Capítulo 11: Engaño

608 98 41
                                    

La tierra del afecto era conocida por ser... bastante inusual. Los malignos demonios dueños de éstas trampas eran unas especies de flores, que luego de alimentarse de sangre y carne, crecían lo suficiente para dar un fruto, de éste surgía un ser, y su propósito era tentar de forma lujuriosa a los humanos atrapados en su trampa.

Hacían que los afectados sufrieran mareos y calenturas, para así aprovecharse más de sus indefensos cuerpos.

Eran deplorables seres.

Y Xie Lian había caído redondo en aquella trampa tan bien planificada; el secuestro de Qi Rong, Lang Ying, el hombre de blanco, los binus, la cueva y finalmente la tierra del afecto.
Había enviado a su primo por refuerzos, pero conociéndolo, por lo lejos que estaba aquel sitio del castillo, y por lo mala que era la condición física del chico, tendrían suerte si la ayuda llegara en unas dos horas.

Eso si no se pierde en el camino

Pensó Xie Lian. Su suerte ese día había sido tan mala que hasta le daban ganas de reírse, pero no era el momento adecuado. No cuando apenas debía pensar en escapar de aquel lugar sin salir lastimados. Porque aquel pequeño soldado también se había convertido en su responsabilidad.

Recordó una matriz de protección que le había enseñado el Sacerdote Principal, e ideó una forma de utilizarlo con el entorno.

- Necesito que me lleves a esa esquina de allá - Le ordenó al chico, que velozmente se acercó a él para apoyarlo y llevarlo hasta el lugar mencionado. Ya en el lugar volvió a hablar; - Ahora necesito que me apuñales -

- ... -

- ¿Qué? -

Xie Lian se hubiera reído de su reacción de no haber sido porque sentía una fiebre horrible calentando su ser.

- Es para dibujar una matriz, está bien, será una apuñalada chiquita. - Trató de tranquilizar el mayor, pero el chico no quitaba esa expresión de terror de su rostro.

- No importa, ¡usaremos mi sangre entonces! - Decidió, y sin pensarlo dos veces se hizo una cortada en la palma de su mano, brotando la sangre de ésta.

- ... -

¿Cómo le explico que necesitábamos de mi sangre precisamente?

- G-gracias por tu aporte, pero aún necesitamos un poco de mi sangre para que el hechizo funcione - Le explicó algo nervioso.

Juntó ambas sangres para comenzar a dibujar la matriz de protección en el suelo de la cueva. Trazó cada línea con sumo cuidado, eligiendo bien el perímetro que quería marcar. Ya había ideado un plan en su cabeza, por lo que solo necesitaba ejecutarlo para estar protegidos.

O al menos intentar estarlo.

Luego de terminar de trazar cada figura, miró su trabajo con orgullo, lo habría admirado un poco más de no haber sido porque sus mareos estaban empeorando. Su compañero se asustó y se acercó para intentar descubrir que le sucedía.

- Alteza, ¿está bien? - Preguntó preocupado.

- S-si, son solo unos mareos... - Xie Lian, al ver que de las flores ya estaban brotando otros seres, decidió que debía poner su plan en marcha. - Niño, ¿ves que en medio de la matriz hay un espacio vacío? Entra ahí y no dejes que esos demonios crucen a este lado -

El chico tomó su espada e hizo una rápida reverencia hacia él.

- ¡Sí, su alteza! - Y corrió a defender al príncipe.

Al llegar a su posición vio a las anteriores flores surgiendo de la tierra, ésta vez portando preciosos cuerpos femeninos.

- Alteza~ ya despertamos~ -

- Vamos a por usted, alteza~ -

El chico al ver a esas "mujeres" tratando de acercarse al príncipe, no dudó en cortar sus cuerpos con su desgastada espada.

