estás saliendo con él porque te sientes culpable —suelta una risa amarga y termina de limpiar las mesas, dirigiéndose ambos a la siguiente clase.

—Eso no es cierto, Taehyung realmente me gusta —coge el limpiacristales y comienza esta vez por las mesas.

—Veo que no te gusta lo suficiente si dejas que soporte todo esto... Te lo dije Jimin, si confiesas que tú te cargaste ese coche conmigo, yo dejaré a tu perro en paz —limpia primero la pizarra y luego pasa a barrer las clases.

—No fue mi culpa —repite para convencerse a sí mismo más que al contrario. En cuanto dejan el aula limpia, va a por su mochila y sale de allí, queriendo huir de aquello que seguía torturándole y a lo cual no le veía escapatoria.

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—Hola Jimin —sonríe emocionado al ver que su novio había vuelto a cumplir su palabra y estaba en su casa —pasa... quiero decirte algo —cierra la puerta y lo lleva al salón, donde había un paquete de patatas y dos refrescos.

—¿Por qué está todo cerrado? —pregunta extrañado al ver todas las persianas bajadas. Se acerca a darle un corto beso y se sienta en el sofá, dándole un sorbo a su refresco.

—He olvidado subirlas esta mañana y no me había dado cuenta —se encoge de hombros y se sienta a su lado —¿te gustaría quedarte a dormir aquí conmigo?

—Claro que si —admite ilusionado por aquel paso que había dado el menor. Acaba sentándolo en su regazo y le da un par de picos —me gustas mucho TaeTae —le recuerda rozando sus narices.

—Ya lo sé hyung, y tu a mi —vuelve a darle un pico y se recuesta en su pecho —podemos ver una película —propone tras un tiempo en silencio, dejando que el mayor lo mimase.

—Ya sé cual —agarra el mando de la televisión y conecta su cuenta de Netflix para que viesen juntos una película.

Durante las dos horas de película, casi no pudo apartar la mirada de Taehyung, sintiéndose cada vez más culpable por las palabras que le había dicho Jungkook.

—TaeTae... te quiero —sonríe un poco sonrojado y besa su mejilla varias veces —y estoy encantado de que seas mi novio.

—Yo también —suspira relajado y se vuelve a recostar en su pecho, queriendo quedarse así por siempre. Sin preocuparse de que Jungkook le pegase, de que nadie lo siguiese o de que alguien aparte de Jimin descubriese sus heridas. Ni siquiera tendría que preocuparse de si volvería o no a ver a su madre.

Save me «MinV»Where stories live. Discover now