- ¡AHHHH, ÉSTE NIÑO! -

- ¿¡QUÉ PASA CON ÉL!? -

- ¡TAN PEQUEÑO Y TAN VIOLENTO! -

- ¿Porqué no vienes a divertirte con nosotras?~ -

Le decían las indecentes muchachas, pero él las ignoraba completamente.
Alguien de su edad probablemente habría caído en esas tentaciones fácilmente, pero él tenía una fuerza de voluntad fuera de lo común.

Es un chico bastante habilidoso

Pensó el príncipe mientras lo miró de reojo. Tratando de desviar la atención de aquél problema, comenzó a recitar sutras y poemas en su mente. Tratando de enfriar su cabeza.

Con todo el tiempo que llevaba en su nueva vida, había hecho todo lo posible para no decepcionar a nadie, y había memorizado muchos escritos y hechizos, por lo que en casos como aquellos, en los que era tentado por espíritus malignos, su mejor estrategia era repetirlos una y otra vez en su mente, para así ignorar lo que sucedía a su alrededor.

Pero era difícil, especialmente con mareos. Además, sentía como toda su piel ardía, sudaba y tenía la sensación de estarse quemando. Y las flores no ayudaban en nada.

Aunque parecían haber desviado la atención de su persona, hacia el chico que lo acompañaba.

- ¿Hmm? ¿No te gusta lo que ves? -

- Vamos, ven a pasar un buen rato con nosotras~ -

Flores indecentes ¡es solo un niño!

Él solo siguió ignorando los cuerpos que danzaban alegres, y solo les prestó atención en caso de que se acercaran demasiado al límite de la matriz, ahí era donde blandía su espada para atacarlas.

Los demonios se reunieron por unos segundos, como pensando en una estrategia, y finalmente rieron complacidas. Se acercaron al joven, y a cada paso que daban sus cuerpos se iban modificando lentamente, hasta terminar como figuras completamente distintas.

El menor dejó caer su espada de la impresión.

Pero rápidamente volvió en sí y la recogió.

Xie Lian pensó en qué le habrán mostrado para que el niño perdiera el control de repente, pero voltearse solo significaría rendirse contra esos demonios, así que dejó que su curiosidad se consumiera.

- Así que esto es lo que te gusta~ -

- Quién lo diría~ -

- ¿No te quieres acercar, entonces? Un cuerpo así, ¡no podrías tocarlo incluso si esperas ochocientos años! -

El chico rápidamente pasó de un estado de shock a uno de enojo e indignación.

- ¡ESTÁN BUSCANDO SU MUERTE! - Gritó enfadado, moviendo su espada en el aire para intimidar a las flores.

En ese momento escuchó una especie de quejido a sus espaldas, volteó a ver, aún cuando el príncipe le había dado órdenes claras sobre no volverlo a ver mientras defendía.

- ¡Alteza! - Lo llamó.

Xie Lian estaba en el piso, abrazándose a si mismo mientras murmuraba sutras en voz baja. Vio que su compañero quería acercarse a su persona, por lo que rápidamente lo alejó.

- ¡No vengas! - Le ordenó, mientras hiperventilaba por el calor de su cuerpo. No entendía como no había caído inconsciente con tantos mareos y zumbidos. Xie Lian sentía que nunca había pasado por una prueba tan horriblemente agotadora.

Los demonios, burlándose de su desgracia comenzaron a lanzar comentarios coquetos e indecentes nuevamente, y la paciencia del pobre ya estaba en sus límites.

Las flores al ver que éste no reaccionaba, prefirieron seguir molestando al más pequeño.

Xie Lian solo trató de calmarse y de encontrar una salida del problema en el que se habían metido, pero con todos sus síntomas le resultaba realmente complicado.

¿Cómo iban a salir de ésta?






Para los que me leen, con toda ésta situación, por favor cuídense mucho y no salgan de sus casas

Gracias por leer ♡

(Cancelada) El Sistema del Dios de la DesgraciaWhere stories live. Discover now